El Talud de La Ería de Oviedo sigue creando negocio y registra un centenar de usuarios al mes
El espacio de coworking se consolida con una ocupación media mensual del 60%, aunque alcanza picos que superan el 90%
El Espacio Coworwing del Talud de La Ería de Oviedo sigue creando negocio, «guiando el sueño de emprender», en palabras del alcalde Alfredo Canteli. ... El pasado mes de mayo, el equipamiento que –en su primera década acogió a 959 'coworkers' y más de 45.000 personas han asistido a diferentes cursos y formaciones en él– cumplió 12 años. Representa el termómetro del emprendimiento en la ciudad y está en alza.
En lo que va de año, ha dado la bienvenida a 147 nuevos usuarios, consolidando una comunidad diversa y en constante expansión. El ecosistema profesional que se genera en su interior se enriquece con una notable paridad de género: un 55% son hombres y un 45% mujeres.
Según destaca Silvia de Oliveira, gerente del espacio, la ocupación media mensual ronda el 60%, con picos que alcanzan un 91% dependiendo del día de la semana. Aproximadamente, 94 'coworkers' hacen uso de las instalaciones cada mes, una cifra que refleja tanto la fidelidad como la utilidad del Talud como centro de operaciones para una amplia variedad de profesionales.
El edificio, obra del arquitecto Salvador Pérez Arroyo, supuso un desembolso económico de 5 millones de euros para las arcas municipales; y tras su construcción vivió tiempos de incertidumbre hasta que en el año 2013 abrió sus puertas con una exposición sobre Oviedo dentro de los actos de la candidatura de la ciudad a Capital Europea de Cultura de 2016, que no se pudo lograr. Gabino de Lorenzo era alcalde.
El edificio, que llevaba tiempo sin uso desde su construcción, dio en la diana al convertirse en un espacio municipal volcado en el emprendimiento, con todos los servicios gratuitos. Además de alojamiento, ofrece acompañamiento y formación. Ninguna persona que traspasa su puerta camina sola.
Son muchas las acciones encaminadas a que el equipamiento funcione y dé resultados. Y muchos los implicados. Esta misma semana, el Ayuntamiento de Oviedo y la Cámara de Comercio han renovado el convenio de colaboración que mantienen desde 2013 por el que la institución cameral recibe una subvención de 125.000 euros que destinará al desarrollo de actividades en el espacio municipal del Talud de la Ería. El objetivo final, el de todos: que se incremente la base empresarial y la actividad económica en Oviedo y por ende, en Asturias.
El apoyo a los emprendedores es una de los pilares de la acción política del equipo de gobierno. Los temores de que El Talud se quede pequeño han llevado al propio alcalde, Alfredo Canteli, a avanzar que parte de la galería comercial del Calatrava serviría de apoyo y complemento. Por lo pronto, lo que es seguro es que la Universidad Alfonso X es la que se asentará en el Modoo.
El Talud, según las cifras expuestas, sigue teniendo sitio. Sergio Texeira, Tamara Cansino, David Soto y Pablo Suárez son cuatro de los usuarios actuales del espacio. Ellos cuentan a EL COMERCIO su experiencia, y es de lo más satisfactoria. Han encontrado un lugar donde desarrollar su profesión y asistir a cursos formativos. El acompañamiento lo juzgan esencial y coinciden en que al servicio, exitoso por el equipo que lo dirige, sólo le falta un espacio de almacenamiento.
«Aquí conoces a mucha gente y es un espacio ideal»
Originario de Huelva, Sergio Teixeira llegó a Asturias hace tres años procedente de Londres. Tras estudiar Relaciones Públicas y dedicarse al servicio digital a empresas, su vida profesional requirió un cambio al establecerse en España. Recuperando su experiencia previa, montó una empresa con su hermano y, para llevar el trabajo del día a día, encontró El Talud de La Ería. En este espacio lleva asentado casi tres años. Llegó a él por el consejo de una persona que conoció en un parque mientras jugaba con sus hijos. Destaca la importancia del factor humano y del apoyo que reciben: «Para mí es como un hogar por el personal y por el espacio, porque nos ayudan mucho». También valora su horario amplio y flexible, así como las numerosas jornadas y encuentros de networking. «Aquí conoces a mucha gente, es un espacio ideal».
«Esto representa oportunidades y acompañamiento»
Tamara Cansino, gaditana, lleva cuatro años residiendo en Asturias, llegó buscando una mejor conciliación familiar tras dejar el sector de la hostelería en su tierra natal, donde tenía hoteles rurales, con la idea inicial de montar uno en el norte. Sin embargo, el destino la llevó a dedicarse al 'Proyecto Quijote', centrado en la salud mental infantil. En su búsqueda de un espacio donde trabajar, y al comenzar «sin ingresos» su nueva andadura, las alternativas se presentaban limitadas, «ya que aunque estaban bien de precio, al comenzar es más difícil una alternativa pagando». Indagando se encontró con El Talud de La Ería y lo que conoció le sorprendió gratamente: «No me esperaba encontrar un edificio como este, porque en Cádiz esto no lo hay». Para ella, el espacio representa «acompañamiento y oportunidades» y le proporciona algo esencial para su labor: «Aquí tengo concentración absoluta». Así que es una fiel 'coworker'.
«Para mí, el Talud de La Ería es vida»
Emprendedor ovetense en el sector de la educación y eventos, David Soto es uno de los usuarios más veteranos: lleva once años trabajando en El Talud de La Ería. Su llegada se produjo en un momento clave: «Aquí vinimos a asesorarnos porque controlas del sector, pero no todo de lo que hay detrás de una empresa». Prácticamente, la empresa nació a la par del espacio y, para él, fue una «salvación». En sus inicios, resalta el apoyo recibido: «Cuando emprendes y cuando empiezas son muchos los miedos y aquí te apoyan y te ayudan». Destaca que, si bien el Talud es un edificio, es el equipo humano el que lo hace funcionar: «Quien hace que esto funcione es el personal, sin él no sería lo mismo. Incluso aquí nos dan perspectiva de las ideas que tenemos». Su única sugerencia de mejora es la necesidad de un espacio de almacenamiento. Atribuye el éxito del equipamiento al apoyo que se da a los emprendedores en Oviedo. Para David Soto, el Talud «es vida». Aquí seguirá trabajando.
«Es una casa y es muy acogedor»
Pablo Suárez es ingeniero de telecomunicaciones y teletrabaja para una multinacional de informática. A sus 38 años representa a otro segmento de usuarios. A diferencia de los emprendedores, él utiliza el Talud como alternativa a la oficina en casa. «Tras la pandemia trabajaba más en casa y tenía necesidad de un espacio así». Lo conoció por casualidad un verano. «Al ser de Vallobín, me resulta muy cómodo por su cercanía». Aunque no acude a diario, valora mucho la experiencia: «De vez en cuando vengo porque está bien y agradeces estar rodeado de gente. Aquí haces relaciones con trabajadores y creas una red». El ambiente es clave y lo resume en una frase que subraya la calidez del lugar: «Para mí, El Talud es una casa y es muy acogedor. Si tuviera que pedir algo, sería como mis compañeros, un espacio donde dejar las cosas porque sales un momento y te tienes que llevar todo contigo, pero lo demás está perfecto».
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