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RAMÓN JULIO GARCÍA
OVIEDO.
Lunes, 11 de marzo 2019, 03:52
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La alineación del Real Oviedo en Mallorca presentó sorpresas en cuanto a nombres, pero también un cambio de dibujo que no se esperaba, al menos, de inicio. Anquela optó por una defensa de cuatro y reforzar la medular con un jugador más, algo que el técnico no había utilizado desde hace muchas jornadas, aunque sí en el transcurso de alguno de los últimos encuentros.
El técnico había ensayado durante la semana ese dibujo en El Requexón, como hace habitualmente, pero no parecía que iba a ser una alternativa de inicio. La realidad fue que el sistema con el que el equipo inició la temporada no dio los frutos esperados por el técnico.
Funcionó a medias en la primera mitad, cuando el juego estuvo más igualado y el Mallorca no inquietó a Champagne. Sin embargo, en la segunda mitad, el Mallorca entendió mejor el partido y se hizo justo vencedor. Tras el encuentro Anquela explicó el motivo del cambio: «Buscábamos tener más el balón en el centro del campo». Justificó el cambio por la forma de jugar del rival. «Sabíamos que el Mallorca concedía muy poco y queríamos tener el balón y jugar más de lo que veníamos haciendo, pero no pudo ser».
El equipo azul tuvo más el balón que el rival en Son Moix, ya que controló el balón un 52% del tiempo, pero eso no sirvió para que el equipo disparara a puerta a lo largo de todo el encuentro. Los oviedistas tuvieron el balón en su propio campo, con circulación entre los centrales y Folch, que se retrasaba en el inicio del juego, pero apenas era capaz de avanzar hacia la portería de Reina.
Quizás la clave también la dio Anquela en la sala de prensa cuando apuntó que «pensaba que íbamos a tener más el balón y más criterio». El equipo jugó muchas veces hacia atrás y se encontró con que no disponía de los carrileros en las bandas para tratar de llegar por los costados. Bárcenas lo intentó un poco más, pero Omar Ramos tuvo tendencia a irse al medio, donde la acumulación de jugadores de los dos equipos no daba margen a avanzar. El equipo tuvo a dos jugadores de buen trato de balón en el centro del campo, Tejera y Javi Muñoz, pero careció de dinamismo y el juego azul era previsible y fácil de contrarrestar.
La composición de la plantilla y los primeros encuentros de la temporada hacían prever esta campaña un Oviedo más combinativo y con balón. En los primeros partidos el conjunto azul formó con un dibujo parecido al de Son Moix.
Sin embargo, a medida que avanzaba la competición, los mejores momentos del equipo llegaron con los tres centrales y el doble pivote. Sí funcionó en algunos partidos, pero cuando no se utilizó de inicio y fue un recurso para controlar algún partido.
En el sistema de tres medios centros el técnico suele formar un triángulo con Folch en el vértice, cerca de los centrales, mientras que Tejera y Javi Muñoz se abren a los costados, más adelantados y con una tarea de presión sobre la salida del rival y luego de buscar la portería contraria.
La conclusión del pasado sábado es que el equipo no funcionó y además de la derrota fue la versión más previsible y poco efectiva del equipo en las últimas jornadas. Anquela, que no suele ser partidario de realizar muchos cambios, deberá darle una vuelta esta semana al dibujo para decidir la mejor manera de buscar la victoria ante el Nástic y recuperar el terreno perdido.
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