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Miles de personas a acercaron a ver a los galardonados.
«Los Premios Princesa son sinónimo de cultura»

«Los Premios Princesa son sinónimo de cultura»

Centenares de personas clamaron en favor de los Princesa en el Reconquista y el Campoamor

jessica m. puga / ana salas

Sábado, 24 de octubre 2015, 00:38

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Como en las películas, cuando un bando se enfrenta a otro, pero sin efectos especiales ni problemas mayores. Así se vivió en Oviedo la 35 gala de entrega de los Premios ahora llamados Princesa de Asturias. La jornada transcurrió entre los que aplaudían la ceremonia y todo lo que deviene de ella; y los que estaban en la Escandalera manifestándose contra los que probablemente sean los galardones culturales más importantes de España. Un despliegue policial mayor que el de otros años evidenció que los responsables preveían más problemas de los que realmente hubo. Sí se notó más público a lo largo de las calles que conforman el recorrido que trazan los Reyes, los premiados y demás autoridades entre el Hotel de la Reconquista y el Teatro Campoamor, pero lo más que llegaron a tirarles fueron besos mientras aplaudían.

La gran diferencia de este año era la convocatoria de apoyo de la plataforma cívica de los Premios Princesa de Asturias, creada hace unos días para contrarrestar la protesta de la Escandalera. En su bando estaban aquellos que lucían una pegatina de Mafalda acompañada por el lema Yo, con los premios. Uno de los promotores de la plataforma, Santiago González-Alverú, aplaudió la gran acogida de la iniciativa: explicó que contaba ya con unas 30.000 firmas de apoyo, entre las recogidas en la plataforma change.org, las mesas instaladas en Oviedo y demás establecimientos. «Eso y la mayor afluencia de público frente al Reconquista y en las calles Uría y General Yagüe demuestran que Oviedo y Asturias quiere los Premios», aseguró el editor. A su favor estaba, por ejemplo, Isidro Canga, crítico confeso del tripartito del Ayuntamiento ovetense. «No podemos permitir que nos quiten el prestigio y la tradición de los Premios porque éste es el único acto que pone a Oviedo en el mapa», aseguró, y algo similar piensa Liv Parlee, la niña de la ONCE que recogió el Premio Príncipe de la Concordia hace dos años. «Son muy importantes. Para mí fue muy emocionante recoger el premio», señaló portando una pancarta de Mafalda.

Eran más habituales los admiradores sin pegatina. Entre las más acérrimas seguidoras porque sí que es cierto que el grueso de público estaba conformado por señoras de más de 50 años estaba la ovetense Elena Blanco. «En Asturias somos idiotas, no vemos la publicidad gratuita y de calidad que nos genera todo esto. Mi marido me dijo que llevan hablando de Asturias cuatro días, así que a ver si esos que critican se dejan de tontaes. Mira Revilla, cómo dice que si no queremos los Premios se los pide para Cantabria», decía a las puertas del Reconquista. El hotel de los premiados y demás invitados fue el escenario elegido por los promotores de la plataforma cívica para manifestarse a favor de la cita. Un acto que pasó inadvertido, pues es zona habitual de congregación popular.

El otro gran foco de reunión fueron las puertas del Teatro Campoamor, donde no faltó a su cita anual Choni Berdayes, portando una muñeca de la princesa Leonor vestida con el uniforme de su colegio. Su lugar para ver a los invitados era privilegiado, «para eso llevo desde las 10 de la mañana esperando», señaló. «Los Reyes son pa comelos, pero es una pena que ni ellos ni los invitados se paren a saludar, bueno, menos Revilla, que él siempre se acerca», comentó mientras iba identificando a las personalidades que paseaban por la alfombra roja. Cerca de ella estaban Carolina Díaz y Laura Tschalieu, dos jóvenes de Colombia y Alemania, respectivamente. «Los premios son sinónimo de cultura, pero vengo de un país en el que los derechos no están garantizados por lo que respeto tanto a los que se quejan como a los que no», asegura Díaz.

El murmullo de los abucheos de la Escandalera solo dejaba de oírse cuando se intensificaban los aplausos por la llegada de un premiado o de los propios Reyes. Solo unos pocos jóvenes trataron de ganar en gritos a los de la Escandalera. «Pasé por su lado y de la mirada que me echaron, decidí ir a una tienda y comprarme una bandera de España. ¿No piden respeto?», se preguntaba Yoryi Correa, para quien «la Monarquía es una institución necesaria». «Felipe VI no será igual que Juan Carlos I; igual que nosotros no somos como nuestros padres», explicaba Iván Gómez. Cuando empezó la ceremonia, todos se dispersaron en un abrir y cerrar de ojos.

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