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Adrián Barbón, en el momento de oficializar su candidatura a las primarias para elegir al candidato del PSOE a la Presidencia del Principado.

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Adrián Barbón, en el momento de oficializar su candidatura a las primarias para elegir al candidato del PSOE a la Presidencia del Principado. DAMIÁN ARIENZA

Una candidatura renovada y un programa de cambio, ejes del proyecto de Barbón

Marcelino Marcos y Dolores Carcedo tienen margen para repetir en una lista plagada de caras nuevas, con la oficialidad del asturiano como gran compromiso electoral

ANDRÉS SUÁREZ

OVIEDO.

Domingo, 13 de mayo 2018, 04:40

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Rodeado por decenas de cargos y militantes y al grito de «presidente, presidente» entró Adrián Barbón en la sede de la Federación Socialista Asturiana, minutos después del mediodía, para registrar su candidatura a unas primarias para elegir el candidato a la Presidencia del Principado que no llegarán a celebrarse porque el secretario general no tendrá rival. El plazo se cerró horas después, a las ocho, momento en que se oficializó la renuncia de un diezmado sector crítico a dar la batalla. Queda pues el camino libre para que Barbón y los suyos asuman también el liderazgo electoral del partido, con la mirada puesta en los comicios de la primavera de 2019. Una cita con las urnas que el PSOE afrontará con una lista profundamente renovada y con un programa político de cambio.

La jornada de ayer sirvió únicamente para escenificar una realidad conocida: que el liderazgo de Barbón y su equipo al frente de la FSA es incuestionable y que hoy por hoy sus críticos no tienen margen para hacerle frente. De ahí la renuncia a pugnar por la cabeza de la lista autonómica, que queda en manos del político lavianés, y la decisión de esperar acontecimientos. El discurrir del sábado en la sede regional de la FSA retrató esa realidad. Primero, la bulliciosa llegada del secretario general, rodeado de los suyos y arropado por la vicesecretaria general, Adriana Lastra, para certificar su candidatura. Y después, durante las ocho horas siguientes, el silencio y la calma hasta que se cerró el registro.

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Solo a la espera del trámite de los avales, porque la votación prevista para el 10 de junio se cae del calendario, Barbón y su equipo tienen el camino libre para preparar con un año de margen las elecciones de 2019. Para, por un lado, diseñar un programa de gobierno que traslade al papel el proyecto de cambio de que hace bandera el nuevo PSOE. Y, por otro, perfilar un perfil 'presidenciable' de Barbón, hasta ahora centrado en tareas internas, a menudo más discretas y con menos proyección pública.

Se aprecia en Barbón, en su discurso del jueves, cuando anunció que optaría a las primarias, y en el de ayer, cuando confirmó la candidatura, un esfuerzo por evitar una sensación de personalismo y por remarcar la idea de que el suyo es un proyecto común. «Una aventura colectiva, no personal, un proyecto colectivo de cambio», dijo el secretario general dirigiéndose a quienes le respaldaron. «Sin vosotros no sería nada», apostilló, partidario de la unidad interna y de «sumar a más compañeros» para consolidar la actual posición de mayoría con vistas a la cita de 2019.

El reto que viene es «inmenso», afirmó Barbón, confiado en ser capaz de trasladar al exterior, a la sociedad asturiana, los cambios que, a su juicio, comienzan a verse en el seno de la nueva FSA. Un partido, dijo, «abierto» a la ciudadanía y que ha reactivado el diálogo con el resto de las fuerzas de la izquierda. «Ambición y esperanza» son las dos prioridades de Barbón a la hora de encarar los nuevos retos.

El dirigente socialista cimentará su proyecto electoral sobre dos grandes ejes, que buscan llevar a la práctica el discurso del cambio que es seña de identidad del 'sanchismo', en Asturias y en España, desde la vuelta de Pedro Sánchez al liderazgo del PSOE hace casi un año. Por un lado, una renovación amplia, muy profunda, de la candidatura, en la que no obstante habrá espacio para quienes habiendo defendido otras alternativas en los anteriores procesos de primarias, hayan antepuesto la «lealtad» al partido y al proyecto en esta nueva etapa por encima de las discrepancias pasadas. En este contexto, en la FSA se valora especialmente el trabajo de la actual consejera de Hacienda, Dolores Carcedo, y del portavoz parlamentario, Marcelino Marcos.

Y luego está el programa electoral, que respetando los principios y valores históricos del PSOE experimentará un notable lavado de cara y cuya elaboración se quiere convertir en un proceso abierto con aportaciones de dentro y fuera del partido. La inclusión de la oficialidad del asturiano, en un giro drástico sobre la posición histórica del partido, es un buen indicador de las novedades que incorporará ese documento de gobierno.

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