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Rivera junto a su equipo de dirección el día después de las elecciones autonómicas y municipales. E. P.
Ciudadanos afronta la encrucijada de volver al origen o dar la batalla en la derecha

Ciudadanos afronta la encrucijada de volver al origen o dar la batalla en la derecha

Rivera reúne a su ejecutiva en pleno debate sobre reeditar pactos a la andaluza con el PP y el apoyo de Vox o abrirse al PSOE

NURIA VEGA

MADRID.

Lunes, 3 de junio 2019, 02:20

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No solo las diferentes sensibilidades que coexisten en Ciudadanos se reconocen expectantes, también el PP está pendiente del encuentro que Albert Rivera mantendrá hoy con su ejecutiva nacional. La reunión se ha convocado para fijar los criterios que orientarán a los liberales en las negociaciones para constituir los gobiernos autonómicos y locales que comienzan de manera formal esta semana. Y el partido afronta un debate de calado entre seguir peleando por el liderazgo en la derecha o volver a su razón de ser original.

Traducido, Ciudadanos tiene ante sí la opción de intentar expandir la vía andaluza -coalición con el PP y apoyo externo de Vox- a otros territorios o analizar caso a caso y abrirse a negociar también con el PSOE, en Asturias, el candidato de la formación naranja, Juan Vázquez, ya ha apostado claramente por esta vía, aunque con cierto malestar interno.

Se trata de instalarse en el centro derecha, el marco construido en las últimas elecciones, pese a no haber logrado imponerse como fuerza hegemónica, o retornar a un pasado en el que se ejerció de partido bisagra, capaz de hacer posibles pactos transversales que garantizaran la gobernabilidad sin nacionalismos o populismos.

La decisión no es sencilla, porque no solo determina los acuerdos territoriales que se alcancen en estas dos semanas, sino que condiciona el futuro de la formación liberal. En realidad, no es la suma con el PP para gobernar comunidades, sino la dependencia de Vox lo que despierta recelos en las filas de Ciudadanos. Y los votos del partido de Santiago Abascal son necesarios para que la derecha gobierne en la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital, en la Región de Murcia y Aragón, aunque en este último caso es el PAR el que marca distancias.

De momento, la dirección de los liberales ha mostrado su inclinación por dialogar con el PP y sentarse con Vox únicamente para informarle de los acuerdos sellados con el partido de Casado. Así lo estableció el secretario general, José Manuel Villegas, la semana pasada. «Nuestro socio preferente va a ser el PP, nuestra idea es que no haya tripartitos», desechó. Pero los de Abascal exigen, al menos, poder entrar en la negociación. Esa es su única línea roja, aunque en algunos casos, como el de la Comunidad de Madrid, vayan a plantear formar parte de los gobiernos.

El escenario en Castilla y León es distinto. Allí el PSOE ganó las elecciones, pero PP y Ciudadanos se bastarían para formar una coalición viable de gobierno. En este territorio, sin embargo, los populares temen que el candidato de los liberales, Francisco Igea, con quien ya han mantenido un primer contacto informal, se decante por los socialistas. De ahí que todos miren hoy hacia la ejecutiva nacional para intentar vislumbrar el futuro inmediato.

A la espera

En el PP tratan de consolidar los bloques conformados en los últimos meses. El giro de Ciudadanos, con momentos inequívocos como la manifestación de Colón, compartida con los populares y Vox, contribuyó a recuperar el eje derecha-izquierda en las últimas dos elecciones. Y en el partido de Casado confían en que los liberales no cambien de socio en las negociaciones que se abren ahora y accedan a hablar con Vox. «Ciudadanos tiene una responsabilidad con sus votantes, a los que les dijo que no pactaría con el socialismo, con Sánchez, y, por tanto, que promovería gobiernos de centro derecha», recordó ayer la vicesecretaria de Política Social del PP, Cuca Gamarra.

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