«La Monarquía parlamentaria no está ahora en debate»

Pilar Llop (Madrid, 1973) desarrolló durante más de veinte años su profesión de jueza. Especializada en violencia de género, ha trabajado también en la Comisión Europea y en proyectos con países del viejo continente en preadhesión. Pero, desde pequeña, mantiene una especial relación con Asturias, de donde era su abuela, donde pasó largos veranos de infancia y a dónde siempre regresa para disfrutar de los amigos, la comida o, simplemente, el paisaje. Esta vez, su cargo de presidenta del Senado la trae a una región que es para ella una suerte de «refugio» para participar en los Premios Princesa.

-En este contexto de pandemia, el clima de confrontanción política no parece que ayude.

-Es algo muy negativo. La crispación es antipolítica, es ese ácido social que erosiona a nuestra sociedad e instituciones. Es más necesario que nunca un liderazgo conjunto a nivel social, político e institucional. Solo con instituciones fuertes, sólidas, podemos asumir las políticas públicas que necesitan los ciudadanos. Hemos visto lo que ha pasado a nivel sanitario. Es imprescindible que tengamos unos servicios públicos fuertes que den respuesta a los ciudadanos.

-¿Cómo la frenamos?

-La crispación hay que frenarla con apertura de espacios de diálogo y debate sereno. Ofrezco el propio Senado como un lugar neutral en el que se pueda debatir, e intento que haya acuerdos entre las fuerzas políticas. Hay que reconocer que estamos en un momento muy complicado en el que se ha acumulado mucha tensión a causa de la pandemia. Pero la crispación no sirve para superar esta situación, no vale para nada.

-En el clima de confrontación se ha metido a la monarquía por el medio.

-En una situación de crisis sanitaria, social y económica en la que todas las fuerzas políticas deben estar unidas, no es el momento de cuestionar las instituciones. La Monarquía parlamentaria no está ahora en debate. Hay cuestiones que se deben asumir de manera perentoria, que es salir cuanto antes de esta crisis.

-Con su configuración actual, ¿le estamos sacando el máximo partido al Senado o necesita una reforma?

-El Senado es una cámara de representación territorial, claramente. Lo que ocurre es que ha sido poco dado a conocer. Hay senadores designados directamente en sufragio universal, pero también los elegidos por los parlamentos autonómicos. Esto es de un valor extraordinario porque estos últimos participan en la elaboración de las leyes, lo que transversaliza la opinión de los parlamentos en la elaboración de las leyes a nivel nacional.

-¿Debería tener mayor presencia aún?

-Tenemos el modelo autonómico, consagrado en nuestra Constitución y que se entendió que era muy descentralizado. No hay que renunciar a la gran reforma, que exigirá un debate muy importante a nivel de Cortes Generales, pero lo que sí hay que hacer es aprovechar lo que ahora tenemos, una comisión de comunidades autónomas, una sede natural y neutral donde se pueden celebrar conferencias de presidentes y la posibilidad de que los parlamentos autonómicos intervengan en la elaboración de la legislación nacional. ¿Qué más valor territorial se puede tener?

-Una cámara con valor territorial debería servir para resolver problemas como el catalán. ¿Puede ser el Senado la sede para resolver ese problema?

-Las cuestiones que generan tensiones territoriales, lo que necesitan es mucho diálogo. No se puede alcanzar una solución sin diálogo. El Senado es un espacio donde se puede producir, es neutral, no representamos a ningún Gobierno.

-Al inicio de la pandemia se repetía la frase de que saldremos más fuertes. ¿Lo cree así?

-Con firmeza y determinación, que es lo que necesitamos, vamos a salir antes de lo que pensábamos de esta crisis. Solos no vamos a salir de esta, necesitamos cooperación entre las administraciones, las comunidades autónomas.

-Llegó a la política de la mano de Ángel Gabilondo, al que algunos tildan de demasiado caballeroso para su puesto actual. ¿Cree que se está conduciendo bien?

-Angel Gabilondo es una cabeza política extraordinaria, un hombre de consenso, de estado, que ha estado siempre a la altura de las circunstancias, y es lo que se espera de los políticos.

-¿Debería buscar una moción de censura?

-Ángel Gabilondo en diversas ocasiones ha dicho que la gestión de la Comunidad de Madrid es censurable.

-Como jueza de larga trayectoria, ¿cómo ve la situación que se vive con el CGPJ?

-No es el momento de debilitar a las instituciones, hay que protegerlas y preservarlas. Esta es una cuestión que afecta a la imagen de la justicia. Hay que diferencia al CGPJ, que es un órgano político, de gestión de la justicia, y lo que es la justicia que pone sentencias. El CGPJ no pone sentencias. Tenemos un sistema que funciona, lo ha hecho durante muchos años, desde que se consagra la Constitución. Lo que nos hemos encontrado ahora es que un grupo ha bloqueado una obligación constitucional de renovación de los vocales del Consejo. El legislador, cuando abordó este aspecto nunca pensó que podría darse que algún grupo pudiera ser desleal con la Constitución. Por eso habrá que buscar cuál es el mejor modelo, siempre garantizando la independencia judicial.

-¿Qué piensa de quien niega la existencia de la violencia machista?

-No puedo entender que con muchas más de 1.000 mujeres asesinadas por violencia de género a manos de sus parejas o exparejas, otras mujeres asesinadas por motivos de género por terceros, con más de 27 niños asesinados por sus padres o a manos de las parejas masculinas de sus madres, con más de 200 huérfanos por violencia de género, dos víctimas este año en Asturias, no puedo entender cómo alguien pueda negar que exista la violencia de género. Además, tenemos un pacto de estado sobre esto.