Asturias recupera a su primera sufragista

María Luisa Castellanos. La editorial Delallama reedita 'La mujer antes, en la guerra y después', un libro que la llanisca escribió en 1919 y que llevaba décadas desaparecido

Ana Ranera

Gijón

Lunes, 26 de febrero 2024, 01:00

María Luisa Castellanos nació en el Llanes de 1892, en un hogar que era una isla en medio de un mar de machismo e injusticias sociales. Esa suerte en la que se clavaron sus raíces hizo que su vida fuera muy diferente a la del resto de niñas y mujeres de la época. Ella pudo estudiar y hasta poner su nombre a libros como 'La mujer antes, en la guerra y después', una obra que lanzó al mundo en 1919 y que durante décadas estuvo desaparecida. Nada se sabía de ella hasta que la hallaron en la Biblioteca Pública de Tarragona y la editorial asturiana Delallama se lanzó a la aventura de reeditarla. Acaba de salir a la venta, con una introducción de la historiadora avilesina Sonia García Galán, quien conoció a Castellanos, mientras hacía su tesis doctoral. «Estaba consultando la prensa asturiana antigua y vi que tenía algunos artículos publicados. Me resultó curioso porque de aquella no era tan frecuente que una mujer firmara y, además, era asturiana».

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Esa admiración inicial se mantuvo cuando empezó a seguirle la pista y vio que tenía «un discurso muy comprometido con la causa de las mujeres y con el feminismo». Descubrió entonces algunos ejemplares de libros de la escritora y después supo de la existencia de la obra que ahora se reedita. «Había leído en 'El Noroeste' referencias a la publicación de este ensayo, pero me costó mucho encontrarlo».

Cuando por fin lo tuvo en su poder, gracias a la cineasta Celia Cervero y a José Antonio Anca, continuó profundizando en la figura de esta llanisca, cuyos padres le brindaron más oportunidades de las habituales para las niñas de su tiempo. «Su madre también había nacido en Llanes, pero su padre era de Madrid y tenía ideas liberales. Era periodista y él veía bien que su hija leyese y escribiese», explica García Galán. «Su madre, sin embargo, no tuvo la oportunidad de estudiar, pero se había formado por su cuenta. Eso hacía que fuera una casa en la que se leía mucho y, probablemente, se hablara de política». Todas esas circunstancias permitieron que viviera «rodeada de libros y entre ideas progresistas».

«Se preocupaba por la migración porque sabía que había trata de mujeres con fines sexuales»«Su madre también había nacido en Llanes, pero su padre era de Madrid y tenía unas ideas liberales»

Un ambiente que la ayudó a «volar mucho más alto que otras muchachas de su edad» y que la convirtió en una mujer «preocupada por las personas desamparadas». En cuanto al feminismo, sus ideas fueron absolutamente pioneras, de hecho, una de sus grandes inquietudes sigue siendo uno de los males de nuestra sociedad: la trata de mujeres y niñas con fines sexuales. «Se preocupaba mucho por la migración porque era conocedora de cómo algunas mujeres eran llevadas a países de América desde España engañadas y las hacían ejercer la prostitución».

Esos campos de concentración siguen machacando al sexo femenino hoy por hoy y, por eso, Castellanos reivindicaba la sororidad, sin conocer todavía la palabra. «Quería que las mujeres se ayudaran unas a otras», indica García Galán. Y esa necesidad aumentó con la primera guerra mundial, el conflicto al que hace referencia el ensayo que reedita Delallama. «Ese fue un conflicto muy importante para los roles de género porque estalló en un momento, en el que el sufragismo tenía mucho peso en algunos países. En esas circunstancias en las que las mujeres estaban pidiendo derechos, estalla el conflicto».

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La contienda provocó que las ciudades se vaciaran de hombres, ya que todos tuvieron que irse al frente y las mujeres se quedaron a cargo, «de los negocios y de las familias», apunta. «Pudieron ocupar puestos que normalmente eran considerados masculinos como conducir automóviles y trabajar en las factorías en todo tipo de puestos. Paradójicamente vivieron en un contexto de mayor libertad».

Ante esa situación, Castellanos estaba convencida de que «tenía que haber una serie de cambios en la sociedad» y que la independencia femenina no fuera una cuestión pasajera. «Ella incidía mucho en la coeducación, en que estudiaran juntos chicos y chicas y en que tuvieran las mismas oportunidades». Asimismo, cuestionaba «el matrimonio por conveniencia , era partidaria del matrimonio por amor y defendía el divorcio».

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Esas ideas suyas fueron borradas con el franquismo y el exilio al que se vio abocada. «Migró en el año 1921, pero según he visto en 'El Noroeste', en 1927, volvió con sus dos hijos y la recibieron otra vez en Gijón». Más tarde, en la década de los 30 «sabemos que estuvo en Madrid y el siguiente dato que tenemos es una salida a México en tiempo de guerra».

Todo hace pensar que una mujer que «incluso escribió en la publicación anarquista 'Mujeres libres' no tenía mucho encaje en la España de la dictadura». Ante esa realidad, María Luisa Castellanos «hizo su vida en México, donde se dedicó a la educación y fue también un personaje reconocido», explica García Galán. No obstante, «todavía queda mucho por saber» de la vida de esta llanisca, que fue «la primera sufragista asturiana. Incluso formaba parte de una asociación».

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Fue una adelantada a su tiempo y, para rellenar los vacíos que hay sobre su vida, la historiadora desea encontrar a sus descendientes, a los que todavía no ha conseguido localizar. Quizá, si aparecen, ayuden a terminar de dibujar el retrato de esta pionera del feminismo asturiano que Asturias acaba de recuperar.

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