La policía pide a los gijoneses que se queden en casa

El Ayuntamiento de Gijón decide la gratuidad del servicio de autobuses urbanos

redacción | P. S.

Sábado, 14 de marzo 2020, 16:06

La policía local de Gijón ha empezado a recorrer, esta tarde, zonas de de la ciudad, como el Muro o Poniente, con megafonía para que la gente se quede en casa.

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Vídeo. Damián Arienza

Por otro lado, el Ayuntamiento de Gijón ha decidido esta mañana que, desde este sábado el servicio de autobuses urbanos de la ciudad será gratuito para todas las personas. La frecuencia de las líneas se reducirá al 40% a partir del lunes, dando prioridad a las zonas donde se ubiquen centros de trabajo, como Hospital de Cabueñes, Parque Científico y Tecnológico y polígonos, si bien hoy y mañana, los servicios que presta EMTUSA son los mínimos correspondientes a un domingo.

La entrada y salida de los autobuses se realizará por las puertas traseras y se dejarán libres los asientos de las zonas más cercanas al conductor para mantener la distancia de seguridad. Asimismo los autobuses se detendrán, por defecto, en todas las paradas, para que de esta forma no sea necesario solicitarla.

Los autobuses, tal y como ya se decidió este viernes, se desinfectarán a diario.

Comercios cerrados y calles repletas

Si la imagen debía ser de excepción, en Gijón, desde luego, no lo fue. La normalidad inundó la mañana de un sábado con tintes primaverales. Salvo por las persianas bajadas de los comercios, nadie que pasease por la ciudad sería capaz de adivinar que la propagación de un virus amenaza con contagiar a un 85% de la población.

Las autoridades habían decretado para el mediodía el cierre de los bares y terrazas. No fue aparente problema para los gijoneses, muchos de los cuales exprimieron hasta los últimos minutos para disfrutar de un café o una caña. Zonas como la Plazuela, Parchís o el Naútico presentaban los bancos llenos de gente que, o bien había salido para tomar el sol, o simplemente para comprobar que la ciudad seguía latiendo. Se miraban los gijoneses al cruzarse, a caballo entre la complicidad del 'outsider' y la duda del que no sabría decir a ciencia cierta si está haciendo lo correcto. «No sabemos como pueden evolucionar las cosas. No vaya a ser que nos dejen sin salir una semana», se excusaban los transeúntes.

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Tampoco llegó la prevención, o al menos así se evidenciaba, a la playa de San Lorenzo. Apenas unos pocos cancelaron su paseo por el Muro y casi nadie dejó de bajar a tomar el sol al arenal. Los datos invitan a quedarse en casa, pero la meteorología ha decidido sembrar la duda. Gente haciendo deporte, caminando en familia, paseando a sus mascotas… La imagen a principios de tarde rozaba la normalidad más estival. No había terrazas, pero las calles estuvieron lejos de quedar huérfanas de gijoneses dispuestos a recorrerlas. Sí se apreció la alerta por el COVID-19 en la duración del disfrute matutino, cortado a partir de las 14.30 horas por la carencia de terrazas en las que esperar, pacientes, a ver entrar la tarde.

En las puertas de los supermercados, uno de los pocos negocios con autorización para continuar abiertos, sí se notó cierta concienciación, tornada preocupación en ocasiones, por el virus. Muchos gijoneses quisieron aprovechar la mañana para cercionarse de tener la despensa llena «por lo que pueda venir». Las colas llenaron calles, como en el caso del Mercadona de la avenida de Portugal, alargada la espera por la distancia de un metro que las autoridades sanitarias recomiendan guardar para minimizar las posibilidades de contagio. Es una medida curiosa en lo que llevarla a la práctica respecta. Se mantiene en el exterior, pero se olvida nada más acceder al supermercado, como prueban las cajas registradoras, desbordadas durante toda la mañana.

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