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BELÉN G. HIDALGO
CUDILERO.
Sábado, 19 de septiembre 2020, 01:14
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Apenas suma 26 primaveras, pero en sus manos tiene la batuta del colegio Riego de Arriba, de Oviñana, en Cudillero. Iris López Marqués (Cudillero, 1994) es la directora más joven de España, un título que le llega con un año de experiencia como docente, truncado por la irrupción de una pandemia que ahora la obliga a «un esfuerzo extra» para enfrentar una atípica vuelta al cole.
Su trayectoria fue una auténtica carrera de fondo. Finalizado su paso por la universidad, centró sus esfuerzos en opositar y en julio de 2019 se presentó por primera vez. Y sacó la plaza. «Estuve el año pasado en un cole de Cabueñes (Gijón) y pedí destino definitivo. Me tocó Oviñana», relató la joven. Y todo se aceleró sin pretenderlo. «Llamé al colegio y me dijo el entonces director que sería la directora, pues era la única con plaza», recordó. Reconoció, eso sí, que lo meteórico de su periplo, impone. «Me hubiese gustado que fuese en unos años para llegar con más tablas», dijo.
«El coronavirus lo pone todo un poco más cuesta arriba, pero con muchas ganas de trabajar e ilusión saldrá todo bien», confía la pixueta. El colegio cuenta con once alumnos -ocho de Infantil y tres de Primaria- y cinco profesores. Un centro educativo pequeño que cree le pondrá más fácil su debut como directora en un curso donde los protocolos cambian cada semana. «Respiré cuando nos dijeron que los 'niñinos' iban a comenzar el 22 de septiembre y no el 10. Pensé que tendría más tiempo para organizarlo todo. Aún así en estas tres semanas no logré hacer todo lo que me hubiese gustado», confesaba López mientras apuraba el tiempo para regresar al colegio y ultimar ciertos detalles. En principio, las distancias no están suponiendo grandes problemas. «No tenemos que hacer tetris», destacó la joven directora, que agradece la amplitud de las aulas.
López no duda a la hora de afirmar que lo verdaderamente complicado de este curso será cambiar la mentalidad. «El colegio del año pasado ya no existe. Tenemos que lograr que sea un lugar seguro. Para ello tenemos que actuar con responsabilidad tanto los 'niñinos', como los profesores como los padres y tanto por la mañana como por la tarde», defendió la joven. López asume que será complejo que los más pequeños comprendan que no se pueden juntar ni compartir o que los padres no pueden entrar a las aulas.
Lo que sí ha conseguido el coronavirus, afirmó, es poner en valor la educación en el mundo rural. En Oviñana, explica, septiembre comenzó con nueve 'peques' matriculados y, más tarde, se sumaron otros dos. «Se están dando cuenta de lo buena que es la escuela rural, tan individualizada y personal», defiende.
A pesar de que muchos consideran que su caso es una carrera colmada de matrículas de honor, Lopez se apresuró a desmentirlo. «No soy un cerebrito. Cuando me presenté a las oposiciones mi único objetivo era aprobar. Fue como si me tocara la lotería», dice la joven directora, que envía un mensaje de ánimo a los opositores. «Es duro, pero sí se puede».
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