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'El Chicle' era el principal sospechoso de matar a Diana Quer desde hace catorce meses

Los agentes estuvieron a punto de detenerlo en noviembre, pero decidieron recabar más pruebas para afianzar la acusación

c. benito

Miércoles, 3 de enero 2018, 01:41

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Ya el pasado mes de noviembre, a los investigadores de la Guardia Civil no les quedaba «ninguna duda» de que José Enrique Abuín Gey, conocido como ‘El Chicle’, era el responsable de la desaparición de Diana Quer. De hecho, los responsables del caso estuvieron a punto de detenerlo entonces, pero decidieron que todavía no contaban con las pruebas suficientes para sustentar la acusación contra él: seguía sin despejarse la incógnita sobre si había actuado solo y estaba pendiente también la coartada que le habían brindado su esposa y sus cuñados para la noche de aquel 22 de agosto de 2016, cuando se perdió el rastro de la joven madrileña.

«En noviembre de 2017, ya no tenemos ninguna duda de que a Diana se la lleva ‘El Chicle’ en su vehículo», resumió ayer el coronel jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), Manuel Sánchez Corbí, en una rueda de prensa que sirvió para dar a conocer algunos entresijos de la investigación. Para alcanzar aquella convicción, había sido necesario recabar «informes técnicos extremadamente largos» que confirmasen, sin ningún género de dudas, que el móvil de la muchacha y el de su raptor habían seguido el mismo itinerario, así como revisar el material grabado por cuarenta cámaras. La idea de los investigadores era prolongar las pesquisas «tres o cuatro meses» para afianzar la acusación, pero en sus planes se cruzó el asalto de Abuín a otra chica, la pasada noche de Navidad. «No nos lo esperábamos», admitió el comandante de la Policía Judicial de La Coruña, Francisco Javier Jambrina.

En su primera declaración tras ser detenido, Abuín sostuvo que había matado a Diana de manera accidental, al atropellarla con el coche, pero, según fuentes cercanas al caso, en una versión posterior admitió que la había estrangulado con una brida, como las que había utilizado para maniatarla. También indicó a los interrogadores el lugar donde había abandonado el cadáver: un depósito de agua en una fábrica abandonada de gaseosas, situada a menos de doscientos metros de la casa de sus padres. «Estaba cubierto por una losa de hormigón. Aunque alguien hubiera entrado allí, no lo habría visto», aclaró Jambrina. Según detallaron ayer los responsables del instituto armado, el cuerpo de la joven estaba «lastrado» con bloques de hormigón atados a la cintura y los hombros. Al tratarse de un aljibe de agua potable, limpia, sin fauna ni corrientes y con una temperatura baja y estable, los restos resultaron inmediatamente reconocibles, ya que estaban «bastante bien conservados» pese a haber pasado dieciséis meses sumergidos. Posteriormente, el análisis de ADN ha confirmado la identidad de la víctima. Después de que los bomberos drenasen el tanque, también se encontró en su interior el bolso de Diana y una brida de plástico.

Delincuente profesional

Aunque la seguridad absoluta sobre su culpabilidad no llegó hasta este último noviembre, ya un año antes, en noviembre de 2016, ‘El Chicle’ destacaba como principal sospechoso del caso. «No nos creímos la coartada de su mujer. La duda era: ¿la esposa encubre o es coautora?», planteó Sánchez Corbí. La condición de «profesional de la delincuencia» de Abuín complicó el trabajo de los investigadores, ya que se dio cuenta de la vigilancia a la que estaba siendo sometido e incluso llegó a llamar por teléfono a un agente para preguntarle qué ocurría. También entregó dos móviles a los guardias civiles, pero estos se encontraron con que el celular que usaba habitualmente había sido «reseteado» y «estaba limpio». De hecho, llegó a introducir en el teléfono conversaciones «preparadas» entre él y su mujer que sustentaban su coartada. Cuando accedió a que inspeccionasen su ‘Alfa Romeo’, en el automóvil no se encontró ningún rastro.

El juez de instrucción archivó el caso en abril del año pasado, pero la investigación avanzó gracias a la empresa contratada para desencriptar el teléfono de Diana, hallado por una mariscadora en octubre de 2016. A través de su análisis se confirmó que los itinerarios de la joven y ‘El Chicle’ coincidían a la perfección, más allá de una leve discrepancia que trajo de cabeza a los encargados del caso y que se debía a la saturación de la red por las fiestas. «La parte de la telefonía es la más importante, pero también la más lenta. Es importante que las compañías de telefonía conserven los datos: si no los llegan a conservar, no resolvemos el caso», destacó Sánchez Corbí.

«Difícilmente ninguna policía del mundo podría haber hecho más en un caso como este –aseguró además el coronel jefe de la UCO, a modo de valoración sobre las tareas llevadas a cabo durante estos dieciséis meses–. No nos han faltado recursos materiales, ni humanos, ni ganas: la única duda es, si en noviembre hubiéramos decidido detenerle, qué habría pasado».

Los forenses fijarán si hubo violación, algo que Abuín niega

La causa real de la muerte de Diana Quer es hasta el momento una incógnita –‘El Chicle’ dijo que murió atropellada, luego que la estranguló...–, y la autopsia será la que aporte todos los datos. Lo único que ha trascendido es que el cuerpo desnudo muestra indicios claros de criminalidad: estaba lastrado en el pozo, atado con ladrillos para que no saliera a flote. Los restos de la joven se encuentran en la Unidad de Antropología del Hospital de Verín (Orense) y las causas del deceso se conocerán en el plazo de entre una semana y quince días.

«El procedimiento para los cuerpos en descomposición obliga a que, en los casos de homicidio, el cadáver se esqueletice para profundizar en la autopsia», explicó Fernando Serrulla, jefe de la sección forense del hospital. De su análisis se determinará cuándo se produjo la muerte, si el autor actuó solo o no y si hubo agresión sexual. Esto último va a ser lo más difícil de demostrar porque el agua del pozo habría limpiado cualquier rastro biológico del agresor. En el análisis de los huesos «se podrá determinar si se produjo un atropello o no, como afirmó ante la Guardia Civil el detenido, o la existencia de otras lesiones en el rostro y cuello».

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