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El alcalde de Piñor (Orense), José Luis González, empresario además del ramo de los fabricantes de ataúdes EFE/BRAIS LORENZO
Piñor, el pueblo orensano desbordado por la demanda de ataúdes

Piñor, el pueblo orensano desbordado por la demanda de ataúdes

El municipio orensano duplica su producción de cajas para incinerar ante el parón de las importaciones chinas de las que se surtían las funerarias

el comercio

Viernes, 24 de abril 2020, 11:52

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Las fábricas de ataúdes en el municipio orensano de Piñor se encuentran desbordadas por el importante incremento de la demanda por causa del coronavirus. Una de las principales razones, según apunta su alcalde, José Luis González, empresario de este sector, tiene que ver con el hecho de que ya no se importa el producto desde China, que era el mayor competidor en el mercado antes de la crisis sanitaria.

Así, a la falta de competencia con los chinos se suma el aumento de las ventas, fundamentalmente en comunidades como Madrid, Cataluña y el País Vasco, entre otras, en las que ha crecido la mortandad.

En Piñor, con una población que apenas llega al millar de habitantes, funcionan en la actualidad nueve fábricas de ataúdes, que dan empleo a aproximadamente 50 personas, convirtiéndose en uno de los epicentros de la producción.

Según el alcalde, las peticiones ya no son las mismas: «La gente ahora no se para tampoco a escoger ataúd», sobre todo al celebrarse los entierros sin funeral, sin los multitudinarios velatorios ni, por supuesto, el contacto entre los más allegados.

Además de doblar turnos, para garantizar la seguridad y evitar contagios, todas las fábricas han tenido que extremar las precauciones y los protocolos.

Por idéntico motivo, en la fábrica de Joaquín Vázquez, situada en la vecina localidad de Ribadavia, hace semanas que no dejan entrar a nadie ajeno a la empresa.

«Estamos doblando turnos y hemos ampliado a los fines de semana», describe este empresario, que menciona los nuevos protocolos de seguridad, los cuales «repercuten» en el tiempo que se le dedica. «Y si pudiésemos hacer quinientas cajas diarias, se vendían», ejemplifica.

En el marco de las nuevas rutinas, en su taller ahora se afanan más que nunca en la limpieza diaria con desinfectantes varios. «Lo hacemos dos veces al día; hemos habilitado zonas para que los trabajadores se puedan cambiar y para que salgan paulatinamente y también hemos tenido que adaptarnos a las distancias de seguridad».

El aumento de actividad ha supuesto que, desde estas fábricas, se recomiende la utilización de ataúdes de cartón reciclado y celulosa con un coste de 100 euros.

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