La tasa de reciclaje llega a la zona rural
El Ayuntamiento extenderá las bonificaciones, según la propuesta de ordenanzas para 2020
gonzalo díaz-rubín
Lunes, 30 de septiembre 2019, 02:09
Es muy español dejar las cosas para última hora. Hace siete años, el Congreso aprobó una nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados, para adaptarse a una directiva europea que obligaba a las autoridades competentes en cada caso a tomar «las medidas necesarias para garantizar que, antes de 2020» la mitad de los desperdicios urbanos fueran separados para su reciclaje. Con los últimos datos publicados, de 2017, los ovetenses apenas separaron para reciclaje el 16,35% de todas la basura que generaron. La cifra no computa aún la medida puesta en marcha para cerrar la gigantesca brecha entre el objetivo y la realidad: la recogida de materia orgánica. El cubo marrón, a falta de certezas, ha arrancado dubitativo. La mayor parte de las comunidades de vecinos ni se han sumado al programa. En abril, había 350 de los 7.900 edificios colectivos de la ciudad que había colocado ante sus portales el quinto contenedor.
Las cifras son las que son. Al Ayuntamiento no le quedan muchos caminos que no sean la potestad sancionadora para apretar hacia una economía circular. El próximo a andar será extender la bonificación en la tasa de recogida de basuras para los vecinos que separen sus residuos a la zona rural. A partir del año que viene, según la propuesta de ordenanzas fiscales tramitada por el nuevo equipo de gobierno, podrán solicitarla aquellos vecinos cuyas viviendas se encuentren dentro de un radio de 500 metros de los contenedores de recogida selectiva y «se constate el reciclaje».
En las zonas en las que se realice la recogida de materia orgánica, además, «deberán estar apuntados en el Ayuntamiento y disponer de la correspondiente llave para abrir el contenedor» y, al igual que en la zona urbana, cuando se trate de comunidades de vecinos deberán participar en el reciclado de la materia orgánica, al menos, el 75% de sus miembros para beneficiarse de la bonificación.
Aún así, la medida tendrá un impacto limitado. Desde que se aplica la bonificación en la tasa por la correcta separación de los residuos, los avances efectivos en la recogida selectiva se han estancado. En enero de 2009, el Ayuntamiento comenzó a aplicar una rebaja en la tasa a las comunidades que distribuyesen correctamente sus basuras entre los, entonces, cuatro cubos de colores. El descuento, del 10%, y la presencia de inspectores que revisaban las basuras, llevó a finales de aquel año a que dos tercios de las comunidades se beneficiasen de la rebaja. El salto fue considerable. La cantidades de envases separados creció de 2009 a 2010 en 26,5%; la de papel, un 12,4%, y la de vidrio, un 17,2%, todo en un contexto en el que la generación de residuos como consecuencia de la crisis caía.
El efecto se agotó pronto. De 2010 a 2011, la recogida separada de residuos retrocedió. Se pasó de 2.924 toneladas de envases a 2.647; de 7.915 toneladas de papel a 6.422, y solo el vidrio con una reducción menor (de 3.866 toneladas a 3.824) aguantó el tipo. Ni siquiera la ampliación al 25% de la bonificación en la tasa de recogida de residuos ha servido para que mejoren las cifras, prácticamente estancadas desde entonces.
Además, el sistema muestra fallos. En 2011, solo separaban correctamente sus residuos dos de cada tres comunidades de propietarios. Los datos de los últimos años muestran que son ya más de 9 de cada 10 sin que las cifras mejoren.
Cambios de consumo
Parte de la atonía del sistema se debe a cambios en el consumo y es común al resto de España. La ciudad recicla ahora cerca del triple de toneladas de envases y vidrio que en 2003, cuando los cubos de colores llegaron a los portales, pero el papel es otra cosa. En aquel año, acabaron en los cubos azules 4.332 toneladasa de cartones, por las 5.831 de 2017 y muy lejos de las casi 8.000 que se recogieron en 2010. Aunque la economía española consume ya más papel que antes de la crisis, este no acaba en los contenedores azules. Ni en Oviedo ni en Valladolid, por ejemplo, que con casi 300.000 habitantes, se conforma con recoger ahora 6.711 toneladas al año.
La reducción del reciclaje doméstico de papel obedece a causas como la reducción del consumo de entretenimiento e información en ese soporte y es común a toda España. También, los cambios en el embalaje y distribución de productos de gran consumo.
El Ayuntaminto, además, obligará este próximo año a que los establecimientos de bebidas, cafeterías y análogos justifiquen el reciclado aportando anualmente copia de la certificación anual de un Sistema de Gestión Medioambiental. En su defecto, deberán cumplir los mismos requisitos que las viviendas, es decir, reciclaje de la materia orgánica, los envases y el papel-cartón. La brecha es gigantesca, también a ellos les toca contribuir.