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Maiza da Rocha, ayer en Oviedo. IMAGEN CEDIDA POR LA TPA

«El sufrimiento de estar en los calabozos y en la cárcel me quedará para toda la vida»

Maiza da Rocha, que pasó un día en prisión por un supuesto intento de secuestro de un niño, ha perdido su trabajo: «No sé qué voy a hacer»

Paz De Alvear

Oviedo

Miércoles, 18 de octubre 2023, 00:55

«No sé qué voy a hacer con mi vida», repite Maiza da Rocha, la mujer de 24 años detenida y encarcelada por intentar secuestrar a un niño, de 5 años, en el parque Juan Pablo II, en Ciudad Naranco, el pasado 6 de octubre. Todo, tal y como explicó ayer el Cuerpo Nacional de Policía, se debió «a un malentendido». No había sido ella, ni siquiera, a pesar de la denuncia de la abuela del menor, hubo tal intento de secuestro. Lo que sucedió, según la Policía, es que una chica de 15 años cogió de la mano al niño para buscarle unos amigos. La denuncia de la abuela terminó con la detención de Maiza, que pasó una noche entre rejas. Pudo salir de la cárcel cuando la madre de la adolescente que había entablado amistad con el pequeño acudió a la Comisaría a resolver el entuerto.

«El sufrimiento de estar tres días en los calabozos y en la cárcel, me quedará para toda la vida», afirmó ayer la joven de origen brasileño y residente en España desde hace seis años. Se encuentra, continuó, en una situación «desesperada»: «Perdí mi empleo en el bar en el que trabajaba, me dieron de baja al no presentarme, y ahora no sé qué hacer con mi vida; el dinero que tengo, que era para los gastos de la casa, ahora es para pagar al abogado», lamentó.

Maiza vive «a dos minutos» del parque Juan Pablo II, donde se desencadenaron los hechos. «Me mira mal todo el mundo». Así, al menos, lo siente. «Colgaron mi foto en todos los grupos de WhatsApp de los colegios, cuando yo no hice nada».

Aquel viernes por la tarde estuvo, según sus palabras, toda la tarde en su casa «hasta que me fui tranquilamente a trabajar». El sábado, de noche, caminaba con su novio en dirección al centro de la ciudad cuando «unos agentes me pidieron la documentación; se la di y se marcharon». La sorpresa llegó el domingo: «Vinieron a mi casa y me dijeron que tenía que acompañarles». Tras tres días en los calabozos, «tuve el juicio y en todo momento dije que yo era inocente».

Miedo

Terminó en prisión acusada de un posible delito de detención ilegal. «Me metieron en la cárcel con todo hombres y otras cinco mujeres. Tuve muchísimo miedo. No entendía por qué estaba allí por algo que no había hecho». Tras dormir una noche entre rejas, al día siguiente fue puesta en libertad.

«Mi familia está devastada; a mi abuela, que está en Brasil, la tuvieron que ingresar del susto y a mi madrina también. Mis amigas de allí hicieron una comunión de oración» que dio resultado, dijo.

Ahora sólo espera reconducir su vida, retornar a la normalidad, aunque es difícil: «No puedo dormir por las noche y mi hermana pequeña tampoco». «Por un malentendido podría haber pasado seis años en la cárcel», abundó esta mujer, con formación en auxiliar de enfermería, que vino a España «a buscar una vida mejor».

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