Patrimonio exige realizar catas arqueológicas antes de rehabilitar el mercado de El Fontán
Reclama al Ayuntamiento que complete la memoria histórico-arquitectónica del edificio y prime «la restauración frente a la sustitución»
Treinta años después de su rehabilitación integral, el edificio del mercado de El Fontán, diseñado por Javier Aguirre en 1882 y cuya construcción finalizó en ... 1885, afronta otra gran transformación; aunque el inicio de las obras se complica. Por un lado, el Ayuntamiento debe lograr el apoyo mayoritario de los cuarenta y cinco comerciantes –la votación, clave para continuar o no, se celebrará el día 17, aunque hoy un grupo expondrá públicamente sus argumentos en contra– y por otro, tiene que atender todos los requerimientos de la Comisión Permanente de Patrimonio Cultural.
Entre ellos la obligación de presentar un proyecto de intervención arqueológica dado que el popular mercado se levantó en el solar del antiguo colegio de San Matías, de los padres Jesuitas.
Este es uno de los condicionantes fijados en el informe de Patrimonio, al que ha tenido acceso EL COMERCIO. Si bien da su autorización previa al proyecto municipal, advierte de que «determinadas actuaciones no se justifican desde el punto de vista de la protección del bien y pueden comprometer la contemplación de su elemento más característico: la configuración de la cubierta y el espacio bajo la misma». Cabe recordar que el edificio está catalogado con el nivel de protección integral singular en el Catálogo Urbanístico de Oviedo y dentro del entorno de protección de la iglesia de San Isidoro, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de monumento histórico, y en el ámbito del plan de protección y mejora del casco antiguo de Oviedo. Por tanto, la pretensión municipal de dotar el inmueble de una planta más, con tres restaurantes y un espacio polivalente –con un proyecto firmado por el arquitecto Sergio Navarro–, solo se podrá ejecutar si cumple varios condicionantes.
Patrimonio considera que el proyecto debe completarse con una memoria histórico-arquitectónica que recoja las intervenciones previas, para que los trabajos vayan encaminados a recuperar su conformación original, y un estudio detallado de todas las patologías del mercado y grado de afectación, ya que la prioridad debe de ser la restauración en lugar de la sustitución.
Además, en relación a la preservación de su característica cubierta, el Gobierno regional concluye que deben evitarse «sobrecargas volumétricas y configuraciones formales y de materiales que desvirtúan la imagen» y en caso de sustitución que se apueste por un «sistema onduline» con acabado de tejas cerámicas; y prohibe la instalación de elementos descolgados.
Estas exigencias y el realojo de los comerciantes ya ha elevado el presupuesto del proyecto hasta los 5,5 millones de euros, 1,2 millones más de lo previsto inicialmente. Si finalmente la reforma no se ejecuta, el Consistorio deberán devolver los 2,4 millones de euros de los fondos europeos. Fondos que peligran por varios frentes: en caso de que se iniciaran las obras, tendrían que estar ejecutadas al 60% el 31 de diciembre de este año, pero aún no han salido a licitación.
Según el proyecto, la ejecución de los trabajos durarían entre diez y catorce meses. Durante este tiempo, la previsión es trasladar los puestos a la zona de juegos infantiles de El Campillín, ocupando la zona del mercadillo dominical.
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