Al sol de la Fábrica y son de las gaitas

La nave taller de las antiguas instalaciones industriales alberga la exposición de Magnum y permitió al público mirar y disfrutar de toda esa belleza que está en la imagen captada de la realidad, también la de la España de la guerra civil que recorrió junto a Constantino Suárez uno de los fundadores de la agencia, David 'Chim' Seymour. Con un solazo espectacular y temperatura veraniega, la Fábrica vivió una jornada de numeroso público, como sucedió también el viernes. Claro que lógico es porque la ocasión lo merecía. Hay música, están también el precioso homenaje visual a Marjane Satrapi (Premio de Comunicación y Humanidades), y está, por supuesto, el Badmintown, a rebosar de niños y no tan niños. Para nada se quedaron los mayores sin disfrutar de su partidita improvisada de bádminton. Con la calorina del día, a más de uno se le subieron las pulsaciones y los colores a la cara. Muy divertido ese acercamiento a la Premio Princesa de Asturias de los Deportes, cuyas palabras paneladas emergen en el recinto: «Puedo porque pienso que puedo. Lo he usado para momentos complicados, partidos importantes y situaciones en las que me jugaba mucho. Momentos de duda, de inseguridad o miedo. Lo recordaba y me hacía cambiar algo», pueden leer los visitantes, que también rieron en ese afán deportivo y en otros, en los talleres múltiples, en el cine proyectado y las músicas de latinoamérica a Serrat que fueron sonando en los diferentes espacios. Qué importante es pasar un buen rato: «La risa es el grado más alto de entendimiento del otro. En el momento en que te ríes con el otro es en el que os entendéis mutuamente», palabra, en este caso, de Satrapi, impresa en su 'Satrápolis'.

Y mientras eso sucedía en la Vega, comenzaba ayer a irse el sol cuando llegaba a Oviedo la poeta rumana Ana Blandiana, la segunda premiada tras Cristina de Middel en escuchar el sonido de las gaitas a las puertas del Hotel de la Reconquista, el otro cuartel general de unos Premios que comienzan su semana grande.

Blandiana aparecía pasadas las siete y veinte de la tarde a las puertas del Reconquista y, con gesto amable, posó para una foto que ya es tradición. No viajó sola Blandiana, se hizo acompañar de la traductora de sus obras al español, Viorica Patea. Con ella incluso posó. Y no es extraño porque a ella achaca buena parte del éxito de sus obras en castellano. Sola y junto a Patea, se dejó fotografiar acompañada de la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo. Las tres mujeres escucharon y agradecieron los sones de la Banda de Gaites Soto de Rei y los aplausos del público congregado en las inmediaciones del hotel.