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La atención hospitalaria a distancia ha venido para quedarse

Los hospitales públicos de Asturias atendieron 90.000 consultas por teléfono en dos meses

EVA FANJUL

Domingo, 24 de mayo 2020, 01:58

La pandemia no solo puso al límite la capacidad de reacción del sistema sanitario; además, condujo a cambios radicales en los tipos de atención, implantando modelos impensables hace unos meses. La atención presencial prácticamente desapareció de las consultas externas, pero no así la demanda asistencial de los pacientes. Fue entonces cuando el teléfono y las nuevas tecnologías se revelaron como uno de los recursos sanitarios más útiles. Desde el inicio de la crisis sanitaria, a mediados de marzo hasta el 18 de mayo, los hospitales públicos asturianos atendieron cerca de 90.000 consultas telefónicas. En concreto, el Hospital de Cabueñes de Gijón, cerró el mes de abril con 2.493 primeras consultas y 15.659 consultas sucesivas. De estas últimas, de media, el 88% se resolvieron de manera telemática, con un promedio de 2.400 citaciones telefónicas cada semana.

Según avanza la desescalada, la actividad presencial regresa de forma muy controlada a los centros, pero está claro que la telemática «ha venido para quedarse», apunta la directora médica de Cabueñes, Laura Muñoz. La pandemia obligó a «redefinir de golpe» la metodología de trabajo. La parte positiva es que «hemos aprendido cómo utilizar la tecnología para acercar a las personas sin que tengan contacto físico», descubriendo un sistema asistencial alternativo que «funciona y optimiza los recursos».

Tras el impacto de la parte más dura de la pandemia, la organización de la atención no presencial vuelve a la normalidad. Cada servicio sigue su agenda y la jornada empieza con la reunión de los equipos, que revisan las listas de trabajo de cada consulta «paciente a paciente». Tras conocer cuál es su historia, su evolución y qué pruebas diagnósticas se habían solicitado y motivan la consulta, se priorizan los casos», explica Joaquín Morís, jefe del servicio de Medicina Interna. A los que se conoce bien su historia, son revisiones periódicas y están estables desde un punto de vista analítico, «su médico les llama por teléfono y si no hay nada nuevo concertamos otra cita para más adelante y les enviamos un informe por correo», apunta el doctor Morís.

En cambio, «si se detectan cambios en su situación clínica o hay hallazgos que nos llaman la atención tienen que venir a consulta presencial», añade. El porcentaje de consultas que se pueden resolver por teléfono varía en cada servicio. La mayoría se sitúa entre el 80 y el 95% de asistencia telefónica satisfactoria. En algunos casos, como el de Endocrinología, la Unidad de Dolor o Medicina Interna, el porcentaje es del 100%. Solo en el caso de Obstetricia, en la que asistencia presencial a las embarazadas es indispensable, la tasa de atención telefónica es del 0%.

La pandemia marcó un antes y un después en muchos aspectos. El miedo al nuevo virus ha provocado que algunos pacientes rehusen la asistencia presencial. Cuando se inició de nuevo la actividad quirúrgica en Cabueñes, priorizando las intervenciones de los casos más urgentes, «algunos pacientes con tumores de próstata o de riñón, que llevaban dos meses esperando para ser intervenidos, no han querido operarse», destaca Luis Rodríguez, jefe de Urología.

Consultas colaborativas

Otro de los cambios sustanciales es la implantación de las consultas colaborativas entre Atención Primaria y el hospital, que permiten a los médicos de cabecera «trasladar consultas puntuales a los servicios especializados sobre sus pacientes y recibir una respuesta del servicio en 24 horas», explica Laura Muñoz. Este nuevo sistema se ha ido ensayando con algunas especialidades como «ginecología, endocrinología o digestivo y ya se está implantando en todos los servicios», indica. «Lo importante es que la gente sepa que puede venir a consulta si lo necesita», insiste.

Para llevar todo esto a cabo, «El Sespa ha hecho un esfuerzo muy importante para dotar de herramientas tecnológicas al hospital», apunta Muñoz.

Se ha ampliado el ancho de banda de internet, se han suministrado 119 'smartphones' (teléfonos inteligentes), así como cuentas de videollamada o videoconferencia corporativas que garantizan la seguridad adecuada en las comunicaciones y permiten también el teletrabajo con acceso y registro en la información clínica de los pacientes», subraya. En algunos casos como la Sección de Endocrinología y Nutrición las videollamadas han permitido que las «enfermeras educadoras continúen instruyendo a los pacientes sobre pautas de aplicación de la insulina, por ejemplo, evitando así que tuviesen que ir al hospital».

Información a las familias

Desde el lunes 18, todos los servicios médicos y quirúrgicos del hospital están operativos. Los protocolos de seguridad en los accesos son exhaustivos. En las salas de espera de las consultas externas el cambio de sistema es evidente. En los espacios antes bulliciosos reina ahora un llamativo silencio. Los pacientes, a penas tres por sala, mantienen la distancia de seguridad, indicada en todo momento por las sillas precintadas y las señales en el suelo. «Hemos conseguido que la gente sea más puntual, el tiempo de espera para entrar en consulta es menor y hay más seguridad al haber menos afluencia de personas», explica. Antes de la pandemia, cada paciente solía acudir acompañado, ahora solo pueden hacerlo los menores y las personas con dependencia.

En planta, los pacientes ingresados ya pueden recibir visitas, eso sí, de una sola persona por paciente y durante un máximo de dos horas. Además, tal y como se hizo durante la parte más dura de la crisis del coronavirus, «cada médico informa a diario a las familias del estado de los enfermos ingresados, y comunica cualquier cambio», añade la directora médica. También facilitan las videoconferencias y las llamadas de los pacientes a sus familias. Esto fue «crucial» ante la «enorme dureza del aislamiento». Algo que sigue ocurriendo en la planta octava par, donde permanecen ingresados los afectados por el COVID-19.

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