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CARMEN DEL SOTO
Domingo, 28 de marzo 2021, 03:19
La propietaria de este remozado piso gijonés está convencida de que 'donde llegó Roma se puede vivir de forma tranquila y civilizada'. Se trata de Pilar García Suárez, que tras 40 años de residencia en la capital de Italia se decantó por Gijón -la Noega o Gigia romana- para retirarse a disfrutar de su jubilación junto a su marido, José Ignacio Ezquieta.
Originaria de Moreda, desde los cinco años no volvió a tener relación con Asturias pues familia y estudios la llevaron primero a la vecina León y luego a Madrid para cursar Inef y Filosofía, por la rama de Historia. Y, de ahí, a ser profesora en el Liceo Español Cervantes, en la ciudad romana, de donde ya no se movería. Aunque siempre pensó en regresar y más aún desde que encontrase esta vivienda, en el centro de la villa de Jovellanos.
La toma de contacto con el mundo de la decoración le llegó a través de su primer marido, un noble italiano con el que residió en un palacete romano. Allí, cuenta, aprendió a escuchar las paredes . Lo que, aplicado a este piso, le llevó a elegir las tonalidades del estuco veneciano para armonizar con sus suelos de madera originales, con dibujos geométricos y técnica artesanal de taracea, y sus altos rodapiés.
Los arcos interiores, que contribuyen a crear espacios abiertos y comunicados; las hornacinas en rojo, en las que lucen esculturas y recuerdos; los estucos de los techos a los que se dio un refuerzo de luz y color; y los artesanales mosaicos del cuarto de baño y de la entrada -éste con motivos marinos- colaboran al toque italiano. Las puertas, que imitan mármol, son, sin embargo, de factura asturiana.
Respecto al mobiliario, gran parte ha viajado desde Roma, ciudad de la que Pilar ha sacado la enseñanza de que todos los estilos pueden convivir. Por lo que muebles del 'settecento' se acoplan con otros de factura actual como los sofás de Il Confalone. De las canteras de la localidad de Lecce, al sur de Italia, proceden las columnas que se han reconvertido en mesitas, peanas y soportes para plantas. Con una de las últimas piezas producidas por la Real Sedería de Caserta ha sido confeccionado un cabecero y varios cojines. Una lámpara de cristal, pieza original de Murrina; las esculturas de Flora y Baco en cerámica; y una cómoda policromada de origen marroquí tienen también su sitio en esta elegante vivienda.
En un anticuario parisino, Pilar encontró un pie de lámpara hecho con libros que perteneció al escritor Émile Zola y a sus manos ha llegado, asimismo, una obra gráfica de Rafael Alberti, que figura enmarcada al igual que otras obras de Piranesi. Aunque, por lo que a cuadros se refiere, la mayoría se contemplan en la habitación que cumple funciones de biblioteca y estudio. Donde su actual marido, José Ignacio Ezquieta, que fue catedrático de dibujo en el Liceo Español, sigue pintando. La restauración de las pinturas de la Casa de la Panadería, en la Plaza Mayor de Madrid, contó con su aportación.
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Abel Verano
Fernando Morales y Álex Sánchez
J. Gómez Peña y Gonzalo de las Heras (gráfico)
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