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María Menéndez Castaño en el salón de su vivienda, cuyos balcones se abren al Puerto Deportivo gijonés.

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María Menéndez Castaño en el salón de su vivienda, cuyos balcones se abren al Puerto Deportivo gijonés. FOTOS: CAROLINA SANTOS

En casa de María Menéndez Castaño

En los Jardines de la Reina .Un interiorismo minimalista ejerce de contrapunto a la panorámica cargada de mástiles y velas que se cuela por los balcones

CARMEN DEL SOTO

Domingo, 3 de enero 2021, 02:06

En un edificio centenario con vistas a los Jardines de la Reina en el que, casualidades del destino, nació y vivió de niño su padre, Javier Menéndez, se ubica la vivienda en la que reside hoy en día María Menéndez Castaño, licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Oviedo, y especialista en logística, sector al que se dedicó durante un tiempo. Ya que su vida laboral dio un giro total hace una década, al decidir incorporarse al negocio familiar vinculado a la moda.

Se trata de las tiendas de ropa y calzado Triciclo, Trench y Toscana, cadena iniciada en Gijón hace 36 años por su madre Ana Rosa Castaño y de la que también se ocupa su hermana Virginia. Entre las tres se reparten el trabajo que conlleva la gestión y compraventa; la elección de colecciones que abarcan desde edades infantiles hasta las de mayores; y la decoración de espacios y escaparates, llenos de detalles del gusto de los niños y de muebles con historia como puedan ser un piano y las butacas de una antiguo cine.

No ocurre lo mismo en su domicilio, que comparte con su marido Pablo Blanco, director de sistemas y ciberseguridad en Futuver Consulting. Ambos coinciden en el gusto por el minimalismo y para dar forma a su hogar han recurrido a dos principios fundamentales por los que se rige esa tendencia: poco mobiliario y ausencia de colores estridentes.

Las obras comenzaron por tirar tabiques en busca de luz natural y espacios más diáfanos. En concreto, para habilitar el salón comedor y el dormitorio alrededor de los balcones de la fachada. Podría tomarse desde cualquiera de ellos una de esas fotos típicas de postal. Las vistas lo merecen: el Puerto Deportivo en todo su esplendor, con los barcos amarrados a sus pantalanes, su rompeolas, sus terrazas y las palmeras de los Jardines de la Reina.

En el interior, las paredes lucen en tonos tierra siendo el blanco el color utilizado para los marcos y molduras de las puertas y el pasillo. Para el suelo se eligió tarima flotante, huyendo de alfombras, cuadros y objetos decorativos considerados superfluos para el bienestar. A la vista están el sofá con una mesa-escultura en forma de nudo como centro; un sillón tapizado en vaca; una mesa de comedor con juego de sillas de ratán; y dos muebles de lineas sencillas para almacenar libros y lozas. Como iluminación, lámparas de cestería de Maisons du Monde. Suficiente, al igual que en el dormitorio donde se ha simplificado al máximo para lograr el equilibrio y que cuenta con baño incorporado.

La cocina ha quedado reducida a su mínima expresión y las demás estancias son interiores. A destacar la bautizada como 'habitación de las bicis'. Las hay de carrera y de montaña y también un rodillo que usan para entrenar en casa cuando no es posible salir a hacerlo al exterior. Pues ambos practican triatlón y compiten en pruebas donde natación, ciclismo y carrera a pie son las disciplinas deportivas obligadas.

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