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Se difumina la esperanza de paz en Oriente Próximo
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Se difumina la esperanza de paz en Oriente Próximo

Artífice de la segunda intifada tras su visita a la Explanada de las Mezquitas, ha sido el principal valedor de la 'Hoja de Ruta'

REDACCIÓN

Viernes, 6 de enero 2006, 01:00

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Hijo de judíos rusos que emigraron a Palestina en 1922, el padre, sionista y antiguo estudiante de medicina, se cambió el apellido Scheinerman por la forma hebrea Sharon, que era el nombre del valle en que se situaba el moshav o cooperativa agrícola donde se establecieron, Kfar Malal, a pocos kilómetros al nordeste de Tel Aviv. Con ese apellido vino pues al mundo el futuro militar y político, quien sería uno de los primeros sabras, esto es, israelíes nacidos en Palestina, en alcanzar altos puestos de dirección en el Estado de Israel.

En 1969 Sharon fue nombrado jefe del Mando Sur del Estado Mayor. Su aspiración apuntaba, sin duda, a la jefatura del propio Estado Mayor, esto es, el mando supremo de las FDI, pero en 1972 el Gobierno laborista de Golda Meir se decantó por el general David Eleazar como recambio del general Chaim Bar-Lev. Frustrado, en junio de ese año Sharon optó por colgar el uniforme y meterse en política. En parte porque guardaba resentimiento a las elites laboristas que habían gobernado el Estado desde la independencia, Sharon se ofreció a la oposición derechista como un fichaje del que andaban necesitados: un héroe de guerra con tirón popular para encabezar una lista de candidatos.

En septiembre de 1973 fue el principal artífice del bloque Likud (Consolidación), formado por la alianza Gahal, que integraban a su vez el partido Herut de Menahem Begin y el Partido Liberal, dos pequeños partidos de extrema derecha escindidos en su día del Herut y disidentes del laborismo. A Sharon le fue concedido un puesto señero en las listas del Gahal de cara a las elecciones generales que debían celebrarse en octubre, pero un nuevo estallido bélico, el sorpresivo ataque de Egipto y Siria en la festividad judía del Yom Kippur, el 6 de octubre, dejó en suspenso todos los tejemanejes políticos y reclamó con urgencia a Sharon, que volvió a enfundarse el uniforme.

Cuando Begin, vencedor en los comicios de 1977, se dirigió en busca de aliados para dotar de mayoría absoluta a su futuro gobierno, Sharon no se lo pensó dos veces y se volvió al Likud, que presentaba planteamientos sionistas muy similares al suyo.

Campaña en Líbano

Deseoso de poner fin de una vez al "problema palestino", el equipo de Begin, con Sharon como más entusiasta valedor, planeó la invasión a gran escala de Líbano, origen de las incursiones de los fedayines y cuartel general de la OLP de Yasser Arafat desde su expulsión de Jordania en 1970.

La victoria electoral y la subsiguiente llegada al Gobierno del Partido Laborista (Avoda), liderado por Rabin, en junio de 1992, mandó al Likud a la oposición por primera vez desde 1977. Sharon se mantuvo activo en la política desde su escaño en la Knesset, pero encontró más tiempo para dirigir sus negocios agropecuarios en su inmenso rancho en el desierto del Neguev, al norte del Sinaí, adquirido en 1973 y que le estaba convirtiendo en uno de los ganaderos más adinerados del país.

Volvió al primer plano de la política el 2 de septiembre de 1999 cuando fue confirmado en el liderazgo del Likud, realizando una oposición destructiva al precario Gobierno de coalición de Ehud Barak.

El 28 de septiembre de 2000 realizó una inesperada visita, rodeado de una nube de guardaespaldas, a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, lugar sagrado del Islam sito en la Ciudad Antigua del sector oriental. Este exiguo perímetro, nexo del Barrio Musulmán con el Barrio Judío, era el nudo gordiano al final del camino iniciado en la Conferencia de Madrid de 1991 y materia hipersensible, ya que la pujante ortodoxia israelí lo reclamaba a su vez como el Monte del Templo bíblico, vinculado a la llegada del Mesías de los judíos y parte de un todo con el contiguo Muro de las Lamentaciones, último vestigio del desaparecido templo salomónico.

Artífice de la segunda intifada

Para el mundo árabe y los palestinos la acción de Sharon fue un desafío en toda regla, dando lugar a una segunda intifada, llevándose los palestinos la peor parte, con mucho, por el empleo sin contemplaciones por Israel de su fuerza militar, lo arrojó por la borda la escasa confianza que subsistía entre palestinos y judíos y abocó al atribulado proceso de paz al colapso.

Con el tiempo, Sharon acabó dando un giro inesperado, convirtiéndose en el principal artífice del cumplimiento de la conocida como Hoja de Ruta, que establecía el reconocimiento del Estado palestino. Bajo los auspicios del Cuarteto [EEUU, Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas]. El destino era un arreglo final y global al conflicto palestino-israelí para el año 2005, tal y como fue presentado en el discurso del presidente George W. Bush en 2002, y aceptado por la Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas.

La derecha israelí más reaccionaria puso el grito en el cielo tras la retirada del territorio palestino ocupado de Gaza en agosto y septiembre pasados impulsadas por Sharon y recogido en la Hoja de Ruta.

Unos meses después, el líder israelí se escindió del Likud para formar el Partido Kadima, al que se asoció otro veterano de la política israel, el ex líder laborista Simón Peres, de 82 años, hubiese ganado hasta 42 de los 120 escaños del Parlamento en las elecciones de marzo, según los sondeos, y se habría asegurado la continuidad en el poder. Su intención era impulsar el proceso de paz.

El viceprimer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Nabil Shaat, aseguró ayer: "No creo que vuelva a haber un líder como Sharón entre los israelíes", pero ha añadido que "su segundo, Olmert, abriga ideas muy cercanas a las de Sharón".

El Kadima quedará con una estructura acéfala pues el estado de salud de Sharón, según prevén los especialistas, pondrá fin a su carrera política, a menos de que se produzca un milagro médico. Nadie en los medios parlamentarios imagina aún quién será su heredero y, en general, se descarta la posibilidad de que lo sea Olmert.

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