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Aarón Zapico, a los mandos de su clave. JUAN CARLOS CUERO
«Mi verano es un poco sui géneris»

«Mi verano es un poco sui géneris»

El director asturiano vive unos meses llenos de proyectos y retos, «todos estimulantes» | «El gran salto de la humanidad sería dar un paso de empatía con el prójimo»

PABLO A. MARÍN ESTRADA

GIJÓN.

Miércoles, 24 de julio 2019, 01:45

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El director asturiano Aarón Zapico vive un verano gozoso, de retos. El más inmediato la lección magistral en la Escuela Internacional de Música de la Fundación Princesa de Asturias, que pronunciará mañana ante la reina Letizia.

-¿Cómo espera la lección de mañana?

-Es una responsabilidad enorme y más cuando te ponen de modelo ante las nuevas generaciones. El hecho de que en la Fundación hayan pensado en mí me colma de honores. Será un reto gozoso.

-Tendrá además a la reina Letizia, como espectadora privilegiada.

-Soy un músico antiguo, me dedico al barroco y en él la presencia de las casas reales como mecenas fue de vital importancia. Así que me siento un poco como en casa al tener que hablar ante la Reina. No solo es un respaldo a la Fundación, sino también a la música.

-Hace unos meses ya tuvo ocasión de conocer a la Reina en Oviedo.

-Sí, coincidimos en un encuentro con Martin Scorsese, en el que me consta que ella quiso estar, llegando a cambiar su agenda. Es conocida su condición de cinéfila y melómana, pero el detalle de que modifique su agenda para apoyar actos de este tipo dice mucho de su compromiso con la cultura.

-¿El verano le pilla trabajando?

-Lo hago con muchísimo gusto porque son todos proyectos estimulantes. Tras la conferencia me voy a El Escorial a una producción de Gutiérrez Aragón y Miguel Rellán sobre Farinelli. Después a Cataluña y a preparar 'Rinaldo' para la Ópera de Oviedo. Será un verano un poco sui géneris, pero llevadero.

-¿Cuándo usted tenía la edad de sus hijas soñaba con vivir de la batuta?

-En absoluto, para mí no había otro querer que el Madrid, deseaba estar ahí con la quinta del Buitre. Luego la vida me llevó por otros derroteros. Pero me considero un absoluto privilegiado, las cosas que pude hacer gracias a la música, no estaban ni en mis mejores sueños.

-Ha podido dirigir y tocar por todo el mundo. ¿Algún viaje que le haya marcado?

-No hace mucho estuve en Cracovia dirigiendo una orquesta y me impactó ver las huellas del nazismo en la ciudad: el antiguo gueto, la fábrica de Schindler. Sentí ganas de llorar. No pasó en el cine, fue real, y cuando ves que de alguna manera se repite ahora da vértigo.

-A medio siglo del pequeño paso en la Luna, ¿cuál sería hoy el gran salto de la humanidad?

-El gran salto que le falta a la humanidad es muy pequeño, sería un paso de empatía con el prójimo, con el vecino.

-¿Qué deberes les pondría a quienes deciden los planes de enseñanza musical?

-Muy pocos. Simplemente que escuchasen a quienes tienen conocimiento y experiencia en la materia. No es necesario inventar la rueda, solo fijarse en los modelos exitosos de otros países y preguntar a quien sabe cómo se pueden mejorar las cosas.

-¿Qué le produce a usted el efecto de un 'allegro'?

-Confío en la sociedad, pero la veo envuelta en la nube tóxica de los políticos. A la vez, todos los días veo algo que me hace feliz, en mis hijas o en un gesto amable en la calle.

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