Las piscinas del Parque del Oeste estrenan un sistema para evitar ahogamientos

La pequeña María Prieto, de 11 años, lleva más de treinta segundos sumergida en una de las piscinas del Parque del Oeste. Algo le pasa, pero el resto de usuarios no se dan cuenta. El socorrista, Daniel Sánchez, sí: se tira al agua sin dudarlo y la rescata. El nuevo sistema de geolocalización antiahogos ha dado resultado.

A través de este simulacro, la Concejalía de Deportes, liderada por Conchita Méndez, y la empresa Nagi Smartpool, presentaron este novedoso sistema de sensores que alertan de los posibles problemas de los usuarios informando al socorristas del tiempo que llevan en el agua, la distancia recorrida o la velocidad, entre otros datos, y que convierte a estas instalaciones en las «más avanzadas del mundo».

Cada vez que un usuario adquiere la entrada al complejo, se le proporciona sin coste adicional un dispositivo inteligente, del tamaño de una moneda, que debe colocar en el gorro o en las gafas; es el que se encarga de medir el tiempo que lleva el bañista bajo del agua. Si no sale a la superficie pasados los primeros «treinta segundos», el socorrista recibe una alerta, a modo de vibración, en su reloj digital, y en unas pantallas de grandes dimensiones situadas en la piscina «se indica dónde está el nadador», explicó ayer Javier Bosch, de la empresa Nagi Smartpool. El socorrista, entonces, debe dirigirse al punto donde se encuentra, si no sucede nada, desactivará la alerta; o directamente, actuará si hay un problema.

Las pantallas, además, emitirán un sonido para informar al resto de bañistas de la gravedad del momento.

Advertencias a un lado, este novedoso sistemas informa al usuario cuánto ha nadado y se activará si no respetan las distancias de seguridad para evitar contagios del coronavirus. En julio, informó ayer Méndez, llegará a las piscinas de La Corredoria.