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Monasterio de Suso.
San Millán de la Cogolla, cuna del castellano

San Millán de la Cogolla, cuna del castellano

La Rioja no es solo vino, sino que esta tierra atesora también uno de los bienes culturales más importantes de España

GUÍA REPSOL

Martes, 8 de julio 2014, 12:32

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No todo son vinos y bodegas en La Rioja, esta tierra atesora también uno de los bienes culturales más importantes de España, San Millán de la Cogolla. En este lugar nació el idioma que hoy en día hablan 400 millones de personas: el español. Las primeras palabras que se conocen del castellano, las llamadas 'Glosas Emilianenses', se escribieron en los majestuosos monasterios de Yuso y Suso, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pasear entre los muros de estos edificios es sentirnos parte de la historia, una sensación que no se puede explicar, solo vivir.

A solo 40 kilómetros de Logroño, escondido entre montañas, se encuentra San Millán de la Cogolla. Su origen se remonta al siglo VI, cuando el santo buscó refugio en una ermita excavada en la roca. Allí nació una tradición monástica que, en la Edad Media, haría del lugar uno de los focos culturales más importantes del sur de Europa. Muchos peregrinos aún se desvían de la Ruta Jacobea para visitar este típico caserío riojano, convertido con el tiempo en el conjunto monástico de Suso y Yuso. Ambos se inscriben en la Ruta de la Lengua Castellana, que une San Millán de la Cogolla con otras localidades que tuvieron un papel decisivo en la evolución del latín vulgar, como Santo Domingo de Silos, Valladolid o Salamanca.

Suso, fuente de inspiración literaria

La abadía mozárabe de Suso fue la primera en construirse y dio lugar a los barrios de Barrionuevo y Prestiño, que envuelven el monasterio de Yuso. Cada media hora, un servicio de autobuses une ambos retiros.

En este lugar, joya de la arquitectura prerrománica, se escribieron las 'Glosas Emilianenses'. Se conoce con este nombre a las primeras notas en castellano y euskera que los copistas anotaban en el margen de las páginas a modo de aclaración, cuando encontraban dificultades para entender los textos en latín. Este santuario, además, fue objeto de la pluma del que se considera el primer poeta español, Gonzalo de Berceo.

Por si fuera poco, el Monasterio de Suso, pegado como un saliente a la ladera de la montaña, es una rareza arquitectónica. Nada más entrar, debemos fijarnos en su techo donde un bello arco de herradura mozárabe nos da la bienvenida, así como en el mosaico del suelo, conocido como la alfombra de portalejo. Excavadas en la roca, las tres cuevas del monasterio primitivo nos transportan a los tiempos en los que San Millán habitó en ellas. En el centro, destaca un sarcófago del románico tardío que representa al santo con ropas sacerdotales visigóticas. Son visita obligada las tumbas de los siete infantes de Lara.

Yuso, guardián de tesoros culturales

El otro gran tesoro de San Millán es el monasterio de Yuso, que data del siglo XI y ha sido remodelado en varias ocasiones. Alberga en su interior una de las bibliotecas más importantes y valiosas de España. Entre sus colecciones más atractivas, destaca la de los cantorales del siglo XVII, una treintena de libros gigantescos, de entre 40 y 60 kilos, hechos con la piel de dos mil vacas riojanas. Hasta este monasterio fueron trasladadas las reliquias de San Millán, por voluntad del rey navarro Sancho III el Mayor, y es en su museo donde se conserva la arqueta que las contenía, adornada con relieves de marfil que aluden a la vida y milagros del santo. Entre las salas más destacables del apodado Escorial de la Rioja podemos ver el claustro, la sacristía, la sala capitular benedictina y el Salón de los Reyes.

Fuente: Guía Repsol

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