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ROSALÍA AGUDÍN
OVIEDO.
Jueves, 28 de mayo 2020, 01:03
Protegerla con medidas cautelares para evitar un desaguisado, promover su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) y realizar una memoria oral. Son las tres iniciativas que propuso ayer la plataforma Salvemos la Fábrica de La Vega a la Dirección General de Cultura y Patrimonio para garantizar la preservación del recinto a la entrada de Oviedo, sin actividad fabril desde octubre de 2012.
Según explicó ayer el profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo, Rubén Vega, uno de los responsable del colectivo que se reunió por la mañana de forma telemática con el titular del área regional, Pablo León, están preocupados por el futuro del complejo, enclavado en una parcela de 122.000 metros cuadrados y propiedad, por el momento -a expensas de la negociación con el Ayuntamiento-, del Ministerio de Defensa. «Desde que la fábrica cerró la zona ha entrado en un proceso de deterioro y nosotros lo que buscamos es que sea protegida en su totalidad», indicó Vega. La historiadora del Arte y guía experta en La Vega, María Fernanda Fernández, destacó el «consenso para su preservación» de cara al futuro.
A la plataforma le inquietan especialmente los planes municipales para las instalaciones de la antigua fábrica. A principios de febrero, el equipo de gobierno presentó una serie de infografías que reflejaban la desviación del tráfico del Bulevar de Santullano atravesando la nave de Cañones diseñada por Ildefonso Sánchez del Río. Una forma de proteger el templo prerrománico de San Julián de los Prados que, a juicio de los expertos, obligarían a realizar una obras y derivaría a miles de vehículos por este edificio, ocasionando «unas consecuencias irreparables» para la fábrica. «Cualquiera que visite los terrenos, cuando se puede, se da cuenta de que ahí hay un tesoro. Lo que hay que hacer es proteger y encontrar una utilidad para los edificios», abundó Vega.
La protección como BIC propuesta, en cambio, es lenta y compleja. Fernández avisó ayer de que el Estado «no ha sido muy partidario en los últimos años» de hacer protecciones de este tipo. A cambio, la historiadora propuso como alternativa impulsar un plan especial: «Esta es una manera de proteger dicho conjunto construido, cuya superficie es superior a El Escorial, y en esta ocasión el Estado no va a ser eficaz a corto plazo», lamentó.
Su compañero de plataforma, el profesor de Historia de la Universidad de Oviedo, Jorge Muñiz, defiende por su parte que la declaración de BIC «sería lo más óptimo para evitar posibles especulaciones y maniobras». «El desbloqueo de la propiedad parece que no es inminente y objetivamente esta declaración es lo ideal. Nadie cuestiona que el Prerrománico hay que cuidarlo, pero con este tipo de patrimonio no se mira tanto», indicó.
Mientras se debate si la fábrica debe de ser o no BIC, este gran complejo sigue cerrado. Se abre solo al público para actividades como la Noche Blanca, el Ciclo de cine a la luz de la luna o la semana de los Premios Princesa. Durante el resto del año, el conjunto no tiene ningún tipo de actividad ni mantenimiento.
El paso del tiempo se deja notar y el estado de degradación del patrimonio es cada vez mayor. La maleza crece sin que nadie le ponga remedio. Cuando abre sus puertas, por seguridad se prohibe circular pegado a las fachadas ante el riesgo de desprendimientos.
El punto positivo es que pronto se realizará una «memoria oral» sobre la historia de la fábrica de La Vega. Se hará recogiendo el testimonio de los trabajadores que pasaron décadas dentro de las diferentes naves del recinto de la factoría, propiedad estatal hasta su privatización a manos de Santa Bárbara Sistemas. En esta ocasión, de nuevo, el tiempo vuelve a apremiar en contra.
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