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Zagatka elimina a Felipe VI como beneficiario tras el malestar de Zarzuela

Zagatka elimina a Felipe VI como beneficiario tras el malestar de Zarzuela

El entorno de Álvaro de Orleans-Borbón, señalado por Corinna Larsen como testaferro del emérito, sostiene que lo incluyó por «afecto y admiración»

Mateo Balín

Madrid

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Domingo, 29 de noviembre 2020

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Felipe VI ya se ha librado del lastre de los negocios de su padre. Ya no figura como beneficiario de ninguna de las fundaciones objeto de investigación. En 2019 tuvo conocimiento de que había estaba vinculado a la Fundación Lucum, disuelta en 2012, poco después de que don Juan Carlos transfiriera 64,8 millones a Corinna Larsen a la filial de un banco en las Bahamas. Y en marzo de este año, de que era uno de los beneficiarios –el tercero– de la Fundación Zagatka, aún hoy activa. Aquello fue el detonante del duro comunicado que emitió Zarzuela el día 15 de marzo, en el que el Rey se desvinculó públicamente de cualquier actividad de su padre, renunciando a la herencia que podría corresponderle y retirándole la asignación anual de casi 200.000 euros.

Fue también un toque de atención para Álvaro de Orleans-Borbón. El promotor de la fundación «decidió modificar el reglamento anterior tras la declaración de Felipe VI manifestando su deseo de no figurar como beneficiario de la Fundación Zagatka. Todos los beneficiarios que forman parte de la Casa Real española han sido eliminados del mismo», confirman fuentes próximas a Álvaro de Orleans-Borbón, primo lejano de don Juan Carlos y a quien Corinna Larsen señaló como testaferro del emérito.

Pero, ¿qué llevó a este acaudalado noble a crear una fundación en 2003 y, sobre todo, a incluir como beneficiarios –por este orden– a su hijo Andrés –tiene otros tres–, a don Juan Carlos y a sus hijos Felipe, Elena y Cristina? Su entorno lo explica:«La fundó para gestionar a nivel administrativo y financiero una parte de su patrimonio y materializar su ayuda a la Casa Real española, como parte del legado transmitido por su padre y su abuelo, específicamente a don Juan Carlos, rey en el momento de la creación de la misma». Y,añade, «precisamente porque su intención y posición no eran las de un fiduciario, don Álvaro decidió que los miembros de la Casa Real figurasen abiertamente con nombres y apellidos en el Reglamento como memento –recuerdo– histórico para los futuros gestores de la Fundación».

El ordenamiento jurídico de Liechtenstein, donde fue constituida la fundación, no obliga a informar ni recabar el consentimiento de los beneficiarios para su designación. De ahí, según el entorno de Álvaro de Orleans-Borbón, que Felipe VI desconociera que su nombre figuraba como beneficiario. Además, «la posibilidad de que los terceros beneficiarios llegaran a ser los primeros y, en consecuencia, titulares de los bienes, era altamente remota e improbable ya que implicaría que tanto don Álvaro como su hijo fallecieran de forma simultánea o sin que se hubiesen modificado los siguientes beneficiarios», aclara el entorno del primo lejano de don Juan Carlos, con quien ha mantenido, y mantiene, una estrecha relación, hasta el punto de que el emérito es padrino del hijo pequeño de Álvaro de Orleans-Borbón.

Llegó a decirse que, más que un gesto, vincular a don Juan Carlos y sus hijos con esta fundación se debía a que don Álvaro actuaba como testaferro del emérito. De hecho, una grabación a Corinna Larsen así lo ponía de manifiesto. «Es tajantemente falso que la Fundación Zagatka sea una sociedad pantalla o una sociedad instrumental presuntamente ilícita o esté acusada de serlo. De hecho, Álvaro de Orleans-Borbón no está siendo objeto de ningún procedimiento penal en Suiza, España o cualquier otro país. La Fiscalía Anticorrupción de Ginebra investiga a una fundación denominada Lucum, cuyos fondos y gestión son totalmente ajenos a don Álvaro y su Fundación», sentencian en su entorno.

Cuentas bloqueadas

«Todo el apoyo ofrecido por parte de don Álvaro a don Juan Carlos ha sido producto de su libre voluntad y forma parte del compromiso histórico heredado de su familia de apoyar a la Casa Real española. De este modo, cualquier acusación de testaferro o fiduciario hacia don Álvaro es completamente falsa y carece de razón y fundamento», añaden.

La realidad es que las confesiones de Corinna Larsen al comisario Villarejo, en las que asegura que Álvaro de Orleans-Borbón era el testaferro de don Juan Carlos, le llevaron a tener que dar explicaciones ante la justicia. Cuando las grabaciones vieron la luz, ante la sospecha de que se hubiese cometido un delito, la Fiscalía suiza bloqueó algunas cuentas de don Álvaro, quien, tras acudir a declarar voluntariamente como testigo asistido, la Fiscalía desbloqueó. «Él no ha tenido ningún trato personal estrecho con Corinna –ella mantiene lo contrario–. Ha coincidido en ocasiones muy puntuales con ella, por lo que tiene una escasa relación y limitado conocimiento sobre los asuntos que conciernen a don Álvaro», argumentan fuentes cercanas al primo del emérito, que quieren dejar claro dos asuntos: por un lado, que no tiene ningún vínculo empresarial con don Juan Carlos y, por otro, insisten, «todo el apoyo ofrecido al rey emérito ha sido producto de su libre voluntad y muestra de su afecto y admiración por él».

La fundación sufragó durante once años los vuelos privados del emérito

En 2007 se produjo el primero, luego vinieron el segundo, el tercero... Y, de algún modo, se oficializó. La Fundación Zagatka pagó durante once años vuelos privados a don Juan Carlos. «Supongo que quería volar con discreción, por una cuestión de privacidad y de protección de su intimidad», dicen en el entorno de Álvaro de Orleans-Borbón. El noble afincado en Mónaco, comentan, «lamenta mucho ver cómo el derecho a la presunción de inocencia de don Juan Carlos es atropellado prácticamente a diario en base a rumores, especulaciones e informaciones tergiversadas o interesadas que no tienen ninguna base».

Asimismo, «siente un profundo pesar al ver que la sobresaliente labor como monarca de don Juan Carlos durante casi 40 años de reinado es rápidamente olvidada por unos hechos no suficientemente contrastados ni acreditados».

El vínculo de los Orleans-Borbón con la Casa Real española no parte en realidad de don Juan Carlos, sino de doña Sofía. De hecho, el abuelo de don Álvaro fue el padrino de boda en Atenas de los entonces príncipes. Quizás por el cariño que siempre ha tenido por la reina emérita, don Álvaro de Orleans-Borbón ha sido muy crítico con la relación entre don Juan Carlos y Corinna Larsen. «Con ella coincidió en contadas ocasiones», dicen fuentes muy cercanas a don Álvaro. «Desde que supo del vínculo entre el rey emérito y Corinna Larsen, don Álvaro se mostró contrario a la relación, al considerar que era inoportuna para la institución de la Corona».

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