Berlusconi se niega a reconocer «todavía» la victoria de Prodi en las urnas

Un puñado de votos ha dado a la coalición progresista de centroizquierda La Unión, encabezada por Romano Prodi, la victoria en el Congreso y en el Senado en los comicios italianos. El escaso margen dejan un país netamente dividido y presagian muchas dificultades para el futuro Gobierno.

El triunfo final de Prodi en el Senado se lo ha otorgado el voto del extranjero, según los datos del ministerio del Interior, que ha dado a su formación cuatro de los seis escaños en juego en esta "circunscripción exterior", uno a los conservadores de Silvio Berlusconi, y el otro a la Asociación Italiana Sudamericana.

Por su parte, Berlusconi ha asegurado que no va a reconocer la victoria de Prodi hasta que se conozca el voto final de los italianos residentes fuera del país y ha dicho que "el espectáculo de Prodi es demasiado prematuro"

Un total de 25.224 votos han marcado la diferencia. La Unión, que lidera Romano Prodi, ha logrado 19.001.684 (el 49,805%) de los sufragios de la Cámara de Diputados, mientras que la coalición conservadora Casa de la Libertad, del primer ministro, Silvio Berlusconi, obtuvo 18.976.460 votos, el 49,739%.

Una cifra irrisoria, teniendo en cuenta que eran 50 millones los electores, pero suficiente para dar la mayoría absoluta a los progresistas.

Y es que la ley electoral, aprobada hace apenas seis meses por deseo de Berlusconi con el objetivo de asegurarle un nuevo triunfo, establece que si ninguna coalición o partido alcanza el 55% de los votos, se le garantiza al más votado -aunque sea por un voto de diferencia- la mayoría absoluta, es decir 340 escaños de los 630 que tiene la Cámara de Diputados.

Al final, la ley ha penalizado a quien la creó, ya que los conservadores sólo tendrán 277 diputados, los que establece la norma para la oposición.

La Casa de la Libertad fue la más votada en el Senado, donde logró 155 escaños, frente a 154 de La Unión. Pero aún quedan por escrutar los votos de los italianos en el extranjero -con los que se elegirán seis senadores más- y que pueden ser decisivos para dar el triunfo definitivo a una u otra.

Los conservadores piden una escrupulosa revisión de los votos

La Unión ha anunciado que, según los datos que maneja, también vencerá en la Cámara Alta y que no se producirá el bloqueo parlamentario derivado de que en el Senado manden los conservadores y en la Cámara los progresistas.

Los conservadores no lo tienen tan claro: han anunciado que no reconocen el triunfo de la Unión y exigen una escrupulosa revisión de los votos y de las actas.

Según la Casa de las Libertades, medio millón de votos han sido anulados y vistos los márgenes tan estrechos que han dado la victoria a Prodi hay que revisarlo con lupa.

La primavera ha llegado

Todo ello retrasará aún más la proclamación definitiva de los resultados y el acceso de Romano Prodi, de 66 años y conocido como Il Professore (el Profesor), a la presidencia del Gobierno. Tras proclamarse vencedor, Prodi dijo que Italia "cambia página", que "la primavera ha llegado" y que trabajarán para unir al país.

Y falta que hace, ya que los comicios han dejado a la luz una Italia netamente dividida y que necesita medidas urgentes -un plan de choque- para revitalizar una economía estancada.

El nuevo Gobierno tendrá que gestionar una dura herencia: el gasto público se ha disparado, la deuda alcanzó en 2005 los 1,5 billones de euros (106,4% del Producto Interior Bruto) y un crecimiento del 0,1%.

Esos datos económicos son un auténtico boletín de guerra, pero hay más: el endeudamiento de las familias equivale al 30% de la riqueza nacional y la evasión fiscal alcanza los 200.000 millones de euros. De lo primero que se acordó Prodi tras proclamar su triunfo fue de asegurar un empleo a los jóvenes en paro.

Para lograr superar todo lo anterior se necesita estabilidad y, en ese contexto, los resultados finales del Senado serán vitales. Pero no se conocerán definitivamente, según fuentes del Ministerio del Interior, hasta la tarde de hoy.

Todo sigue en la misma línea de lentitud que levantó las sospechas del centro izquierda durante el recuento de votos. Y es que parece imposible que en un país miembro del grupo de los siete grandes, haya habido que esperar doce horas para conocer los resultados finales provisionales.