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Muere en París el filósofo y escritor francés Jean François Revel a los 82 años de edad

Revel, que también fue miembro de la prestigiosa Academie Française, ha fallecido en el Hospital Kremlin-Bicetre, en las afueras de la capital

AGENCIAS | PARÍS

Domingo, 30 de abril 2006, 02:00

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Jean-François Revel, filósofo, escritor y periodista cuyos comentarios liberales sobre la situación económica, política y social en Francia y en el mundo le granjearon durante décadas un gran prestigio internacional, ha fallecido hoy domingo, según ha comunicado su esposa, a los 82 años. Revel, que también fue miembro de la prestigiosa Academie Française, murió en el Hospital Kremlin-Bicetre, en las afueras de París, informó su esposa, Claude Sarraute, que también era periodista. Se desconoce la causa del fallecimiento.

Revel siempre tuvo a gala ir a contracorriente en la vida intelectual, en la que destacó tanto por su conservadurismo político como por su defensa de las libertades. Miembro de la Academia Francesa desde 1997, el escritor fallecido anoche como consecuencia de un problema cardiaco en un hospital a las afueras de París nació con el nombre de Jean-Francois Ricard en Marsella el 19 de enero de 1924. Cursó estudios secundarios en Lyon y en 1943 entró en la elitista Escuela Normal Superior, donde se especializó en Filosofía.

Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en la que colaboró en la resistencia contra la ocupación nazi, fue nombrado profesor de Filosofía en la ciudad de Tlemcen (1947-1948), en Argelia, entonces colonia francesa. Su siguiente destino, en el Instituto Francés de México (1950-1952), supuso su primer contacto con la realidad latinoamericana, que nunca dejaría ya de apasionarle. Asimismo, durante sus años mexicanos dirigió junto al cineasta exiliado español Luis Buñuel una filmoteca francesa. Tras ejercer la enseñanza en la Facultad de Letras de Florencia (1952-1956), en Italia, regresó a su país, donde prosiguió su carrera docente en liceos de Lille y París y en la Universidad de la Sorbona capitalina.

A su regreso a Francia, asimismo, acometió las dos facetas que acabarían dándole renombre mundial: el periodismo y en ensayo. En la primera de ellas, fue redactor jefe de las páginas literarias de France-Observateur (1960-1963) y consejero literario en las editoriales Julliard (1960-1965) y Robert Laffont (1965-1977). También estuvo vinculado durante años al semanario L'Express, del que fue editorialista literario y político de 1966 a 1978, año en que pasó a ser director hasta su dimisión en 1981. Empezó a colaborar después, y hasta muy recientemente, en otro de los principales semanarios franceses de información general, Le Point, así como con cadenas de radio como Europe 1 y RTL.

Una obra contra el totalitarismo

Respecto a su carrera como ensayista, que incluye más de treinta títulos, empezó en 1957 con un provocativo texto en el que anunciaba que la filosofía había muerto (Pourquoi des philosophes?), galardonada con el premio Feneon. El tema esencial de sus textos son los fenómenos políticos, materia en la que siempre fue beligerante contra los totalitarismos, como en La tentación totalitaria (1976). Derechista y ateo confeso -como ya deja claro el título de su obra Ni Marx ni Jesús-, entre sus libros publicados en español destacan también El Estado megalómano, Las ideas de nuestro tiempo, El rechazo del Estado, El renacimiento democrático y Diario de fin de siglo.

A diferencia de otros intelectuales, Revel se mantuvo fiel a sus creencias hasta el fin. El ateísmo, por ejemplo, sigue patente en El monje y el filósofo, un diálogo con su hijo Mathieu Ricard, budista declarado. Su activismo derechista, asimismo, quedó de manifiesto en la presentación de su libro La gran mascarada en Madrid hace seis años, cuando subrayó que la izquierda "ha realizado un esfuerzo sobrehumano para no sacar fruto del naufragio de sus propias ilusiones y ha desarrollado una gran fijación antiliberal". Además, en sus últimos años fustigó los movimientos en contra de la globalización y de la guerra en Irak, que atribuyó a la aversión de la izquierda hacia Estados Unidos, idea desarrollada en su ensayo La obsesión antiamericana: dinámica, causas e incongruencias (2002).

Entre sus títulos más celebrados están Cómo terminan las democracias, que obtuvo los premios Aujourd'hui 1983 y Konrad Adenauer 1986, y El conocimiento inútil (1988), distinguido con los galardones Chateaubriand y Jean-Jacques Rousseau. Aparte de política y religión, también hizo una celebrada incursión en la gastronomía en Festín en palabras, en la que defendía el postulado de que "la cocina no viaja".

En defensa de las libertades

En 2004 recibió en Madrid la Gran Cruz de Isabel la Católica, condecoración que le impuso el entonces presidente del Gobierno español, el conservador José María Aznar. Aparte de su ateísmo y militancia derechista, Revel también hizo gala hasta el final de su pasión por la defensa de las libertades, tanto cívicas como individuales. Esa convicción le llevó a encabezar una iniciativa de intelectuales y científicos francesas que presentaron como candidata al premio Nobel de la Paz hace dos años a la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, secuestrada desde 2002 por la guerrilla de las FARC.

Asimismo, se alineó hace seis años junto a las organizaciones anticastristas que impulsaron un comunicado para abogar por una solución "justa y humana" a la "tragedia" del niño balsero cubano Elián González, llegado a Estados Unidos tras un naufragio y cuya custodia se convirtió en causa de litigio entre ese país y Cuba.

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