Alicia Varela
Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales: Douglas Massey

¿La inmigración: oportunidad o reto?

Javier Mahía

Responsable Accem en Asturias

Viernes, 24 de octubre 2025, 11:25

Desde hace casi 33 años que llevo trabajando en el ámbito de las migraciones como Responsable Territorial de Accem en Asturias, siempre me hago esta pregunta, y a pesar de los contextos geopolíticos, económicos, sociales cambiantes vividos a lo largo de éstos años, la respuesta es siempre la misma: la inmigración es una gran oportunidad para aquellas sociedades y comunidades que estén dispuestas a acogerla, desde el respeto y desde la diversidad hacia las personas migrantes. Esto no quiere decir que la inmigración no comporte un reto a la hora de definir y diseñar las estrategias y las políticas de acogida en las sociedades receptoras con las máximas garantías.

Es obligado hacer memoria y recordar que España y Asturias han sido tierra de emigrantes (yo mismo soy hijo de emigrantes nacido en Bélgica, mis ... padres emigraron a este país en los años 60) y de personas refugiadas (tenemos una escultura en Gijón, en la playa del Arbeyal que nos recuerda el éxodo de aproximadamente 1.200 niños y niñas hacia Rusia en plena guerra civil española desde el puerto del Musel). Tenemos el recuerdo y la experiencia por lo que no debería ser un gran esfuerzo de empatía el que nos lleve a ponernos en el lugar de las personas que ahora son migrantes y preguntarnos, ¿cuál es el motivo del largo y sufrido viaje, y a los obstáculos a los que hacen frente estas personas...? ¿qué es lo que se encuentran en España como país de acogida?

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Hay que partir de la base de que estas personas huyen de persecuciones, de conflictos armados, de continuas violaciones de derechos humanos y de contextos de pobreza y desigualdad social. Las personas migrantes se ven obligadas a abandonar sus países porque lo que buscan fundamentalmente es seguridad, estabilidad personal y familiar. Además, en la mayoría de los casos, las etapas de huida, de salida de sus países, son vivencias traumáticas.

Volviendo a la pregunta que titula este artículo, mejor dicho, a la respuesta (la inmigración es una gran oportunidad para aquellas sociedades y comunidades que estén dispuestas a acogerla), a mi modo de ver es cierto también que para que la inmigración sea una oportunidad, debemos de abordar una serie de retos que posibiliten que esas oportunidades que ofrece la acogida de personas migrantes se desarrollen con ciertas garantías. Es evidente que uno de los principales retos que afronta una sociedad de acogida es el de articular políticas sociales de integración, de inclusión efectivas en las comunidades donde están viviendo o van a residir las personas migrantes (vivienda, educación, empleo, participación comunitaria, etc.). Pero también es verdad que estas políticas de acogida deben estar vinculadas a la resolución de una serie desafíos que inciden directamente en los procesos de integración de las personas migrantes.

Empecemos por la situación administrativa. Es fundamental que estas personas puedan acceder a vías de entradas legales y seguras en los países de acogida (para evitar también entre otras cosas la sangrías de muertes que se dan en el Mediterráneo), facilitándoles la regularización administrativa en destino, no viéndose abocados a largos periodos y situaciones de irregularidad que hacen inviable su acceso a derechos básicos (a la vivienda, a la salud, a la educación, a la formación y al empleo formal), quedando expuestos a situaciones de vulnerabilidad y exclusión social.

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Por otro lado, otro de los grandes desafíos que debemos tratar, es la gestión de un contexto creciente de los discursos de odio y de la retórica xenófoba hacia las personas migrantes, y de rechazo también hacia a su acogida. Las estrategias de desinformación y creación de bulos no hacen más que deformar la realidad, generando alarma y una visión de las personas migrantes como chivos expiatorios causantes de todos los males que acechan nuestra sociedad (desempleo, inseguridad ciudadana, amenaza hacia la identidad nacional, cultural, religiosa).

Afrontar este reto supone establecer planes de convivencia en comunidades de acogida con una perspectiva de diversidad cultural, de cara a facilitar la cohesión social y desarrollar las potencialidades de estas, combatiendo los prejuicios y promoviendo valores como la empatía, el respeto y la solidaridad.

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Abordar estos retos es fundamental para generar un contexto donde la acogida de inmigrantes pueda desarrollar todas sus capacidades en beneficio de sus nuevas comunidades de vida, es decir, hacer de la inmigración una oportunidad. Hay sobradas experiencias de éxito cuando la acogida se dan en entornos inclusivos y no excluyentes.

Hablar de oportunidades en la inmigración, es hablar de sostenibilidad demográfica, de contribución económica, de talento y potencial profesional, de diversidad cultural y social. Hablar de la inmigración en el ámbito de los valores y principios, puede ser una oportunidad para la paz, para el abordaje de los conflictos y de las desigualdades sociales a través de estrategias y procesos de cooperación, de intercambio, de mediación entre los países, las comunidades de destino y las de origen, contribuyendo así al desarrollo económico y social de los mismos, en definitiva, una oportunidad para construir un mundo más justo e igualitario.

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Termino con una cita de más de 2.000 años y que se atribuye al filósofo Seneca, que aun suena con fuerza y vigencia: «Somos olas del mismo mar, hojas del mismo árbol, flores del mismo jardín».

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