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Javier Fernández, presidente saliente, felicita a su sucedor, Adrián Barbón, tras ser investido nuevo jefe del Ejecutivo. ÁLEX PIÑA

Adrián Barbón: «Prometo gobernar sin miedo y sin dejarme ahogar por la vieja Asturias»

El socialista es investido presidente del Principado con el apoyo de IUEl noveno jefe del Ejecutivo regional ofrece «diálogo», trabajar con «osadía» y no dejarse arrastrar por la «ola del pesimismo»

ANA MORIYÓN | PALOMA LAMADRID

OVIEDO.

Martes, 16 de julio 2019, 03:18

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El socialista Adrián Barbón ya es presidente del Principado. Tuvo que esperar a la segunda vuelta, celebrada ayer, para ser investido noveno jefe del Ejecutivo asturiano con el apoyo de los veinte diputados de su grupo parlamentario y los dos de Izquierda Unida porque, en primera votación, el pasado viernes, el también secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA) no fue capaz de alcanzar la mayoría absoluta -un diputado más, 23- que exige el reglamento de la Cámara.

El PSOE había abierto negociaciones para tratar de arañar los votos de los cuatro parlamentarios de Podemos, pero no fue posible, si bien el exalcalde de Laviana no tiró aún la toalla e insistió nuevamente en su intención de seguir tendiendo la mano a la formación morada como socia preferente para alcanzar acuerdos de izquierda a lo largo de la legislatura. Con el resto de los grupos parlamentarios -siempre excluyendo a Vox- también quiere estrechar lazos para hacer frente a los grandes desafíos que esta región tiene por delante como son el reto demográfico, la defensa de la industria, la reforma del modelo de financiación autonómica, el área central y la reforma del Estatuto. «La llamada al diálogo debe ser constante para que esta legislatura no sea una mala copia de la anterior», sentenció.

La búsqueda del consenso, lo dice siempre que tiene ocasión, es su forma de entender la política y piensa llevarla al extremo en su nueva faceta como presidente del Gobierno. «No sé ser de otra manera. Mis apelaciones al diálogo son sinceras, lo he demostrado como alcalde de Laviana», defendió.

«Trabajar y decidir»

Tras su elección, en una breve intervención en el hemiciclo, dio otras muchas claves sobre cómo pretende asumir este mandato en el que se va a centrar en «trabajar, trabajar y trabajar, esa es mi receta». Comenzó ofreciendo gestión «cercana, rigurosa, seria y consciente de lo que nos jugamos en Asturias» e hizo suyas las palabras del expresidente Pedro de Silva cuando se comprometió a gobernar con «osadía y sin miedo a cometer errores», ya que, argumentó, «en política comete errores quien actúa, trabaja y decide. Quien no decide no comete errores, pero tampoco transforma ni cambia». Del mismo modo, pidió a los miembros de la Junta General y a la sociedad asturiana en general que sigan otro de los consejos de quien fuera presidente de esta región entre 1983 y 1991 y no se dejen «ahogar» por «los vapores de la vieja Asturias» para que «entre todos y todas construyamos la mejor Asturias».

Con esta encomienda cerró su discurso ante la mirada del resto de los diputados recientemente elegidos, los miembros del gobierno saliente y el hasta ahora presidente, Javier Fernández. Éste, al igual que los portavoces de los grupos parlamentarios de la oposición, esperó a felicitar a su sucesor una vez que el presidente de la Cámara, Marcelino Marcos Líndez, dio por levantada la sesión.

Previamente Barbón le había hecho un guiño cuando se refirió a la enorme responsabilidad que tiene frente a sí para estar «a la altura» de sus predecesores, «empezando por Javier Fernández y hasta los primeros presidentes, Rafael Fernández y Pedro de Silva». La relación entre ambos es fría desde que el entonces líder de los socialistas asturianos participara en la revuelta de los barones contra Pedro Sánchez y encabezara la gestora que defendió la abstención a Mariano Rajoy. Durante todo este tiempo de primarias y procesos electorales el trato entre ambos ha sido «correcto», tal y como ha venido manteniendo Barbón en los últimos meses, pero también distante, como se ha podido comprobar en las escasas apariciones públicas en las que han coincidido. Ayer no fue una excepción.

«Ola del pesimismo»

Barbón, mano derecha en Asturias de Adriana Lastra, número dos del partido a nivel nacional, se vio arropado, en cualquier caso, por la plana mayor del partido en Asturias y por un grupo parlamentario que, si bien no tiene mayoría absoluta, duplica en número de escaños al primer partido de la oposición, el PP. Con cuarenta años, Barbón se presentó ante la Cámara como el primer presidente asturiano que nació tras la aprobación de la Constitución. Algo que, razonó, debe dejar huella en la forma de hacer las cosas. «Significa que una nueva generación afronta la necesidad de gobernar Asturias. Tenemos que gobernar de una manera mejor por la enorme responsabilidad que tenemos a la hora de afrontar el cambio de ciclo», anunció.

Habló, una vez concluido el Pleno y en declaraciones a los periodistas, de la importancia de «inyectar ilusión» y no dejarse llevar «por la ola de pesimismo». «Debemos reivindicar el orgullo de ser asturiano», insistió el líder socialista. Y reiteró su llamamiento a Podemos que, le instó, debe decidir «qué quiere ser de mayor, si quiere ser irrelevante o influyente». Una disyuntiva que el ya presidente electo viene utilizando de forma insistente desde que comenzaran las negociaciones con la formación morada, fallidas hasta la fecha. «Tengo muchos amigos votantes de Podemos que no entenderían que sus votos no sirviesen para influir en la vida de los asturianos», advirtió.

Con respecto a los nombres de las personas que le acompañarán en el futuro Gobierno, el máximo dirigente socialista mantiene el suspense. Por respeto institucional al ejecutivo saliente, opta por aguardar hasta el próximo domingo, después de que el sábado tome posesión del cargo, para hacer público a su equipo de más cercanos colaboradores. Se sabe hasta la fecha que será paritario -igual número de hombres que de mujeres- y, en palabras del dirigente socialista, que los futuros consejeros tendrán «perfil político» al tiempo que conocimiento de las áreas que asuman como para «sentar cátedra». Tampoco desveló hasta la fecha la estructura del gobierno, pero sí quiso aclarar que el organigrama responderá a «inquietudes» que ha ido palpando en los últimos meses en su contacto con la sociedad. Se sabe ya que habrá al menos dos nuevas consejerías, una que abordará las cuestiones relacionadas con Ciencia, Innovación y Universidad y otra exclusiva de Cultura, que quedará independiente a la de Educación, por lo que el nuevo Consejo de Gobierno podría estar formado por al menos diez áreas. También se sabe que se recuperará la Dirección General de Asuntos Europeos y que entre sus compromisos está la creación de un Comisionado para el Reto Demográfico.

Tan pronto como asuma el cargo, el ya presidente electo se comprometió a convocar a los agentes políticos, sociales y económicos para demandar ante la Unión Europea la aplicación del arancel ambiental, iniciar contactos con el Gobierno central para abordar cuestiones como la transición energética y la conclusión de las grandes comunicaciones; desplazarse a Yernes y Tameza como expresión de su compromiso por el municipalismo, ponerse a disposición de los agentes sociales para abordar la concertación social e, incidió, buscar el consenso con el resto de los grupos políticos para abordar los grandes retos de Asturias.

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