El consejero se somete a un control de temperatura al entrar en la empresa Olmar, implicada en el reciclaje de mascarillas. EFE

Coronavirus en Asturias | «La ciencia sirve, sobre todo, cuando se une al tejido productivo»

Borja Sánchez pidió ideas de proyectos para frenar el COVID-19. Tras una respuesta «abrumadora», algunos ya son una realidad

noelia erausquin

Domingo, 19 de abril 2020, 02:11

Nada más declararse el estado de alarma por el coronavirus, el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, Borja Sánchez, pidió que se tomaran medidas para que su equipo trabajara online, se identificaron los laboratorios que podían hacer test y se localizó dónde había equipos de protección u otros materiales necesarios. Pero, con el procedimiento administrativo parado y con alma de científico inquieto, dio un paso más e hizo un llamamiento para que le llegaran propuestas de ideas contra la pandemia de aplicación inmediata. «La respuesta fue abrumadora», reconoce el consejero. Recibieron cientos de correos, algunos con ideas extraordinarias, pero para realizar a largo plazo, por lo que se quedaron solo con algunas.

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De este modo, empezó el papel de coordinación de la consejería para unir las piezas de un puzle que ya ha dado resultados y la historia de trabajo en equipo de compañías de distintos sectores, incluso rivales, grupos de investigación y particulares del movimiento 'maker' -hacedores, en definitiva-, que desde sus centros de trabajo reconvertidos hacia la sanidad, o incluso desde su casa, se pusieron a idear e investigar y ofrecieron sus impresoras 3D.

En un tiempo récord se crearon importantes alianzas público-privadas, a las que se sumaron numerosas empresas. Así, surgió la unión del Centro Global de I+D de Arcelor con el ThyssenKrupp Elevator Innovation Center y el centro tecnológico Idonial, que incorporaron como colaboradores a la Universidad de Oviedo, Dyftec, Sodeca, Agenor, Aciturri, Normagrup, Verot y Publizeppelines. Y también se aliaron Metrohm Dropsens, Auxquimia y Asturquimia con empresas como Proquiman, Cáprica Digital, Reinplas, Cartonajes Vir y el centro Asincar. Todas de forma altruista se embarcaron en proyectos muy alejados de su actividad habitual.

Sánchez, que tuvo que soportar críticas cuando se creó su consejería, que muchos veían como innecesaria, cree que ahora puede ser más fácil hacer comprender el papel primordial que deben tener la investigación y la innovación. «La ciencia sirve, sobre todo, cuando se une al tejido productivo como ahora. Salva vidas, genera ingresos... Es un sector importante», asegura a este periódico. De hecho, estas colaboraciones impulsadas contra reloj ya están dando sus frutos, como son los dos proyectos de respirador por impresión 3D.

Por un lado, el del grupo Reesistencia Team, integrado por ingenieros y personal médico, que ha superado las pruebas en modelo animal y otras fases técnicas y está en proceso de evaluación por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), y por otro, el respirador en el que trabajan los centros de I+D+i de Arcelor y Thyssen junto con Idonial, que también ha superado las primeras pruebas y está a la espera de la validación de la AEMPS para iniciar la fase clínica.

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De forma paralela, este consorcio también ha desarrollado un CPAP, un casco no invasivo que sirve para insuflar aire en pacientes que solo necesitan ayuda para llenar sus pulmones, y ha fabricado varios modelos de pantallas de protección individual en impresión 3D, que están pendientes de un último ajuste para la validación final.

Redefinir la burocracia

Esas homologaciones, insiste el consejero, son necesarias y se están realizando con agilidad. «En una situación normal llevarían meses, incluso un año», asegura, aunque se lamenta, igualmente, del exceso de burocracia al que se somete a la I+D+i, que sufrió como científico y ahora como consejero. «Tenemos que aprovechar esta crisis para revisitar y redefinir toda esta burocracia, que yo solo conocía en parte», avanza, porque, según reconoce, «muchos procedimientos son los culpables de que no salgan las cosas».

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Pero los proyectos que se están desarrollando en Asturias van más allá de los de Arcelor, Thyssen e Idonial. En la región ya se está fabricando hidrogel. En total, se prevé que se produzcan 15.000 litros. La propuesta partió de Metrohm DropSens, pero es un proyecto colectivo al que se incorporó Auxquimia, que facilita sus instalaciones e ingredientes para la mezcla, y Asturquimia, que también cedió materias primas, además de otras entidades, cada una con distintas aportaciones. Entre ellas, el vital respaldo económico de la Fundación EdP, que aporta 40.000 euros y asume los costes del etanol e isopropanol, otras materias adicionales y el transporte.

Por otro lado, también se trabaja en el reciclaje de mascarillas, iniciativa que surgió de Bioquochem y que se desarrolla en alianza con Therman y Olmar. El proyecto se denomina Spain (Sistema Presurizado Antiséptico Industrial y Neutro) y cuenta con la colaboración de Normagrup, Inoxnalón, Tecnoenvases Álvarez, Asturquimia, Proquiman, Inmicrosa, Ibersa, Grupo Ulma Packaging y Bartusol, además de con la participación de Asincar, Idonial, la Universidad de Oviedo y del Ejército en la última fase del proceso de prueba. El proyecto ha superado la fase de validación y se han procesado algunos lotes.

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Asimismo, el centro de I+D de Arcelor, la Fundación Fernández-Vega, el Serida, el Ispa y el Imoma, además de la Universidad de Oviedo y los centros del CSIC, se han ofrecido para colaborar en el diagnóstico del COVID-19 y realizar análisis PCR. Será el Instituto de Salud Carlos III quien evalúe sus capacidades. De momento, ya ha comunicado que avala la propuesta de Arcelor.

Big Data

Otra iniciativa en la que está inmersa la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad es la del seguimiento de la pandemia. En ella participa un equipo multidisciplinar con expertos en Big Data y epidemiología, además de servicios de la Administración autonómica. Y también se ha incorporado al proyecto nacional DataCOVID-19, que utiliza datos anónimos para conocer las tendencias de desplazamientos de la población con el objeto de facilitar la toma de decisiones.

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«Y todo esto lo hemos hecho movilizando cero euros de la consejería, ¡lo que se podría hacer con más financiación!», subraya Borja Sánchez, que reconoce que algunos proyectos quizás no salgan adelante, no tengan aplicación o no se lleguen a necesitar aquí, pero estarán ahí por si hay que recuperarlos ante otra pandemia, en Asturias o en un lugar con menos medios.

No obstante, la experiencia de este mes le ha cambiado por completo la perspectiva. Se ha revelado el enorme potencial de la I+D+i asturiana, pero también ha descubierto aspectos que no conocía. Por ello, avanza que «la estrategia de ciencia va a cambiar. Hay urgencias que hay que atender».

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