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Armandina Fabián, de 80 años, rodeada de sus hijas Geli, Virginia y Sonia Llano. Arnaldo García
Los otros 8M de mamá

Los otros 8M de mamá

Quince asturianas, madres e hijas, analizan la evolución de los derechos de la mujer a la vez que respaldan la movilización para lograr «la igualdad real» | «Lograr la igualdad real es imparable, aunque aún queda mucho por reivindicar»

Chelo Tuya

Gijón

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Jueves, 7 de marzo 2019, 04:20

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Cuando nació Andrea Escandón (Gijón, 1982), el foco mediático alumbraba España, anfitriona del Mundial de Fútbol. El mismo país en el que, un año antes, el padre de esta técnico de Mar de Niebla habría podido darla en adopción sin consultar a su madre: hasta junio de 1981, los hombres tenían la patria potestad de los hijos. Cuando nació Beatriz Lago (Gijón, 1984), las mujeres no tenían derecho al aborto. La ley de interrupción del embarazo no llegó hasta 1985. Cuando nació Lucía Lobato (Gijón, 1996), solo hacía tres años que las mujeres estaban autorizadas a trabajar en la mina. Geli Llano (Oviedo, 1962) no pudo cumplir su sueño: ser militar. Hasta 1990 no se permitió la presencia de la mujer en el Ejército. «No teníamos ningún derecho».

Es rotunda Armandina Fabián (Cabranes, 1938) en su afirmación. Sus ochenta años («la cabeza la tengo estupenda, ¿eh?», advierte) le permiten analizar la situación de la mujer en España en las últimas décadas. «No teníamos ningún derecho: ni a estudiar ni a tener un empleo. Para trabajar en el campo o con el ganado, sí nos querían, pero luego, al llegar a casa, ellos descansaban mientras tú tenías que seguir trabajando: lavando, cocinando, criando».

Foto de familia. Quince mujeres distribuidas en seis grupos de madres e hijas participaron en el debate de EL COMERCIO sobre el futuro del feminismo.
Foto de familia. Quince mujeres distribuidas en seis grupos de madres e hijas participaron en el debate de EL COMERCIO sobre el futuro del feminismo. Arnaldo García.

La interrumpe Ángela Vallina (Gijón, 1999): «No me cabe en la cabeza que no dejaran estudiar o trabajar a las mujeres», dice esta alumna de Farmacia. «¡Pero si no teníamos derecho ni a tener casa o cuenta a nuestro nombre. Es más, si heredábamos de algún familiar, ese dinero lo gestionaba nuestro marido», le espeta Armandina.

El murmullo es generalizado. Cari García (Gijón, 1952), Tini Navas (Gijón, 1956), Ángeles Martínez (Gijón, 1960), Yolanda Díaz (Gijón, 1968) e Isabel González (Gijón, 1969) corroboran lo que dice Armandina. «Hasta que acabó la dictadura, la mujer en España no tenía derechos», recuerda Navas. Y tardó en recuperarlos. «La lucha contra el franquismo relegó la de la igualdad», reconoce.

«Estamos en contra del machismo, no de los hombres»

Ángeles Martínez (Gijón, 1960) aún recuerda el pasado 8M. «Fue impactante. Me emocionó ver a tantos hombres con nosotras en las concentraciones y en la manifestación». Porque tanto ella como su hija, Andrea Escandón (Gijón, 1982), tienen claro que «estamos en contra del machismo, no de los hombres».

Ellas son las 'madres' de este encuentro organizado por EL COMERCIO para analizar la evolución de los derechos de la mujer. Un encuentro en el que participan 'hijas' que, a su vez, ya son madres, como es el caso de la hermanas Geli, Virginia y Sonia Llano y de Beatriz Lago. E hijas que aún no han optado por la maternidad, como Xana López (Gijón, 1998), además de Andrea, Ángela y Lucía. Un encuentro con quince mujeres entre los 80 años de Armandina a los seis meses de Martina.

Cristalero versus limpiadora

En ella, en Martina, en su generación, están puestas todas las esperanzas. «La de ella tiene que ser la generación de la igualdad». De la igualdad «real» precisan de forma unánime. Porque tanto las madres como las hijas tienen tan claro que «lograr la igualdad es algo imparable, a las mujeres ya no hay quien nos frene», como que «aún queda mucho por reivindicar».

¿Por ejemplo? «Acabar con la brecha salarial», apunta rápida Tini Navas. Integrante de la Plataforma Feminista d'Asturies, es funcionaria de Justicia liberada por CC OO. Tiene claro que «aún hay empleos feminizados, con menos salario». Hasta 6.000 euros menos al año, dice un informe de su sindicato.

«Pues en mi etapa como gestora comercial, no vi nunca diferencias salariales con mis compañeros», apunta Beatriz Lago, ahora inmersa en un proyecto hostelero, El Viajeroh! «Pues las sigue habiendo», señala Ángeles Martínez. «Conozco a cajeros que cobran más que las cajeras». «Es tan sutil como cambiar el nombre. Si un hombre limpia cristales, se le llama cristalero y cobra más que una mujer que haga lo mismo. A ella se la contrata como limpiadora», refuerza Virginia Lago.

Tini Navas y su hija Xana López, con la camiseta reivindicativa feminista.

«La lucha contra el franquismo relegó la pelea por la igualdad»

Tini Navas (Gijón, 1956) llegó a la Universidad en 1974. Funcionaria de Justicia, liberada por CC OO, reconoce que «la lucha contra el franquismo relegó la de la igualdad». Su hija, Xana López (Gijón, 1998) integra, como ella, la Plataforma Feminista d'Asturies y llama a la movilización: «No haciendo nada sí que no lo vamos a conseguir».

«Yo soy 'kelly' y cobramos todas igual», le rebate su hermana Geli. «Pero no es eso», explica Navas. «Estás –le dice a Geli– en un sector que sirve de ejemplo: cuando alguien va al hotel, lo que busca, lo que valora, es la habitación, que sea cómoda y esté limpia. Sin embargo, en la escala del hotel, la limpiadora es la que menos cobra. Tiene más salario el jardinero y no creo que nadie elija un hotel por su jardín», remacha.

Una brecha salarial fomentada en la conciliación. O, precisamente, en la falta de ella.

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