Danza de San Xuan de Mieres en 1930, que presenció el lingüista Ramón Menéndez Pidal.

Danza asturiana, tradición mano a mano

Autóctona. Vinculada a los distintos lugares y las diversas festividades patronales, es la manifestación de nuestro folklore más extendida

Domingo, 29 de diciembre 2024, 01:00

El pasado mes de marzo la consejera de Cultura del Principado, Vanessa Gutiérrez, anunciaba el inicio del proceso para declarar la danza asturiana Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial. Se atendía así a una propuesta de los responsables del Archivo de la Tradición Oral d'Ambás (Atoam), Ramsés Ilesies y Xosé Antón Ambás, con el objetivo de lograr el reconocimiento a una manifestación tradicional presente en 59 de los 78 concejos asturianos y específica de nuestra región, tal como la han venido documentando estos investigadores en sus trabajos de campo por toda la geografía de Asturias.

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Otras expresiones de nuestro folklore como el Corri-Corri de Cabrales o la Jota Asturiana ya fueron reconocidas en su día como BIC, pero el primero se localiza únicamente en el oriente de la región y la segunda, aunque con sus rasgos singulares, es común a otros territorios. Es lo que ocurre con bailes como el Son d'Arriba, Pericote, muñeiras, valses, xiraldillas o las llamadas danzas de palos y de arcos, presentes también en otras comunidades. A diferencia de todos ellos «la danza asturiana es una seña de identidad propia del país y única en su género en toda la península», señala Ramsés Ilesies. El investigador considera importante matizar también que no se trata de un baile: «La danza no se baila, se danza o se arma». En cuanto a posibles parentelas, quizás la más similar sea la de las danzas entrelazadas bretonas.

Las hay de diferentes tipos: profanas y religiosas, abiertas o cerradas, mixtas o de hombres y de mujeres, marineras o del interior. En cuanto a las características que comparten y por las que los responsables del Atoam consideran adecuado hablar de 'danza asturiana' en lugar de 'danzas', serían el acompañamiento vocal de los ejecutantes sin uso de instrumentos, el avance en círculo o espiral en sentido contrario a las agujas del reloj, entrelazamiento de los danzantes por el dedo meñique o por los brazos (como en la zona de Llanes) y participación de ambos sexos en el corro y en el canto, además de unos movimientos de brazos y pies peculiares de Asturias. Y también frente a los bailes, donde cada uno de ellos tiene su ritmo: 3/4, 6/8, la danza asturiana, puede armarse con ritmos más rápidos o más lentos, según los lugares. Por lo que respecta a los cantos, abundan los romances (algunos muy arcaicos), pero también las cuartetas, seguiriyas, cantares...

El pasado mes de marzo, la Consejería de Cultura anunció el inicio del proceso para declararla Bien de Interés Cultural

A lo largo del tiempo y especialmente en nuestros días se ha extendido el término general de danza prima para referirse a las que se siguen armando por toda la geografía asturiana. Sobre este asunto, Ilesies apunta que «lo más probable es que se trate de un cultismo y lo cierto es que se usa normalmente en las villas, en los pueblos se dice 'la danza' siempre». La primera referencia escrita parece ser la de Jovellanos en su famosa Carta VIII a Ponz, donde la describe segregada por sexos y distintas en cada uno de ellos. Asegura que «del primer verso de este estrambote que empieza: 'Hay (sic) un galán de esta villa', vino el nombre con el que se distinguen estas danzas». Lo cierto es que ya en su época está documentada la existencia de danzas mixtas, como lo prueban las ordenanzas de Justicia del Principado de 1782 donde se manda que «en las romerías especialmente han de asistir los jueces, quienes de ninguna manera permitirán que dancen los hombres y mujeres juntos». En cuanto al romance citado por el ilustrado gijonés y que se suele asociar a la danza prima, tanto Ramsés Ilesies como Xosé Antón Ambás, que han estudiado y recopilado a fondo el romancero oral en Asturias, lo califican como «un expediente X de la tradición y lo que no hay duda es de que gran parte de los versos no son populares, sino de autoría culta, probablemente del XVIII». Idéntica suposición planteó el especialista en el siglo ilustrado, José Caso González al estudiar distintas variantes de 'Ay un galán d'esta villa', enmendando la afirmación que en su día realizó Ramón Menéndez Pidal, calificándolo de «uno de los cantos más arcaicos que se conservan vivos en España».

El uso más popular para denominar la danza asturiana es el que la vincula a las respectivas advocaciones religiosas de cada festividad en la que se sale a armar: San Pedro, la Virgen del Carmen, San Roque, La Magdalena, San Juan, etcétera. Los investigadores del ATOAM, destacan el arraigo que ha mantenido hasta la actualidad esta expresión tradicional, lo mismo en el ámbito rural que en el de las grandes urbes de la región, como lo prueba su vitalidad en localidades como Avilés, Gijón, Mieres, Barros (Langreo), La Pola de Siero, y su extensión de occidente a oriente ya sea por la costa: Luarca, Cudillero, Candás, Villaviciosa, Llanes... O por el interior: Somiedo, Teverga, Grao, Proaza, Quirós, Lena, Laviana, Ponga, Cabrales... Un patrimonio inmaterial de valor único que pronto será reconocido como BIC de toda Asturias.

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