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Los comicios municipales británicos miden la labor del Gobierno de Tony Blair
Probable derrota laborista

Los comicios municipales británicos miden la labor del Gobierno de Tony Blair

La popularidad de Blair ha caído en picado por distintos escándalos protagonizados por miembros de su gabinete

EFE | LONDRES

Jueves, 4 de mayo 2006, 02:00

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Más de veinte millones de personas están llamadas hoy a las urnas en las elecciones municipales que se celebran en Inglaterra, en las que el Laborismo de Tony Blair puede sufrir un voto de castigo y su peor derrota en cuarenta años.

Los comicios de hoy, en los que están en juego 4.361 concejalías, permitirán a los votantes juzgar los nueve años del Gobierno de Blair, cuya popularidad ha caído en picado por distintos escándalos protagonizados por miembros de su gabinete.

El titular de Interior, Charles Clarke, está en la "cuerda floja" por el caso de la liberación de delincuentes extranjeros al término de sus condenas sin analizar la deportación, mientras que el viceprimer ministro, John Prescott, ha acaparado las portadas de los diarios al revelarse un romance con su secretaria, Tracey Temple.

Las elecciones municipales de hoy se celebran en los 32 distritos de Londres y en las principales ciudades inglesas, como Manchester, Leeds, Sheffield y Liverpool (norte), y Birmingham (centro), pero no habrá comicios locales en Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

La población votará en un total de 176 ayuntamientos de los 388 que hay en Inglaterra, donde los colegios electorales abrieron a las 06.00 GMT y permanecerán abiertos hasta las 21.00 GMT.

El resto de los consistorios, parte de los actuales y la alcaldía de toda el área metropolitana de Londres, ya se eligieron en los anteriores comicios del 2004, según el sistema electoral rotatorio vigente en el Reino Unido.

Una hora después de la apertura de los colegios electorales, el primer ministro británico, Tony Blair, acompañado por su esposa Cherie, votó en una escuela del barrio londinense de Westminster, a pocos metros de su residencia oficial de Downing Street. Por su parte, el líder conservador, David Cameron, hizo lo mismo en un colegio electoral del barrio de Kensington y Chelsea, al que llegó junto con su esposa Samantha.

Balance de nueve años

Ante lo que puede ser un resultado desastroso, Blair pidió durante la campaña electoral que se juzguen los logros de nueve años de gobierno y no lo que ha pasado en la última semana.

Los sondeos auguran una mala noche para los laboristas, que pueden perder más de doscientas concejalías.

Unos resultados calamitosos, según los comentaristas, pueden impulsar a Blair a decidirse finalmente por entregar el liderazgo del partido al ministro británico de Economía, Gordon Brown, considerado su sucesor natural.

Los comicios servirán también para conocer el nivel de apoyo al nuevo líder tory, que llegó al frente de la formación el año pasado con la promesa de reformarla para atraer el voto joven.

El gran vencedor, según pronostican las encuestas, puede ser el Partido Liberal Demócrata, cuyo líder, Menzies Campbell -contrario a la guerra de Irak de 2003-, ha declarado que la cita de hoy será un referéndum sobre la actuación de Tony Blair .

Los votos pueden ir también a los candidatos de extrema derecha del Partido Nacional Británico (BNP).

Ante la crisis por la que atraviesa el Gobierno, Blair espera hacer en los próximos días una remodelación de su Gobierno, posiblemente el próximo lunes, según la prensa británica.

Los conservadores y los liberal demócratas han pedido la dimisión de Charles Clarke, al que consideran responsable del caso de los 1.023 delincuentes extranjeros puestos en libertad entre 1999 y marzo pasado al término de sus condenas sin analizar la deportación.

Por otro lado, Prescott es centro de un escándalo al revelarse que tuvo relaciones íntimas con su secretaria Tracey Temple, quien le acusó de abuso de poder pues utilizó automóviles oficiales para sus citas amorosas.

A los problemas de estos dos ministros se suman los de la titular de Sanidad, Patricia Hewitt, criticada por la oposición debido a la crisis financiera que afronta el Sevicio Nacional de Salud (NHS).

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