Sánchez destituye al número dos de Salazar en Moncloa, señalado por encubrir el acoso sexual
Antonio Hernández, hasta ahora director de Coordinación Política en Presidencia, ha sido acusado por víctimas de tapar a su exjefe. Él lo niega
Lourdes Pérez
Madrid
Domingo, 7 de diciembre 2025, 22:07
Primer golpe de mano de Pedro Sánchez para tratar de atajar la crisis desatada en el PSOE, singularmente entre sus mujeres militantes y por extensión ... entre el feminismo de izquierdas, por las denuncias por acoso sexual contra Paco Salazar, ex alto cargo de La Moncloa y asesor de su confianza hasta que en julio se reveló que se había extralimitado con dos trabajadoras de las que era superior jerárquico. El presidente ha decidido destituir a Antonio Hernández, quien era la mano derecha de Salazar en el complejo gubernamental y ejercía hasta ahora como director del departamento de Coordinación Política en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno, al verse salpicado por las denuncias. En paralelo, abandona también la ejecutiva del PSOE en Andalucía, comandada por la vicepresidenta primera y número dos del partido, María Jesús Montero.
Sánchez, en un movimiento ejecutado por su jefe de Gabinete, Diego Rubio, superior a su vez de Hernández, trata así de colocar un torniquete ante el nuevo flanco abierto en la convulsión que sacude a los socialistas por el reventón en los últimos días del 'caso Salazar', que permanecía en sordina desde que se destaparan las denuncias hace cinco meses; y también del de Antonio Navarro, el secretario general del PSOE en la localidad malagueña de Torremolinos al que el partido ha suspendido después de que la Fiscalía haya incoado diligencias tras hacerse público el hostigamiento sexual relatado por una militante. Fuentes de Moncloa han confirmado a este periódico la destitución del estrecho colaborador de Salazar, que se hará efectiva en el Consejo de Ministros de este martes, ante la «insostenible situación» creada por las nuevas informaciones que lo sitúan como supuesto encubridor del acoso. Informaciones que él niega, según las mismas fuentes, pero que han desembocado en una marcha «acordada» justificada para «no perjudicar al Gobierno».Esa «insostenible situación» deriva de una noticia publicada este domingo por eldiario.es, según la cual una de las víctimas sostiene que el comportamiento machista de Salazar no «hubiera sido posible sin la colaboración especial de su leal Antonio Hernández Espinal»; «un señor -añade la denuncia registrada en el canal antiacoso del PSOE- que se pasaba la vida haciendo pedagogía para que no viéramos a Paco y su comportamiento como lo que eran». Ante la gravedad de estas quejas, Sánchez y su entorno han considerado que Hernández no podía permanecer en su cargo en La Moncloa, so pena de añadir una tea más al fuego que el presidente y la cúpula de los socialistas no consiguen sofocar y pese a que el ahora señalado desmiente las acusaciones. Éste ha renunciado ya, por indicación de Montero, a la Secretaría de Datos, Análisis y Prospectiva que desempeñaba en la ejecutiva de Andalucía; el territorio que irá a las urnas en el primer semestre de 2026 y al que también pertenece el ex lider en Torremolinos.
Con el apartamiento de Hernández, Moncloa intenta subrayar que se reacciona con «contundencia» ante las denuncias de las mujeres, en un momento en el que lo relatado por las víctimas de Salazar sobre que su número dos lo protegió inciden en la sospecha que está haciendo mella en las filas socialistas y que está explotando la oposición: que haya podido existir no solo inacción, sino encubrimiento en Moncloa y en Ferraz ante el comportamiento del ex alto cargo del Gobierno que ahora éste tilda de «vomitivo». El sábado, en los habituales corrillos con los periodistas por el Día de la Constitución en el Congreso, Sánchez se pronunció por primera vez sobre el señalamiento de quien fue uno de sus asesores más próximos desde que comenzaron a trabar relación en 2014, cuando el hoy presidente era casi un desconocido. Lo hizo para alegar que la falta de diligencia por la que se indignan, en particular, las feministas del PSOE, ya zaheridas por el recurso a la prostitución de José Luis Ábalos, no se debió ni a un intento de ampararlo ni a «connivencia» alguna por su parte.
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