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Hablar de Luis Castro es hacerlo del tercer futbolista con más partidos de la historia del Real Avilés Industrial, con 280. En total fueron diez temporadas como blanquiazul, en dos etapas, que le permitieron disfrutar del histórico ascenso a Segunda de 1990 y de dos campañas en el fútbol profesional, la primera para el recuerdo.
Estos galones le convierten en una voz autorizada del equipo realavilesino, del que es socio, pero además, curiosidades del fútbol, el exfutbolista avilesino fue protagonista en el único Real Avilés-Rayo Majadahonda disputado hasta la fecha. El partido tuvo lugar el 4 de enero de 1998 en el Muro de Zaro y Castro fue el encargado de marcar los dos primeros goles del encuentro. Sin embargo, 2-0 arriba en el marcador, el Rayo acabaría remontando para el 2-3 definitivo.
«Fue un año complicado», recuerda el mayor de los Castro. «Vino Pujana, un entrenador vasco, y cambió un poco la dinámica del equipo, trayendo a más gente de fuera cuando estábamos acostumbrados a que la plantilla estuviese compuesta casi en su totalidad por jugadores asturianos. Dos años antes, habíamos jugado el 'play off' con Quirós».
Ese resultado ante el cuadro madrileño, «que era más débil que el de ahora», pues no había pasado todavía por el fútbol profesional, fue una muestra de «la mala dinámica que llevábamos. Nos acabamos salvando in extremis contra el Zamora».
Luis Castro se acuerda solo uno de uno de los goles, el que marcó de cabeza «casi en la línea de gol en un barullo en el área», aunque si se repitiese el sábado en el Suárez Puerta ese 2-3 el Real Avilés conseguiría igualmente el ascenso a Primera RFEF. En ese sentido, aunque es optimista teniendo en cuenta el resultado de la ida, que «es buenísimo», la leyenda blanquiazul alerta. «Veo demasiada euforia y creo que la gente debe tener claro que no se debe celebrar nada hasta que no se consiga. La idea tiene que ser apretar desde el primer minuto. Que los jugadores del Majadahonda lo noten y el árbitro también».
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En todo caso, confía en el trabajo del cuerpo técnico y los jugadores, a los que «veo mentalizados», y aplaude también la instalación de las gradas supletorias. «Eso cierra el campo y mete más presión a los rivales. Todavía recuerdo cómo estaba el Muro de Zaro cuando jugábamos allí en Segunda. El linier apenas tenía sitio para levantar el banderín en el lado de la grada y los jugadores alucinaban cuando miraban para el otro lado y veían un muro. Al final sacamos muchos puntos por el ambiente que se generaba allí», rememora.
En ese sentido, Castro está encantado por poder disfrutar de nuevo del ambiente de fútbol que se ha generado en Avilés. «Me quedo con varias cosas por encima del resto. Se han recuperado para la causa más de 1.000 socios que habían dejado de venir en la época oscura más reciente y se ve a gente más joven en el estadio. Además, ahora también se ven más camisetas y más colorido, porque antes esto del 'merchandising' no existía y era más complicado equiparse».
Para Luis Castro, el ascenso sería muy importante para el proyecto, pues «estamos hablando de casi una Segunda División. Te vendrían equipos importantes que arrastran gente y el nivel subiría mucho». Y, también, de cara al futuro, que salieran adelante tanto la ciudad deportiva como la reforma del estadio. «Es importante que las gradas lleguen hasta el suelo. No hay color».
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