Borrar
t La sexóloga María Rodríguez. PABLO LORENZANA
«Hemos convertido el porno en una escuela»

«Hemos convertido el porno en una escuela»

Adolescentes. A los 12 años, los menores ven pornografía por primera vez. «Es como dejar la educación vial en manos de 'Fast and furious'», asegura la sexóloga María Rodríguez

ANA RANERA

Domingo, 31 de octubre 2021, 01:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ningún hijo consume porno, según sus padres. Sin embargo, según un informe de Save the Children publicado en 2020, los adolescentes españoles ven pornografía, por primera vez, a los doce años y el 68,2% lo hace de forma frecuente, pero solo el 2,1% declara que su familia lo sabe. Frente al tabú del sexo, los menores buscan información en este tipo de contenidos y prohibirles el acceso a ellos no es la solución, es mucho mejor educar y enseñar a desarrollar pensamiento crítico. «Censurar no es una buena estrategia pedagógica», empieza diciendo la sexóloga María Rodríguez. «Frente a la falta de educación sexual, hemos convertido el porno en una escuela», asegura. Con lo cual, lo que hace falta es «prevenir de los riesgos de la ficción», apunta. «Cuando venimos de ver 'Superman' en el cine con nuestro hijo y se anuda el mandilón al cuello y hace que vuela, le decimos que tenga cuidado. Esto es lo mismo», resume.

«La educación sexual sigue siendo un tema tabú y nos vamos pasando la patata caliente. No podemos cargar al porno con la tarea de formar», se convence. Ahora mismo, esta industria, «una de las más rentables del capitalismo contemporáneo», se está encargando de las enseñanzas sexuales que recibe esta generación de 'pornonativos'. «Son personas jóvenes que han nacido con acceso a internet. Nos estamos dando cuenta de que sus preferencias eróticas tienen más que ver con lo visto que con lo vivido», cuenta Rodríguez, que es doctora en Género y Diversidad y que habitualmente acude a impartir conferencias a los centros escolares. «El consumo de porno se está dando a edades tan tempranas, en las que igual lo están viendo y ni siquiera se han dado su primer beso», relata.

De hecho, ella antes acudía a aulas, a partir de 1º de la ESO, y ya están teniendo que dar charlas en 5º y 6º de Primaria. Las razones de los adolescentes -incluso niños- para acudir al porno están claras. «Lo primero que te dicen es que lo utilizan para masturbarse», señala la sexóloga. Los siguientes motivos preocupan más: «Aseguran que por curiosidad y por aprender. Cuando les preguntas qué quieren aprender con estos vídeos, te dicen que sobre cuerpos, prácticas sexuales y a satisfacer mejor a sus parejas», enumera. Ahí vienen los problemas y los complejos. «Los cuerpos que se muestran en estas ficciones no son reales y hay que pensar también en cómo tratan a las mujeres», prosigue.

«Hablamos de pornografía gratuita, anónima, a golpe de clic, machista, donde la diversidad aparece siempre representada desde la mirada masculina, donde las prácticas de riesgo son frecuentes y donde se distorsiona la idea de consentimiento», la describe, y remata: «Es un cuadro». Por eso, dejar la educación sexual en manos del porno «es como dejar la educación vial en manos de 'Fast and furious'», señala Rodríguez, cargada de razones.

Igualmente, los adolescentes no asumen como correcto todo lo que ven, algunos lo critican. «Si ven esa pornografía, pero están educados en buenos tratos, ellos mismos dirán que no les representa», señala. «Las chicas tienen una percepción bastante más crítica porque se identifican menos con lo que ven», indica. Entre los chicos, los hay que tampoco aceptan como reales estas ficciones, pero otros muchos necesitan alardear de sexualidad. «Creen que tienen que contar que ven porno para ser más machotes», explica.

Así que, aunque «no son permeables a todo lo que consumen, es cierto que interiorizan muchos estereotipos y ansiedades», señala. «Ver porno los hace pensar que no van a dar la talla». Por eso, «es importante contarles que esos actores no están haciendo lo que vemos. Hay cortes de cámara, las personas hablan antes, durante y después, los lubricantes no salen y las posturas imposibles tienen más que ver con la cámara que con la comodidad», apuesta Rodríguez.

La educación es la única manera de combatir los datos del estudio 'Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales'. Según recoge este informe, solo un 21,9% reconoce haber recibido educación afectivo-sexual. Sin embargo, un 72,8% recurrió a sus amistades para resolver dudas y un 69,1% a internet. Está claro que los adolescentes no se van a quedar con preguntas sin respuesta, que busquen, pero que sepan que internet no es la vida real. Ni sexual.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios