«Margarita Salas creó escuela en la ciencia española»

«Salió de Canero con mucha ilusión y valentía; llegó a crear escuela en la ciencia». Así recordaba Ángeles Gómez, delegada del CSIC en Asturias, a Margarita Salas durante el homenaje que el Ayuntamiento de Valdés organizó durante la Semana de la Ciencia en memoria a la investigadora. Unas jornadas que ella misma había impulsado con el objetivo de acercar a los mejores científicos del país a los escolares de su concejo natal y que esperaban su visita, prevista para el día de ayer, con «mucha emoción» antes de su triste fallecimiento. Un lugar, Valdés, que siempre llevó en el corazón y al que volvía «siempre que podía». Precisamente, en cada visita lanzaba el mismo mensaje, muy enfocado hacia las niñas: que se dedicasen a aquello que les apasionase.

«Fue pionera y un referente para las mujeres que nos dedicamos a la investigación en un momento donde no teníamos un papel importante», explicaba visiblemente emocionada Ángeles Gómez quien, sin duda, encontró en Margarita Salas una gran fuente de inspiración por su papel en el progreso de la igualdad en la ciencia, pero, también, por su clara apuesta por la defensa del conocimiento como «la mejor herramienta para el desarrollo de las regiones».

«Tendremos una deuda permanente con ella. Es la gran científica española de todos los tiempos», señaló el regidor valdesano, Óscar Pérez, que se comprometió a inaugurar una estatua en su honor en la próxima Semana de la Ciencia. No quiso perder la oportunidad de mencionar a Severo Ochoa, el otro gran científico valdesano, en el día en el que se entregaron los premios con el nombre del Nobel que cada año reciben los mejores expedientes de segundo de Bachillerato de IES Carmen y Severo Ochoa de Luarca. Como cada año, también se le recordó, colocando unas flores sobre la tumba en la que reposan sus restos.

Queda patente la honda huella que ha dejado la investigadora entre el alumnado luarqués, pues consiguió arrancar un sonoro aplauso de unos adolescentes poco acostumbrados a alabar a científicos, pero que encontraron así su manera de decir que no olvidarán lo que ella les enseñó: trabajo, constancia y honestidad. «Siempre se empeñaba en que los alumnos progresasen adecuadamente», rememoró el director del centro educativo, José Ignacio Nieto. Unos jóvenes que reconocen que solo ahora «somos conscientes de su relevancia». «Es una pena», lamentaba Lucas Manuel Fernández, que recibió junto con Ainara Álvarez el merecido galardón.

Unos alumnos de matrícula que en todo momento estuvieron arropados por sus familias y para los que el Presidente del Principado, Adrián Barbón, presente en el acto, lanzó un mensaje: «No tengáis ningún miedo, límite o techo de cristal». Como ejemplo, señaló, podían tomar a la que fuera primera presidenta del Instituto España. «Demostró una y otra vez su compromiso con Asturias. Fue una de nuestras mejores embajadoras». Por ese eterno empeño en divulgar la ciencia y promocionar la tierra que la vio nacer, el presidente anunció la puesta en marcha de un programa para atraer el talento científico a la región que llevará su nombre.

Ahora que la científica ha colgado para siempre su bata, serán esos miles de estudiantes a los que iluminó durante décadas quienes algún día puedan ser los nuevos referentes de la ciencia española porque aprendieron de la mejor, de Margarita Salas.