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Jueves, 29 de mayo 2014, 02:27
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Las contribuciones científicas y técnicas de Avelino Corma Canós, Mark E. Davis (Ellwood City, Pensilvania, 1955) y Galen D. Stucky (McPherson, Kansas, 1936) «han abierto nuevas e importantísimas líneas de trabajo que se sitúan en las fronteras del conocimiento actual, con aplicaciones en casi todos los campos». Por eso ayer subían al palmarés de los Premios Príncipe de Asturias, que con ellos pone nombre propio al cuarto de los galardones de este año, tras el de las Artes, Ciencias Sociales y Comunicación y Humanidades.
Su candidatura conjunta, que se disputó el título hasta el último momento con la que encabezaba el investigador de la Universidad de Oviedo, Carlos López Otín, fue propuesta por el Consejo de Gobierno de la Universidad Politécnica de Valencia y apoyada, entre otros, por Santiago Grisolía, Premio Príncipe de Investigación 1990. Y no fue Grisolía el único premiado que impulsó la propuesta. En el jurado que la aupó al podio estaban Juan Ignacio Cirác (premio 2006), Enrique Moreno (1999) Pedro Miguel Echenique (1998) y Juan Luis Arsuaga (1997). Todos ellos consideraron determinantes las aplicaciones de los trabajos de Corma, Davis y Stucky en diversos campos «como la reducción de emisiones contaminantes de vehículos y fábricas, la mejora de los alimentos, la depuración de aguas, los procesos de refinado del petróleo y en la industria química en general».
Los tres, con importantísimas posiciones en los avances de la química a nivel internacional, ocupan una posición de vanguardia en el ámbito de la creación de nuevos materiales, como los microporosos y los mesoporosos. Davis, que agredecía el premio apuntando que «estos materiales son la base de una tecnología trascendental que ha mejorado mucho la calidad de vida en todo el mundo», también ha investigado en biomateriales para administrar fármacos de manera más precisa a las células cancerosas.
Stucky, por su parte, desarrolló, entre otras muchas cosas, una gasa coagulante que ayudó a salvar la vida de soldados con heridas severas en Irak y Afganistán.
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