El confinamiento aumentó el sexo entre los asturianos

Que el confinamiento, con su plan de peli, manta y sofá iba a arrasar como un tsunami con la vida sexual de los solteros, acostumbrados a socializar en bares nocturnos y eventos de lo más variados pero raramente 'covid free', era algo esperable y esperado. El virus y sus obligadas distancias prácticamente han acabado con los ligues de una noche entre desconocidos. Con lo que quizá muchos no contaban es que en medio de tanto estrés, tantas encuestas sobre el malestar psicológico generado, tanta incertidumbre y tantas cifras ascendentes de contagios, los asturianos en vez de hacerse ovillo sobre sí mismos iban a optar por entregarse a los placeres de la carne. Pero eso se desprende del noveno barómetro realizado por la marca Control (el primero en tiempos del coronavirus): durante la pandemia, los asturianos han dedicado más tiempo a las relaciones sexuales y, ojo, a los preliminares. También han matado el tiempo experimentando el auto-placer. En resumen: se han alejado del minimalismo, abandonando definitivamente el menos es más y han abrazado sin pensarlo el más y mejor.

Nueve de cada diez, recoge el estudio, aseguran haber disfrutado plenamente de sus relaciones sexuales durante la pandemia. El 34,2%, con su pareja estable conviviente. El 28,8%, con su pareja estable no conviviente. Y un 12,3% -no se sabe si atendiendo a las recomendaciones de las autoridades sanitarias de respetar las burbujas sociales de seis miembros- con algún amigo o conocido cercano.

Esto viene a demostrar que todo tiene un límite, hasta el catálogo de Netflix. Y por eso el sofá se ha convertido en el segundo lugar más elegido para practicar sexo (13,7%), muy lejos, eso sí, de la preferida indiscutible, la cama (78,1%). Un 4,1% ha dado un nuevo significado a las recomendaciones sanitarias de extremar la higiene y ha elegido la ducha como lugar de disfrute. Ya metidos en faena, al menos un 47,9% dedica entre diez y treinta minutos al acto sexual. Un 42,5% mantiene que lo practica durante aproximadamente una hora. Lo dice la encuesta, no el polígrafo. En cualquier caso, más que en 2019.

A pesar de las restricciones, no solo los emparejados han encontrado la manera de pasárselo bien durante el encierro. Con el paso de los meses la necesidad ha abierto nuevas vías o, al menos, ha ensanchado las que ya estaban testadas para la búsqueda de pareja ocasional. Con las discotecas cerradas -donde un 43% de los consultados aprovechaba para ligar-, era predecible que la agenda telefónica y las redes sociales acabasen por multiplicar su actividad para aliviar el problema. Antiguos novios, amigos de amigos y algún olvidado contacto -desde ese momento, contacto cercano- han ganado especial relevancia. Ya dice el refranero que más vale malo conocido que bueno por conocer. Y también dice, por cierto, que cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas.