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'Titi' desmonta su caja de la protesta ante la Junta. ALEX PIÑA

400 horas metido en una caja

El hostelero sierense Patricio Sánchez, popularmente conocido como 'Titi', deja su protesta ante la Junta tras haberse convertido en uno de los símbolos de la lucha de este sector por las restricciones de la pandemia. «Los políticos se lo toman a juego», critica

A. ARCE

OVIEDO.

Sábado, 23 de enero 2021, 01:27

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Cuatrocientas horas. Ese es el tiempo que Patricio Sánchez, 'Titi', ha pasado metido en una caja con lemas reivindicativos protestando por la situación de la hostelería ante la Junta General del Principado. Ayer recogió sus cosas a las ocho de la tarde, echó el último vistazo a la calle Fruela, y se despidió de su particular espacio de denuncia. En todo este tiempo, 16 días durante el cerrojazo y 20 en esta segunda tanda, ha logrado participar en un Pleno parlamentario y reunirse con el presidente del Gobierno autonómico, Adrián Barbón; sin embargo, se va «decepcionado», porque su lucha no ha conseguido cambiar los planes de «una clase política que se está tomando la situación como un juego».

En sus palabras, «yo ya he puesto mi granito de arena, pero ahora llegará Paco con la rebaja y nos acabaremos llevando las manos a la cabeza», sentenció, al tiempo que terminaba de desmontar la estructura. «Al menos», se resignó, «he conseguido visibilizar a mi manera el drama que estamos viviendo los hosteleros». Aunque por otra parte, aseveró, «también he visto la desunión que existe hoy en día en todo el sector». «Unidad» es lo que pidió 'Titi' al resto de hosteleros. A los dirigentes políticos, una cosa muy distinta. «Tienen que coger el toro por los cuernos de una vez, ya está bien de torear, alguien tiene que poner soluciones a un problema que solo puede agravarse», advirtió.

Con todo, de todo este tiempo en su caja, que le ha dejado con una neumonía de la que va a recuperarse a casa, «en lo personal no podría estar más satisfecho», narró. «Las muestras de cariño y sensibilidad de la gente, cada día, van a ser algo que no pueda olvidar tan fácilmente». Uno de sus días ante el Parlamento, recordó, «una señora me trajo una bolsa llena de comida. Yo no supe cómo decirle que lo que hacía ahí no era pedir, y me gustaría encontrarla para llevarle una rosa a casa».

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