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Un grupo de montañeros asciende por el corredor Goûter, de la vía normal del Mont Blanc, el pasado mes de agosto. Reuters
300.000 euros de multa y hasta dos años de cárcel por plantar una tienda en el Mont Blanc

300.000 euros de multa y hasta dos años de cárcel por plantar una tienda en el Mont Blanc

Desde el pasado 1 de junio los gendarmes y una 'brigada blanca' controlan el acceso al techo de los Alpes para evitar masificaciones y conductas peligrosas

ÓSCAR GOGORZA

Martes, 11 de junio 2019, 04:53

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La masificación en las cimas más celebradas del planeta, sea en el Himalaya, en los Alpes, en los Andes, en el Cáucaso e incluso en los Pirineos, ofrece escenas tan aberrantes como la ya tristemente famosa instantánea del colapso hacia la cima del Everest. Pero todo esto es susceptible de empeorar, incluso cuando se pretende minimizar el impacto en la montaña de tanta visita. La ruta normal al Mont Blanc, también conocida como la 'Voie Royale', la que pasa obligatoriamente por el refugio de Goûter, está controlada por la gendarmería desde el pasado 1 de junio. Policía de montaña, controles de documentación inopinados, multas y hasta cárcel. Jean Marc Peillex, alcalde de Saint Gervais, localidad al pie de la célebre montaña, asegura haber ganado la batalla contra la masificación, tarea que le ha mantenido ocupado los últimos 15 años y que le ha enfrentado con el alcalde de Chamonix y con el mismo Gobierno del país. De hecho, no ha sido hasta última hora cuando el representante del Gobierno, el prefecto de Alta Saboya, Pierre Lambert, ha firmado la orden que regula el acceso y ascensión al Mont Blanc por la vía normal de la cara norte. Para llegar a esta 'solución', el alcalde de Saint Gervais, muy aficionado a los micrófonos y a la prensa, llegó a tildar de «hipócrita» la gestión del asunto en manos del prefecto, señalando incluso la escasa disposición mostrada el pasado verano por los gendarmes (realizaron un ensayo general) para hacer cumplir con las leyes ahora implantadas.

En la práctica, quien aspire a escalar el Mont Blanc deberá contar con una plaza reservada a su nombre en cualquiera de los tres refugios diseminados en la ruta normal: Nid d'Aigle, Tête Rousse, Goûter. También deberán estar documentados para acreditar su identidad y evitar la reventa de plazas en los refugios cuyas reservas son nominativas. En la actualidad, existen plazas para los guías y sus clientes y plazas para montañeros que no desean ser guiados, pero nadie ha explicado qué porcentaje se corresponde con cada parte. Lo cierto es que los guías autónomos que no trabajan para las grandes compañías de guías locales apenas tienen opciones de lograr una plaza…. y lo mismo ocurre para aquellos que no necesitan el concurso de un guía. Jean Marc Peillex justificaba su cruzada ante los medios locales asegurando que la vía normal al Mont Blanc es «la más frecuentada, con el 75% de las ascensiones, la más banalizada, la más vendida por las agencias. Se ha convertido en un producto de consumo urbano, un parque de atracciones donde la gente busca un selfie. Cada año 25.000 personas buscan la cima, creando un fenómeno de masificación en los refugios, problemas de seguridad y gestos contra el orden público». Junto a los gendarmes, una 'brigada blanca' formada por empleados municipales con potestad para multar, realizará controles inopinados en cualquier punto de la ruta. Las multas por plantar una tienda serán de 300.000 euros y dos años de cárcel. En caso de rebelión contra la autoridad, 30.000 euros de multa y dos años de cárcel y si el montañero incurre en conducta engañosa, pagará 7.500 euros y podrá ingresar 6 meses en prisión. Con todo esto, 'solo' 264 personas podrán intentar la cumbre entre el 1 de junio y el 29 de septiembre, 214 de capacidad de los refugios y 50 de las tiendas campo base que se instalan junto al refugio de Tête Rousse. Además, desde 2017, el alcalde de Saint Gervais impuso un equipo mínimo para ascender al Mont Blanc justo después de que de dos corredores de montaña perdiesen la vida en la ruta. El equipo mínimo consta de un gorro, gafas de sol, gafas de ventisca, crema solar, chaqueta cortavientos, pantalón de montaña, pantalón cortavientos, botas de alpinismo cramponables, crapones regulados para dichas botas, arnés, kit de rescate glaciar, cuerda, GPS o brújula y altímetro.

Corredores de una competición ultra trail organizada en el macizo del Mont Blanc.
Corredores de una competición ultra trail organizada en el macizo del Mont Blanc. Reuters

La normativa no ha sido del agrado de todos. El alcalde de Chamonix, Eric Fournier, teme ahora un efecto rebote en la ruta de los Cuatromiles, la que parte desde el refugio de Cósmicos, al cual se accede desde el teleférico de la aguja de Midi. Se trata de una ruta más técnica y comprometida, donde la presencia de seracs ya ha causado serios accidentes: «antes de colocar a la policía y regular la vía normal, se debería haber realizado un estudio del impacto que eso puede tener en el resto de rutas», se lamentaba el verano pasado Eric Fournier cuando ya se vaticinaba la firma de la medida.

Aquellos que ven esta ley como excesiva, denuncian ciertas paradojas: ¿por qué se permitió la construcción de un nuevo refugio de Goûter, con más capacidad, si lo que se deseaba era mermar la afluencia a la montaña? ¿por qué no se desmanteló el viejo edificio? ¿por qué el alcalde de Saint Gervais defiende que se rehabilite el viejo refugio para uso de los guías locales? ¿No será que lo que realmente molesta al alcalde de Saint Gervais no es la manifiesta falta de cultura y educación montañera sino el hecho de que hay alpinistas que no paguen por escalar el Mont Blanc? ¿quién se atreve a meter mano en el ingente negocio turístico que representa desde hace décadas el techo de los Alpes? ¿era necesario el recurso a la policía?

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