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Mossa, con una bufanda del Oviedo en El Requexón. ELOY ALONSO
Real Oviedo | Mossa: «Ganarles demostró que el Oviedo estaba muy vivo, que había vuelto»
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Real Oviedo | Mossa: «Ganarles demostró que el Oviedo estaba muy vivo, que había vuelto»

Jose María Angresola, 'Mossa' Jugador del Real Oviedo ·

Será el quinto derbi para el defensa, que se erigió como protagonista con dos goles en la primera victoria azul tras catorce años sin duelo regional

MARÍA SUÁREZ

OVIEDO.

Jueves, 14 de noviembre 2019, 01:28

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Es valenciano y la 2019-2020 es 'solo' su tercera temporada como carbayón, pero Mossa es ya parte de la historia del Real Oviedo. El lateral, que no se da importancia, reconoce que «le tocó ser protagonista inesperado» en la primera victoria azul tras catorce años sin enfrentarse al Sporting, máximo rival de los oviedistas.

Al defensa le recuerdan casi a diario ese partido a modo de agradecimiento, pero para él tanto su apuesta por el Real Oviedo como la experiencia en los derbis es algo que supera siempre las expectativas, y lo importante es centrarse en que siga siendo así en el próximo enfrentamiento entre ambos. Mossa, con la madurez que le caracteriza, no quiere vivir de recuerdos, quiere brindar a la afición momentos de orgullo nuevos y mejores. Empezando por este domingo.

-Todavía le recuerdan los goles del primer derbi...

-Sí, cada día desde que pasó. Es algo muy bonito y sé que va a quedar en el recuerdo siempre, aunque no se puede vivir de glorias y lo importante es el derbi que está por llegar.

-¿Qué supuso en su carrera?

-Personalmente me enorgullece haber vivido un momento un así. Son días que todo futbolista quiere tener en ella: ganar para los tuyos un derbi que llevaba 14 años sin disputarse y, además, tener la fortuna de ser protagonista.

-Siendo defensa no imaginaría que acabaría marcando dos goles...

-No, para nada. En el vestuario sabíamos que quien marcara en un partido así pasaría a la historia del club. Lo normal era que hubiesen sido los delanteros, pero me tocó a mí ser protagonista inesperado.

-Los niños querían ser Mossa al día siguiente, y para el oviedismo fue dar un golpe en la mesa, ¿es consciente de qué significó?

-Claro. Ya el gol de Toché en El Molinón significó mucho. El club llevaba 14 años sin poder competir ante su máximo rival histórico, y ese primer empate ya fue significativo. Poder luego ganarles en casa fue reafirmar de algún modo que el Oviedo estaba muy vivo y que había vuelto. Lo más importante para el vestuario fue conseguir que el oviedismo se quitara la espina clavada.

-¿Jugarlo de local fue especial?

-El derbi en el Tartiere superó las expectativas de todos. Éramos conscientes de que iba a haber una gran ilusión puesta en ese partido, un interés mediático importante, pero lo que vivimos superó cualquier idea que pudiéramos llevar en la cabeza.

-Es la quinta vez que vivirá este duelo, ¿cómo se lleva la semana?

-Intento mantenerme un poco al margen. Ya sabes la importancia que tiene y no es necesario añadirte más presión. La gente por la calle ya te hace sentir que es algo diferente, un partido en el que te juegas tres puntos, sí, pero mucho más en lo anímico. Esa semana sobra la motivación, te centras en la preparación.

-¿Con qué derbi se queda?

-El más especial fue el primero en casa. Empatar en Gijón demostró muchas cosas, pero ganar en casa fue muy significativo porque logramos que la gente se fuese a casa feliz y orgullosa de su equipo.

-Dos victorias, un empate y una derrota, el balance no es malo...

-Hasta ahora los hemos afrontado bien. El que menos, el último en El Molinón, que no supimos leer el partido. Aún así pudimos empatar. Los derbis se juegan desde otro punto de vista y da igual la dinámica, están marcados por la igualdad y los detalles. No deja de ser también un partido de Segunda División.

-¿El vestuario está especialmente identificado con el oviedismo?

-Estoy seguro que a ellos su afición también les hace saber lo que hay en juego. Lejos de sumar, que lo necesitamos a nivel clasificatorio, para nosotros lo principal es darles una alegría, un motivo para estar orgullosos del equipo. A los de casa además el entorno les hace vivirlo de manera más intensa. Incluido el míster, que es de Oviedo y del Oviedo, y tiene la responsabilidad de buscar el triunfo desde el banquillo. Ahí se pasan más nervios que jugando.

-¿El bagaje aporta tranquilidad?

-La experiencia es un grado siempre, el haber afrontado partidos como este antes te hace estar tranquilo en cierto modo. No es normal en esta categoría vivir un partido de esta magnitud, con ese ambiente. Se vive de una forma muy especial y supera cualquier expectativa.

-No se llega en la mejor situación...

-Tampoco sorprende un inicio así. No me vale que en agosto se hable de estar arriba, ni ahora se pongan otros objetivos. Las únicas cuentas que valen en Segunda son las de ir jornada a jornada. No estamos en la tabla como querríamos pero queda bastante y tenemos que tener claras dos cosas: cada partido va a ser una batalla, y esta liga muy dura.

-¿Ya era así de dura estos años?

-Yo no sé si se daba valor a lo que se lograba, pero yo a título personal sí. Competir y estar arriba es difícil y el equipo hizo buenas temporadas, dejándolo todo y teniendo opciones hasta el final. Hay que sumar lo máximo posible y cuanto antes, los puntos nos van a dar tranquilidad y confianza para mejorar.

-Ya ha habido cierta mejora...

-Los resultados te cambian las sensaciones, y aunque venimos de dos partidos fuera en las que no fueron buenas lo cierto es que se han hecho muchas cosas bien. Con mucho trabajo habíamos conseguido salir del descenso, eso no se logra en un día. Hay que pensar en crecer y forma un grupo fuerte para sumar.

-¿Qué balance hace de su apuesta por el Oviedo en su tercer año?

-La valoración me gustaría hacerla cuando ya no esté, pero ya he vivido cosas en lo futbolístico muy bonitas, sobre todo en los derbis. En esta categoría si no estás en un equipo como el Oviedo no podrías vivir algo así, muy pocos equipos pueden presumir de tener esta afición. Yo vine tomando la decisión de manera visceral: quería vivir lo que era un equipo así, con esa afición que te exige en lo malo porque quieren verte ganar y que a la par te empuja como nadie. El Oviedo ha superado todas las expectativas que me cree cuando imaginaba como visitante qué se sentiría de local.

-¿Cómo se explica esta rivalidad?

-Son dos clubes que pelean por todo, luchan por masa social en un mismo territorio como es el Principado, no hay ni 30 kilómetros entre las ciudades, y se enfrentan por todos los apoyos y recursos. Se vive entre familias y a mí me gusta porque en el fútbol en el que cada vez importa más lo empresarial y se aparta a la gente, estos partidos mantienen vivo justo lo que no hay que perder: lo emocional.

-¿Hay ganas de llegar al Tartiere?

-Pasa el primer derbi en casa y piensas que se calmará un poco todo en el segundo, que se vivirá con intensidad pero sin ese nivel de entusiasmo. Sin embargo había aún más gente acompañándonos al año siguiente. Eso explica cómo se vive. En el bus, las caras de los nuevos son de alucinar, y los demás disfrutamos también con su propia sorpresa al vivirlo por primera vez. Está siendo un año complicado, las dificultades añaden preocupación y la tabla la primera, pero la afición está siempre a nuestro lado. Nuestro trabajo es tratar de ganar y que disfruten.

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