Byung-Chul Han, en el IES Universidad Laboral: «La Inteligencia Artifical puede esclavizarnos y ser nuestro próximo amo»
El filósofo animó a los 310 alumnos con los que mantuvo un encuentro a «hacer pellas y salir a pasear y disfrutar de la naturaleza. Contemplar la vida real. Así aprenderéis mucho más y os liberaréis de esta sociedad podre», exclamó el galardonado en el I.E.S Universidad Laboral de Gijón
Con música clásica y varios murales titulados ‘El bosque de la diversidad’ que mostraban palabras en diferentes idiomas, entre ellos el alemán, la lengua que utiliza Byung-Chul Han,fue recibido el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025 este miércoles en el IES Universidad Laboral. En el salón de actos, 310 alumnos de 38 centros asturianos y 4 de fuera de la región (Badajoz, Madrid, Murcia y Valladolid) aplaudieron a su entrada en el salón de actos. Se escuchó incluso algún grito de «¡Guapo!». El filósofo y ensayista de origen surcoreano se sonrojó y tomó asiento, no sin antes ser presentado por el escritor y también filósofo Eduardo Infante, quien alabó «la importancia de la filosofía y de las reflexiones en la extensa obra de Han para ayudarnos a formular las preguntas acertadas».
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Hizo halago Han, uno de los pensadores más críticos con el capitalismo, de un discurso sobre el abandono de la hiperactividad y de su propia revolución ante un mundo saturado de preguntas rápidas. Y antes de responder a la primera cuestión que le formuló una estudiante, reflexionó sobre «lo mucho que me cuesta entenderme con los teléfonos móviles. No me manejo bien con estos aparatos. Estudié una ingeniería y no estoy en contra de la tecnología, pero hay que tener mucho cuidado. Podemos acabar siendo esclavos de ella. De hecho, creo que la Inteligencia Artificial será nuestro próximo amo», denunció.
«Me gusta hablar pero no contestar a preguntas»
Tras reconocer que le gusta hablar pero no las preguntas, el filósofo respondió al interrogante planteado por la joven ovetense sobre el lugar que debería ocupar la filosofía en la educación. «No estamos bien. Las escuelas, los institutos, las universidades, se han convertido en una empresa neoliberal. Los estudiantes son clientes y los profesores vendedores de conocimientos», dijo. «¿Queréis rendir mejor?», preguntó. «Haced pellas. No hagáis caso vuestros padres. Dejad de ir algún día a clase y disfrutad de la naturaleza. Pasead, caminad, pensad y simplemente disfrutad. Así lograréis un mejor rendimiento. Porque los lugares de estudio deberían ser más de ocio. La inactividad no está reñida con el rendimiento», argumentó el profesor. Los alumnos le miraron estupefactos mientras asentían con sus cabezas y esperaban la aprobación de los docentes.
Han tuvo clara la respuesta a otra cuestión que le pareció muy interesante. «¿Cuál es hoy una verdadera forma de desobediencia?», profesó un estudiante del colegio San Eutiquio de Gijón. Se refirió entonces el filósofo a una metáfora de Kafka que explica cómo un siervo le arranca el látigo al amo y se fustiga con él pensando así que es libre. «Hoy en día no somos siervos, pero aún, somos como ganado cebado y alimentado con artículos de consumo dentro de esta sociedad capitalista. Me encantaría ver que el ganado se revela. Quiero ver a un cerdo desobedecer», desarrolló, entroncando esta respuesta con otra para añadir que «incluso los políticos son ganado del poder».
«La muerte de mi perro 'Blanquito' me marcó»
Tras ser preguntado por su infancia, el filósofo detalló su primer acercamiento con la muerte «cuando murió mi perro, que se llamaba ‘Blanquito’. Ahora lo pienso y eso me marcó más de lo que creí. Tenía que haberle dedicado algún libro», expresó. Y finalizó el encuentro deseando poder escapar del neoliberalismo y que este colapse e implosione.
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Un piano de 200.000 euros
Antes de culminar la actividad, una grata sorpresa le esperaba. Una alumna del IES Universidad Laboral interpretó para él el ‘Preludio N.1’ en Do M, BWV846, de Bach. Han escuchó muy atento, con esa mirada que le caracteriza y con la que analiza todo. El público esperaba ansioso su dictamen y, como siempre, habló claro: «Tenéis que hacer una inversión en un nuevo piano. Por desgracia, en este no se puede crear buena música ni ser fuente de inspiración. Este Yamaha, que no llegará a los 1.000, euros no es bueno», matizó. Se levantó del asiento y bromeó como si quisiera buscar el piano por detrás de las cortinas. «Os voy a dar un consejo», dijo. «Tenéis que pedir un piano de cola modelo D-274 - Steinway. Cuesta 200.000 euros, pero España es un país rico, es bueno y maravilloso. Pedidlo». Aludió el galardonado a que el hambre empezaba a hacer efectos en su cuerpo y mente y se despidió con la expresión bávara «Mahlzeit!» que significa: «¡Que aproveche!».
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