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Usama Bilal, investigador de la Drexel University, de Philadelphia, durante una conferencia. JUSTUS HENRY
Coronavirus en Asturias | «El adelgazamiento de los servicios de salud ha influido en la mortalidad»

Coronavirus en Asturias | «El adelgazamiento de los servicios de salud ha influido en la mortalidad»

Usama Bilal Álvarez, epidemiólogo ·

«Gastamos poquísimo y apenas controlamos a las residencias. Cuando pase esta crisis, tenemos que hacer un esfuerzo por cambiar ese modelo»

LAURA MAYORDOMO

GIJÓN.

Lunes, 20 de abril 2020, 02:16

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Usama Bilal, epidemiólogo asturiano (Gijón, 1986) que lleva años radicado en Estados Unidos, vive desde el 16 de marzo confinado por el SARS-CoV-2, intentado aportar su «granito de arena, estudiando cómo el virus se distribuye de manera desigual por clase social y raza en Filadelfia y Nueva York». Pero no pierde de vista la situación española en general y la asturiana en particular. «Espero honestamente que nuestra principal enseñanza tras esta pandemia sea que necesitamos mucha más gente trabajando por la salud de todos», afirma.

-¿Qué es lo que hace distinta a esta epidemia?

-Es un virus totalmente nuevo para el que no teníamos inmunidad. Eso hace que nos contagiemos muy fácilmente. Además, hay un gran proporción de gente infectada que no muestra síntomas, por lo que es mucho mas fácil que ocurra una extensión rápida de la enfermedad al haber gente haciendo vida normal siendo contagiosa sin saberlo.

-En apenas tres meses ya estaba en prácticamente todo el planeta. ¿Es uno de los virus de más rápida expansión?

-Si lo comparamos con el resto de virus que nos preocuparon recientemente (SARS, ébola...), desde luego sí. Pero la razón de su gran expansión es que precisamente no es tan letal como esos otros virus, que no podían llegar muy lejos porque eran muy sintomáticos y producían enfermedad muy severa. Si pensamos en la gripes 'nuevas', incluyendo las de 2009, 1968, 1957, 1918, siempre vienen muy rápido y se expanden enormemente, precisamente porque tenemos muy poca inmunidad contra ellas.

-¿Pecamos de inocencia cuando pensábamos que no era más que una gripe?

-Muchos lo hicimos. Yo mismo lo hice. A principios de enero pensaba que sería algo que se quedaría en China. A finales de ese mes parecía claro que sería algo bastante más extendido, pero pensaba que sería otra gripe. En febrero ya era claro que estábamos ante algo diferente.

-¿Subestimamos al enemigo o es que no lo vimos venir?

-Expertos en enfermedades infecciosas y emergentes llevaban años diciendo que teníamos que estar preparados para nuevas epidemias. Llevábamos tiempo con la impresión de que la era de las enfermedades infecciosas ya se había terminado, que solo importaban las crónicas. Esta pandemia nos recuerda que tenemos que mantener siempre un grado de alerta ante la probabilidad de que surjan nuevos microorganismos.

-¿Nos pilló desarmados?

-Quiero hacer una aclaración. Aunque estén relacionados, es muy importante que separemos los sistemas de salud pública de los sistemas de atención sanitaria: Atención Primaria, Especializada, etcétera. Son sistemas que se relacionan entre ellos, pero tienen diferentes funciones. Cuando hablamos de investigar el origen de un brote, controlar la extensión de una epidemia o mitigar los efectos de una pandemia, en muchos casos nos debemos a la salud pública. En España, al menos a nivel nacional, llevamos años dedicándole menos dinero, y con ello menos personal y recursos, a los sistemas de salud pública. Con un sistema tan adelgazado, con tan poco personal, tan poco poder y recursos, es muy difícil responder ante una amenaza así. Lo vemos muy claro en lugares como Madrid, donde se eliminaron muchos dispositivos de salud pública durante los gobiernos de Esperanza Aguirre, y el resultado ha sido devastador. En Asturias el sistema es muchísimo más fuerte y mucho mejor organizado. Esperemos que con eso se consiga controlar la extensión de la epidemia en el Principado.

-¿Por qué el grado de afectación de la enfermedad es tan variable?

-Las razones biológicas están muy poco claras, pero si algo parece muy claro es que las personas con enfermedades crónicas son mucho mas susceptibles de sufrir las consecuencias severas de esta enfermedad. Ahora bien, un aspecto importante es que un numero no desdeñable de gente acaba requiriendo de terapia en cuidados intensivos. La fortaleza del sistema sanitario en poder crecer para atender esta demanda es fundamental. Este es otro lugar donde el adelgazamiento progresivo de muchos servicios de salud autonómicos ha tenido probablemente un papel clave en el aumento de la mortalidad.

Influye el lugar de residencia

-Se afirma que en su desarrollo influyen cuestiones como la edad, las patologías previas, variantes genéticas... ¿puede influir también el lugar de residencia?

-Sí. El lugar de residencia influye enormemente en las patologías previas y, por lo tanto, influirá en que la gente, si se contagia, tenga mayor o menor riesgo de tener una evolución severa de la enfermedad. En cierto modo es aquí donde pensar en la prevención de las enfermedades crónicas es también útil en el contexto de la pandemia: si la probabilidad de tener enfermedad severa ante una enfermedad infecciosa depende de la presencia de patologías crónicas previas, no podemos pensar en las enfermedades infecciosas y crónicas como dos cosas separadas.

-¿El problema no ha sido tanto la enfermedad como la ausencia de recursos para afrontarla?

-Ha sido una combinación de factores. Cada año la gripe lleva a muchos servicios de salud al límite. Ante un adelgazamiento progresivo de la capacidad de estos servicios para responder, ante una precarización de la fuerza laboral sanitaria, ante una disminución de la importancia de los dispositivos de salud pública... es muy difícil que podamos responder adecuadamente ante una pandemia así. Probablemente ni con nuestro sistema sanitario en su mejor momento podríamos haber respondido de manera adecuada sin antes frenar la propia expansión de la pandemia. Una pregunta diferente es si con un sistema de salud pública fuerte y preparado hubiéramos podido prevenir la expansión de la epidemia, como han hecho en Corea y otros países.

Falta de anticipación

-¿Hubiera sido posible?

-Creo que sí, pero actuando con muchísima anticipación. Lo que quiero decir es que Corea y otros países llevan muchos años preparándose para epidemias así. Es muy difícil responder cuando no has planeado con esa anticipación. En 2002-2003 el brote de SARS en Hong Kong afectó a muchos países del este asiático, seguido de una serie de epidemias posteriores, como por ejemplo el MERS en 2015, que afectó a Corea del Sur. Estos países establecieron un sistema de salud pública muy potente, capaz de reaccionar rápidamente y de manera muy decisiva. En cierto modo el SARS y el MERS 'vacunaron' a Corea como sociedad, así que cuando llegó el actual coronavirus ya tenían listas sus defensas. Las consecuencias del coronavirus en España son el resultado de dos décadas de decisiones políticas y económicas que no han priorizado la importancia de un sistema de salud pública para defendernos de brotes y epidemias.

-Si los daños en países desarrollados están siendo de la magnitud que estamos viendo, ¿qué se puede esperar que ocurra en países más pobres?

-Uf... pues es un problema. España lleva desde el 16 de marzo en un confinamiento blando, que se endureció un par de semanas mas tarde. ¿Se imagina esto en un país como México, donde una enorme cantidad de población vive en situación de enorme pobreza y donde mucha de esta población trabaja en una economía informal? Es muy difícil mantener una situación de confinamiento para mitigar la expansión de la epidemia cuando la gente necesita trabajar en el día a día para poder comer. Y sabemos que la falta de comida es mucho más letal que la infección por coronavirus.

-¿Por qué España lidera las cifras de fallecimientos per cápita? ¿Se podría haber contenido la cifra de muertes con otra política sanitaria?

-A posteriori podemos afirmar muchas cosas, pero está claro que la infrafinanciación de la salud y de la sanidad públicas no ha ayudado. Gastamos mucho menos en salud por habitante que muchos otros países de Europa, gastamos poquísimo en salud pública. Y luego está lo que yo creo que ha sido clave en la mortalidad que ha causado esta epidemia: gastamos poquísimo y controlamos muy poco a las residencias donde viven nuestros mayores. Creo que cuando pase esta crisis tenemos que hacer un esfuerzo muy grande en evaluar y cambiar ese modelo.

-El confinamiento parece la única manera de frenar los contagios. ¿Convendría mantener estas medidas restrictivas hasta que se encuentre una vacuna?

-Sería muy difícil social y económicamente mantener esto durante muchísimo tiempo. Especialmente porque todavía no sabemos cómo mantendremos la inmunidad ante la enfermedad si ya la hemos pasado, no sabemos cuánto tardara en llegar esa vacuna, si llega, o cómo de efectiva será, no sabemos si habrá terapias para la enfermedad que sean seguras y efectivas. Todavía no sabemos muchas cosas. Por ello es importante actuar basado en lo que ya sabemos: los datos epidemiológicos con los que contamos. Es muy importante que se continúe el esfuerzo de seguir haciendo la mayor cantidad de pruebas posibles. Según los datos del Observatorio de Salud en Asturias, en España se han hecho poquísimas comparadas con la extensión de la enfermedad, mientras que en el Principado se han hecho muchísimas.

-¿Alcanza a ver un final?

-Mire, este virus se originó en algún momento de diciembre en China. Estamos a mediados de abril. En cuatro meses hemos adquirido una cantidad de conocimiento único en la historia sobre el virus y la enfermedad que causa. Lo que hemos tardado siglos en saber (tuberculosis), décadas (gripe de 1918) o múltiples años (VIH), lo hemos hecho en unos meses. Cualquier cosa que diga hoy respecto al horizonte final estará desfasada mañana. Pero estoy esperanzado en que con una buena organización de nuestro sistema de salud pública podremos controlarlo y estar preparados por si viene una segunda ola.

-Después de esto, ¿nada volverá a ser igual?

-Esperemos que no, porque es ese igual el que nos llevó a la situación actual.

-¿Qué enseñanzas nos puede dejar esta pandemia?

-Que no debemos descuidar nuestro sistema de salud pública, que debemos tener gente formada y darles recursos para monitorear estas epidemias y actuar sobre ellas cuando sea necesario. Que debemos tener un sistema de atención sanitaria que pueda responder si es necesario ante incrementos en la demanda. Que debemos inspeccionar y controlar las residencias de ancianos. Y que quizás recibir 80 millones de visitantes al año no sea la mejor receta para que una epidemia no nos pegue más duro que a nadie.

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