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Coronavirus | El Ayuntamiento de Gijón suspende veinte bodas civiles

El confinamiento deja a muchos hosteleros sin capacidad económica para afrontar una «situación dramática y caótica»

GUILLERMO MAESE

gijón.

Jueves, 19 de marzo 2020, 02:26

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Se suceden las consecuencias al estado de alarma decretado el pasado domingo. El Ayuntamiento de Gijón anunció ayer que suspendía los veinte enlaces civiles previstos en los meses de marzo y abril en la casa consistorial. No son los únicos. Otras tantas ceremonias católicas han sido suspendidas en la ciudad. Cancelaciones que revierten de manera muy grave, de nuevo, en la hostelería y en la organización de eventos. Los establecimientos que reciben este tipo de acontecimientos se están viendo obligados a reorganizar su calendario para reubicar los banquetes. Las comuniones también podrían verse afectadas.

En muchos casos la falta de disponibilidad obligará a los contrayentes a buscar un nuevo restaurante. Podría ser peor. «Afortunadamente, el confinamiento no ha llegado en verano. El destrozo podría haber sido mucho peor», reflexiona Rubén Nomparte, de GRG Eventos, que ha aplazado sus próximas diez bodas. «Es una faena enorme. A falta de dos semanas aplazamos una boda que llevamos meses planificando. Pasamos de casarnos en primavera a posiblemente en diciembre», comentan Cristina Alonso e Ignacio Medina.

El confinamiento afecta a todos los hosteleros, pero el problema se agrava para aquellos que carecen liquidez para afrontar las próximas semanas. Muchos de ellos han intentado elaborar menús para llevar, pero la iniciativa en la mayoría de casos no ha cosechado un gran éxito.

Los hosteleros se han visto obligados a donar o repartir los alimentos perecederos que tenían en sus despensas. «Esta crisis va a cambiar el paradigma de la hostelería de Gijón», asegura Blas Carroccia, de la Taberna Zíngara

Cien kilos de patatas

A Manuel Ampudia, de la Cafetería Europa, con doce empleados en plantilla, el cierre forzoso le pilló con más de cien kilos de patata cortada en las neveras. «Tuvimos que repartirlo entre los trabajadores y los conocidos». Mismo procedimiento para los alimentos perecederos que tenía en la despensa. Ampudia suma a sus lamentos el incendio que sufrió en su cocina el pasado mes de octubre.

Blas Carroccia, gerente de la Taberna Zíngara, en el barrio de El Carmen, resume: «Estamos en una situación caótica». Aunque asegura que dispone de liquidez para «aguantar unas semanas», apostilla que se enfrenta a una «situación dramática que cambiará el paradigma de la hostelería en la ciudad. Con más de 6.000 euros de material en la despensa, Carroccia también ha tenido que repartir alimentos perecederos entre sus empleados. «Esta crisis nos obliga a estar muy finos en la gestión».

Igual de escéptico se muestra Francisco García, del Grupo La Buena Vida, porque esta semana ha aplicado un Expediente Regulador Temporal de Empleo (ERTE) a su plantilla de 180 empleados. Gestiona hasta nueve locales hosteleros en Gijón. García ahonda más en la crisis hostelera porque cree que «seremos los últimos en abrir». Aunque aún se desconoce la fecha del fin del estado de alarma, defiende que si no se prolonga en exceso, «aún estaremos a tiempo de salvar los muebles durante el verano». Con todo, concluye que muchos pequeños locales «no soportarán» tanto tiempo cerrados.

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