Borrar
Angelo tiene 12 años y suele estudiar en la calle, después del colegio, mientras espera a sus padres, que son vendedores ambulantes CLARÍN
La historia del niño que estudiaba en la calle a 4 grados y sacó un 9,5

La historia del niño que estudiaba en la calle a 4 grados y sacó un 9,5

Angelo tiene 12 años y suele estudiar en la calle, después del colegio, mientras espera a sus padres, que son vendedores ambulantes

EL COMERCIO

Gijón

Sábado, 27 de julio 2019, 13:11

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La historia, preciosa, la publica el diario argentino 'Clarín'. El protagonista es un niño de 12 años que estudia en la calle y hace sus deberes mientras espera a que sus padres terminen su jornada laboral, ya que son vendedores ambulantes.

El chico está allí, en medio de la calle, muy concentrado, estudiando porque tiene examen de inglés. La foto que sacó una vecina se ha hecho viral en las redes sociales y ahora todos quieren localizar a Ángelo, que estudia en la Escuela Técnica IPEC 57 de la ciudad de Córdoba. Sus padres, Analía y Rafael, trabajan entre diez y doce horas como vendedores ambulantes.

Cuando Angelo sale de la escuela, se dirige hasta el centro para estar con sus padres. Se sienta en un macetero, improvisa un escritorio y se pone a hacer los deberes.

«En la prueba escrita de inglés me equivoqué en una cosa... pero saqué un 9.50. Me tomaron el nombre de las nacionalidades, los meses, los días y las estaciones. Valió la pena el esfuerzo... y un poco de frío hacía», confiesa el pequeño.

En uno de esos días, mientras Angelo estudiaba, la temperatura fue descendiendo desde los diez hasta llegar a los 4 grados. Sin embargo, allí firme y estoico se mantuvo el pequeño, que bien abrigado, repasaba al aire: «Winter, Spring, Summer, Autumn». Cinco, diez veces repetía en voz alta el nombre de las estaciones.

«Me gusta la calle, pero yo tengo casa y voy a la escuela, no falto nunca... Y entiendo que si quiero estudiar, la calle es el único lugar porque mis papás trabajan ahí todo el día. Entonces, prefiero no perder tiempo».

«Tengo mucha facilidad para todo lo técnico -explica-, me gustan los autos, conozco cada una de las partes y quiero ser un especialista. Además, en casa, hago arreglos con soldador, aprendí a usarlo a pesar de que a mi papá no le gusta mucho. Pero me da permiso cuando él está al lado mío».

Angelo quiere graduarse en la escuela técnica, que lo formará para encontrar un trabajo afín, pero también está convencido que estudiará abogacía, «porque me gusta mucho las leyes, y además quiero estar preparado y tener herramientas suficientes en un país en el que no habrá muchas posibilidades».

«Me gusta bailar reggaeton, y canto 'Despacito', me encanta. Pero si tengo que elegir, me quedo con temas románticos, viejos, porque mi papá me hacía escuchar a Sandro, Leo Dan y Camilo Sesto».

«Mi hijo nos ayuda, hace de todo, pero yo le insisto para que estudie, para que tenga la mayor cantidad de conocimientos, porque yo soy un analfabeto que no sabe leer ni escribir, y tengo que vender medias en la calle para llevar comida a mi casa», reflexiona Rafael, de 54 años.

La historia de Angelo cruzó las fronteras cordobesas gracias a Eugenia López, empleada de una cafetería céntrica, quien a la salida de su trabajo, se topó con el hasta ahora desconocido niño estudiando. «Mientras caminaba apurada por la peatonal, no pude evitar sacarle una foto a este nene...», escribió en su Facebook.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios