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Los Reyes y sus hijas asisten divertidos a la función de los Sidros. Damián Arienza / J. C. Román
Premio al Pueblo Ejemplar 2025

La fiesta más especial de la historia de un pueblo ejemplar

Los vecinos de Valdesoto se vuelcan con la Familia Real celebrando un sueño esperado durante más de veinte años

Sábado, 25 de octubre 2025

Acostumbrados a que sus calles se llenen de visitantes para asistir a la representación de los Sidros y Comedies o en su fiesta de Les Carroces, los vecinos del Pueblo Ejemplar 2025 reconocían ayer que la visita de la Familia Real para entregarles el galardón superaba con creces cualquier parecido a la realidad que imaginaron durante los veintiún años en que habían ido presentando su candidatura con la misma ilusión que el primero.

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Los nervios y la emoción con la que el pueblo entero vivía las horas previas a la llegada de los Reyes, la Princesa y la Infanta, con el impresionante despliegue de seguridad y la presencia de decenas de informadores desplazados para cubrir la noticia, se veían sobradamente recompensadas, pasado ya el mediodía, cuando ya todos podían relatar en pasado reciente cómo había sido la experiencia de ver en la cercanía e incluso haber podido saludar a los Reyes y a sus hijas.

Una de las primeras vecinas en poder contarlo fue la joven Raquel Vázquez. Contemplaba la llegada de la Comitiva Real a la Casona de Leceñes desde la terraza de Casa Pepita, su abuela, con toda la familia, y no dudó un momento en acercarse a la carrera hacia ellos para saludarlos.

«Fui directa para la Princesa y me salió espontáneo decirle que estaba muy guapa. Ella sonrió dándome las gracias. Estuvieron todos muy simpáticos. Estoy todavía emocionada», confesaba al volver con los suyos.

En el mismo lugar, frente a Casa Blanqui, Ángeles Flórez sintió idéntica emoción, pero en su caso por haber sido ella la destinataria de un piropo de la reina Letizia. «Fue majísima. Nada más verme me soltó. '¡Uy, pero qué elegante y guapa viene usted!'». La vecina mostraba orgullosa en su teléfono la foto que se sacó con doña Leonor: «Hoy es un día que no voy a olvidar», expresaba.

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La Familia Real conquistó a los vecinos de Valdesoto con su cercanía nada más llegar a la casona dieciochesca de Leceñes y, ya en su visita a la finca, mientras presenciaban la recreación de diversas actividades de la vida tradicional, cuando don Felipe se animó a jugar a los bolos, lanzando una excelente tirada, los aplausos resonaron unánimes.

Durante su visita a la Casona, los Reyes y sus hijas dejaron con su simpatía un innumerable anecdotario que contar a quienes tuvieron la oportunidad de saludarlos. Flor Noval revelaba que, tras estrecharle la mano y transmitirle la ilusión que le hacía, don Felipe se excusó con familiaridad: «No puedo hablar mucho, estoy algo afónico». Y el pequeño Mateo García evocaba con un mohín de picardía las palabras que le dirigió al Rey; «L e pregunté si necesitaba un príncipe para la Casa Real y él se rió».

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Uno de los momentos más especiales de la visita real fue el de la representación de los Sidros y Comedies en el campo de la iglesia. Cinco jóvenes actores participaron en la breve función, escrita para la ocasión por José Ramón Oliva y titulada 'Esta visita no ye una comedia'. Lucas Rodríguez, Jaime Díaz, Martín Baraja, Saray Gallardo y Ana Díaz, declaraban tras la actuación: «Estábamos muy nerviosos, en la comedia más sueltos, y, cuando al final nos dieron la mano, más nervios, pero nos dijeron que lo habíamos hecho muy bien. Fueron muy simpáticos con nosotros» .

El escritor y colaborador de este diario Adolfo Camilo Díaz fue el encargado de explicar a la Familia Real en qué consistían estas funciones tradicionales.

«Me presta el asturiano»

«Les transmití que íbamos a ver una ventana abierta a la Edad Media que llegaba a la actualidad. La Reina ya las conocía, e iba explicando a sus hijas: 'Los Sidros, con el palo, van anunciando la comedia'. Le pregunté si podía hablarle en asturiano y ella me respondió: 'Claro, me presta mucho. Yo llego aquí y parece que me sale solo'. Lo siguieron con mucho interés», desvelaba.

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Igual de emotiva fue la función de Los Escolinos, el relevo infantil de esta tradición, y, tras la visita a la muestra de vehículos clásicos, las carrozas en el prau del acto institucional mostrarían una faceta más de este pueblo unido, activo y ejemplar que ayer vivió su gran día. Y bien merecido.

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