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Unos jóvenes beben alcohol durante un botellón en Malaga.
Los daños irreversibles de un coma etílico a los 13 años

Los daños irreversibles de un coma etílico a los 13 años

Los casos recientes de muertes de menores por consumo de alcohol han puesto el foco en una de las principales conductas de riesgo de los adolescentes

Linda Ontiveros

Lunes, 5 de diciembre 2016, 09:32

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Los niños y jóvenes que consumen alcohol buscan una forma de diversión, mediante una práctica que puede ayudarlos a ser aceptados por el grupo. Pero más que un simple entretenimiento, la ingesta alcohólica conlleva situaciones de peligro que varían de acuerdo a la cantidad y al tipo de bebida que se consuma. El exceso puede desembocar en una intoxicación etílica (aumento del contenido de etanol en sangre por encima de los niveles tolerados por el organismo), y coma etílico (fase avanzada de la intoxicación). «El consumo de alcohol en la adolescencia es una de las conductas de riesgo más común entre los adolescentes», explica el doctor Fidel Fuentes, director de Urgencias de las Clínicas IMQ. «El coma etílico es una sobredosis de alcohol que necesita atención médica urgente ante la posibilidad de que la persona fallezca. El consumo de alcohol de tipo intensivo (borrachera, consumo en atracón) está relacionado, en muchas ocasiones, con momentos y lugares de ocio, fundamentalmente los fines de semana».

Consejos del experto para prevenir el consumo de alcohol

  • Hay que evitar tener actitudes distantes con los hijos, y no eludir las conversaciones sobre alcohol y drogas. Es mejor hablar de ello, buscando el momento oportuno. Si ha sido un hecho puntual, hay que tratar de averiguar las razones, sin dramatizar y así aprovechar para saber y conocer los riesgos del consumo.

  • Es importante fomentar aficiones en común, transmitirles los valores familiares y de la ciudadanía, de la comunidad, transmitiendo también la idea de respeto a las personas que tengan diferentes esquemas de valores a los nuestros.

  • Es fundamental dedicar tiempo a los hijos, de forma individual y de calidad, promoviendo su autonomía y la responsabilidad personal de forma prudente y progresiva.

  • Hay que conocer a sus amigos y a su cuadrilla, ofreciendo la propia casa para que se reúnan si es necesario, recordando que la pandilla es el medio de socialización más potente durante la adolescencia.

  • Hay que fijar unos horarios, razonables pero firmes, pues el consumo de alcohol de los adolescentes está muy relacionado con el horario de vuelta a casa.

  • Reforzar positivamente aquellas conductas que lo merezcan y negativamente las que requieran corrección. Debemos tener en cuenta que los padres somos la principal referencia de los hijos a pesar de que ellos no lo reconozcan. Es muy importante el modelo de consumo de alcohol de los propios padres.

Atajar este tipo de conducta de riesgo a edades jóvenes debe ser una prioridad para los padres y educadores. «Los efectos del alcohol dependen de la cantidad presente en la sangre (tasa de alcoholemia), que se mide en gramos/litro y varía según la edad, el peso, el sexo. Obviamente a edades de 12-13 años, la tasa de alcohol en sangre es proporcionalmente más alta que en adultos. Otra variable muy importante es la cantidad de alcohol que contienen las diferentes bebidas y que se especifica en su graduación alcohólica. Las de alta graduación, como ron, ginebra, whisky, son las más peligrosas cuando se ingieren en poco tiempo y grandes cantidades, puesto que fácilmente producirán intoxicación alcohólica y coma etílico», asegura el doctor Fuentes.

Secuelas

Los problemas para la salud del menor se acrecientan al no limitarse al momento de la ingesta, por ejemplo las crisis convulsivas y la hipotermia en casos graves, sino que se traslada a su vida cotidiana. Afecta el desempeño a nivel escolar y las relaciones con la familia, amigos y compañeros, y su consumo intermitente puede causar daños cerebrales. «Puede producir alteraciones de la conducta y de la memoria, que pueden dar lugar a trastornos del aprendizaje, con bajo rendimiento escolar», refiere el experto. «También influye en el deterioro de las relaciones con la familia, los compañeros y los maestros, y de una forma significativa se dan comportamientos violentos y conductas de alto riesgo, así como alteraciones del comportamiento, agresividad, violencia, suicidio y mayor vulnerabilidad hacia la dependencia de otras drogas». Además aumentan la posibilidad de morir en accidentes de tráfico o por situaciones de violencia.

Cifras

  • El 1,7% de los jóvenes de 14 a 18 años ha consumido alcohol diariamente en los últimos 30 días (0,9% a los 14 años y 2,4% a los 17 años).

  • En el último año han iniciado el consumo de alcohol 285.700 estudiantes de 14-18 (131.100 chicas, 154.600 chicos).

  • Nueve de cada 10 estudiantes entre 14 y 18 años opinan que es fácil o muy fácil conseguir alcohol.

  • Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad Secretaría de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. 2014-2015.

Las secuelas de un coma etílico en niños de 12 o 13 años son muy diversas, fundamentalmente relacionadas con daños y alteraciones del sistema nervioso central, cardiovascular y endocrino, así como afectación hepática y del aparato digestivo. «La práctica del binge drinking (atracón etílico), que consiste en consumir copas o vasos de alcohol en poco tiempo, es muy dañina y produce alteraciones cognitivas, de la memoria y del aprendizaje en un cerebro todavía en desarrollo. Puede causar múltiples enfermedades orgánicas y psiquiátricas», asegura el doctor Fuentes.

El consumo excesivo de alcohol también puede condicionar la vida de adulto. «Está demostrado que las personas que inician el consumo de alcohol en la adolescencia tienen una mayor probabilidad de desarrollar alcoholismo o dependencia del alcohol en la edad adulta», concluye el doctor Fuentes.

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