Borrar
En 1997 ganó el primero de sus tres premios Hammett, que recogió en Gijón.
Fundador y siempre fiel a la Semana Negra

Fundador y siempre fiel a la Semana Negra

Leonardo Padura paseó sus inquietudes literarias por El Musel en aquel 1988 en el que arrancaba el festival multicultural ideado por Paco Ignacio Taibo II. Su última visita, en 2013 con 'El hombre que amaba a los perros'

M. F. A.

Miércoles, 16 de septiembre 2015, 10:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Año 1988. La Semana Negra nace en El Musel. Aquella primera vez Leonardo Padura estuvo allí. Aquel mismo año había publicado su primera novela, pero en realidad ejercía de periodista. Su misión no era hablar de su obra sino recoger en el zurrón, y contar a través de Prensa Latina lo que se estaba cociendo en un universo literario que iba dar un vuelco espectacular y hacerse mucho más grande de lo que ya era. Entonces Padura conoció a Manuel Vázquez Montalbán, llenó por completo una maleta de libros y volvió a Cuba. Y entonces decidió cuál era la literatura que quería hacer, decidió poner sus ojos sobre lo contemporáneo, sobre su Cuba, con mirada de detective pero también con hechuras de sociólogo.

Hubo un antes y un después de Gijón en su carrera literaria. Él mismo lo reconoce. Y aquí regresó unos años después con su primera novela con el detective Mario Conde como protagonista. Entonces vendió dos ejemplares, y uno de ellos lo compró Vicente Álvarez Areces. Habría muchas más visitas y más exitosas, una vez que Tusquets se convirtió en su editorial y su aventura literaria se instaló en el punto que hoy le ha convertido en Princesa de Asturias de las Letras.

Hubo otro punto de inflexión en su carrera y también tiene a Asturias cerca. Fue en 1995 cuando recibió el Premio Café Gijón por 'Máscaras'.

La última de sus visitas a la Semana Negra -que le premió tres veces con el Hammett- se produjo en 2013, cuando presentó 'El hombre que amaba a los perros', una novela sobre el asesinato de León Trotsky. Entonces volvió a subirse al tren negro e incluso se dejó retratar por el pintor Félix de la Concha. Y vendió mucho más que un par de ejemplares.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios