Juntos lo vamos a conseguir

Había llegado ese momento en la vida para el que nadie te prepara, que es el de no defraudar a los nuestros. Porque, lo normal, por mucho que nos duela, es fracasar. Y la única manera de no hacerlo es seguir intentándolo sin tener en cuenta las veces que has fallado. Una tras otra. Como si fueras una máquina que ha sido creada para apretar todos los tornillos que pasan por una cinta transportadora. Y todo ello sin pensar en los que estarán esperando que falles. Lo único que tiene que hacer rugir tu interior es el amor por los tuyos. Esos en los que te quieres ver reflejado en sus ojos. Esos de los que quieres ser el motivo de su sonrisa. Esos que nunca te han abandonado.

Y el Real Oviedo no falló a sus aficionados. Sufrimos como hacía tiempo que no lo hacíamos, pero valió la pena cada segundo. Los de Calleja dieron un golpe encima de la mesa y dejaron claro que quieren estar en la zona noble de la tabla, que están dispuestos a luchar cada balón por ello y que creen ciegamente en su talento. Las maneras, el estilo, son muy importantes, pero a veces para conseguir los resultados tenemos que sacrificar algo. Aunque por momentos nos sangren los ojos, nos desesperemos y creamos que el entrenador que llevamos dentro tiene la clave para alcanzar el éxito. No hay ningún motivo para hacer brechas en nuestro entorno. Ha llegado el momento de aislarse más que nunca del ruido y permanecer firmes, juntos. Contra todo y contra todos. Solo así podremos conseguirlo.