«A Oviedo le faltaba un programa dedicado al arte con mayúsculas»

Marta Fermín, directora de la I Semana Profesional del Arte de Oviedo, intenta ser breve, pero aún así la visita institucional que abrió ayer el evento se alarga por las naves de La Vega, del Almacén al taller de Cañones, con la Escuela de Artes y Oficios convertida en «una escuela de Arte» donde los ovetenses podrán recibir clases «de óleo, de acuarela o dibujo» e inspirarse en los bodegones que llenan el Aula 0 del edificio. «Es la idea que yo tenía, que aquí estuviese el grado de Bellas Artes», confía el concejal de Interior, Mario Arias, parte de la comitiva de autoridades -con Juan Luis González Martín, delegado de Defensa en Asturias, y Berta Piñán, consejera de Cultura, en primera línea-, artistas y galeristas que sigue la energía con la que Fermín explica piezas y espacios.

A lo largo del recorrido se ve solo una parte del contenido de una semana que durará diez días y que no se agota en la exposición del trabajo de artistas asturianos, nacionales y extranjeros en las naves de La Vega. Esta noche, a las nueve y media, las campanas de siete campanarios de la ciudad darán un concierto único, creado y dirigido por uno de los maestros del arte sonoro, Llorenç Barber. El sábado, el maestro Antonio López, participará en un coloquio en el Filarmónica, o que el día 12 habrá un desfile de Alfonso Pérez a las seis de la tarde.

Pero La Vega es el centro neurálgico. Una 'A' de nueve metros y medio, «de 'arte', de 'amor', de 'armas' y de 'amabilidad'» abre el recorrido en el Almacén. Fermín detiene a la comitiva ante algunas de las piezas más significativas: la instalación de Cecille Brillet, 'Paz en las armas', que reparte granadas, ametralladoras y revólveres de céramica entre arces; los trabajos de Pablo de Lillo, inspirados en la propia factoría; o la espectacular 'Torre de Babel', que instala Carlos Coronas, montando un zigurat con los cajones de piezas de la fábrica. «No sólo de armas», explica la directora, también prótesis sanitarias. Porque La Vega «tenía los mejores ajustadores de España». La memoria industrial y de la ciudad se mezclan con la del arte. En un rincón, entre los ventanales casi vidrieras de la nave de Utillaje, Inés+Isra cuelgan una maja desnuda que es «un homenaje a la naturaleza» en el que se escucha cantar aves. A la entrada del mismo espacio, Olga Diego monta una parte de su particular 'Jardín de las Delicias', donde los animales que pintó El Bosco se transforman en hinchables de plástico transparente.

Poco antes y citando a Victor Hugo - «'No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo'»-, el presidente de la Fundación Municipal de Cultura, José Luis Costillas, abrió la presentación «de este sueño que llevamos tanto tiempo preparando y que hace meses parecía sólo una quimera». A Oviedo, «le cojeaban patas en su programación cultural. La faltaban festivales de música alternativa, le faltaba ocio y cultura en verano que no nos obligase a marchar a otras ciudades, le faltaba música de autor, jazz, actividades para disfrutar toda la familia junta, y le faltaba un programa dedicado al arte con mayúsculas», defendió, haciendo votos por la continuidad del programa que es «un hito en la historia de la programación cultural ovetense», que «nace con vocación de continuidad, con vocación de soplar muchas velas, pero con esa emoción de las primeras veces».

La consejera de Cultura destacó el evento como el «nacimiento» de «algo especial, con un formato atractivo, abierto e intenso» y, con cita de Bioy Casares, celebró este 'cuarto' nuevo 'añadido' a la casa de la cultura en la ciudad y en Asturias y destacó el apoyo a los creadores asturianos «en un lugar tan especial». Verlo transformado en «un foco cultural para nosotros es un orgullo», añadió el delegado de Defensa, Juan Luis González, que deseó un acuerdo entre administraciones para «el mejor futuro para la Fábrica de Armas, que yo creo que lo merece»